El accidente cerebrovascular (ACV) es un tipo de enfermedad caracterizada por una brusca interrupción del flujo sanguíneo al cerebro que puede originar una serie de síntomas variables en función del área afectada. Según el médico cardiólogo José Luis Bembi, consultado por este diario, esta afección es producto de “una arteriosclerosis de cualquier arteria del organismo que lleva oxígeno al cerebro, por lo que se produce una lesión en la zona afectada”. En el caso de Néstor Kirchner, la arteria que sufrió una interrupción fue la carótida derecha.

El accidente cerebrovascular se produce por la obstrucción de alguna de las arterias en esa zona, y “dependiendo de la intensidad del cuadro, del tipo de lesión y del tiempo que dure la misma, puede ser un ACV permanente o transitorio”, aclaró Bembi, quien reflexionó que, en este caso, se intervino en forma rápida “por lo que daría la impresión de que la lesión ha sido transitoria”. Una lesión permanente se produce cuando “la interrupción del flujo sanguíneo es muy prolongada, por lo que en ese caso, el daño que se va a producir es casi seguro de por vida”.

“Cuando la obstrucción en el flujo de sangre y oxígeno es por poco tiempo –explicó el profesional– se produce un ACV transitorio”, es decir que el paciente “puede recuperarse totalmente”.

Según sostuvo el cardiólogo, entre las causas que pueden llevar a producir un ACV se encuentran el consumo de tabaco, el estrés, el colesterol elevado, el sobrepeso, la hipertensión, el azúcar alto y el sedentarismo. Para poder evitar este tipo de enfermedades “lo importante es conocer cuáles son sus causas”, aseguró Bembi, en referencia a los métodos de prevención.

Otro de los puntos a los que hizo mención fueron los síntomas que pueden aparecer en estos casos: “Puede presentarse una parestesia, que es la sensación de hormigueo, adormecimiento en uno de los miembros del cuerpo; o una hemiplejia, que es un trastorno del cuerpo en el que la mitad lateral está paralizada. O en otro caso una hemiparesia, cuando la parálisis es parcial”, explicó. También, otros de los síntomas pueden ser dificultad para expresarse o caminar, pérdida de equilibrio o de coordinación, mareos, dolores de cabeza bruscos e intensos y, en algunas ocasiones, pérdida de visión en uno o ambos ojos.

“Las secuelas que puede dejar esta enfermedad dependen de la intensidad de la lesión”, indicó el médico. En algunos casos, “las consecuencias pueden ser una discapacidad permanente, es decir alguna parálisis, y a veces se puede producir una afasia, que es un trastorno en la emisión de la palabra”. En esos casos, “si queda una secuela queda de por vida, y lo que se practica es un proceso de rehabilitación, es decir, de reeducación para que el paciente pueda aprender cómo desenvolverse en la nueva situación, cómo se puede manejar con los miembros que le quedan en funcionamiento”, señaló.

Informe: Rocío Ilama.