La decisión del gobierno uruguayo de suspender la anunciada reunión con los asambleístas de Gualeguaychú despertó malestar entre los entrerrianos. “Nos venían prometiendo un encuentro, habíamos aceptado, así que ahora no entendemos qué pasó: o fue un amague de Mujica o se arrepintió”, explicó anoche a Página/12 Gustavo Rivollier, parte de la comisión de vecinos que había acordado con los representantes del Frente Amplio la posibilidad de un encuentro con el nuevo mandatario. Pese a eso, aseguran en Gualeguaychú, las negociaciones van a seguir. “Creemos que las presiones que tiene ahora Mujica no le están dejando tener la reunión”, añadió.

Luego del paso por Chile, José “Pepe” Mujica estuvo en Bolivia, desde donde anunció que suspendía el encuentro. “Ahora soy presidente de la República”, dijo a la prensa uruguaya. “Probablemente cuando era senador tenía más libertad que ahora. Hice una consulta al gobierno argentino y advertí que, por lo menos, es una decisión que no tiene urgencia.” La levantó hasta que salga el fallo de la Corte de La Haya.

En la Cancillería argentina aseguran que no hubo ninguna consulta oficial sobre el tema. La reunión estaba establecida desde fines de febrero, antes de la asunción de Mujica. Uno de sus hombres más cercanos se la había confirmado a los vecinos nucleados en torno de la protesta contra la instalación de la papelera en Fray Bentos. Mujica había mantenido una reunión con la presidenta Cristina Fernández y con el gobernador entrerriano Sergio Urribarri, para acercar posiciones. Los asambleístas también abrían sus propios canales de diálogo con referentes del Frente Amplio del departamento de Río Negro, donde está Botnia.

“Esos canales de diálogo siempre estuvieron y están activos –aclara Rivollier–, la diferencia es que cuando estaba Tabaré Vázquez ellos nos decían que tenían todos los caminos cerrados, ahora hay un ida y vuelta.”

El momento de la audiencia debía ser la primera o segunda semana después de la asunción. Iban a participar ocho vecinos. “Nosotros esto lo veníamos palpitando”, dice Rivollier. “Nos venían diciendo que no había fecha, nunca hubo fecha, sólo dialogamos, después nos dijeron que los primeros días no, que era prácticamente imposible y ahora nos salen con esto.”

Uno de los pedidos más importantes que iban a llevar a la audiencia es, ahora, una de las razones por las que se especula que se aplazó el encuentro: la relocalización de la planta, un punto que el gobierno uruguayo no parece dispuesto a discutir. Pese a todo, ambas partes conocían las posiciones de unos y de otros hace tiempo. Por eso, los asambleístas atribuyen la suspensión a las presiones que recibe Mujica en su nueva condición de presidente.

En Uruguay, la lectura de una parte de la dirigencia política es distinta. Los diputados alineados al Frente Amplio, pero que responden al vicepresidente Danilo Astori, no estaban de acuerdo con el encuentro.

“Para nosotros las papeleras siguen siendo un asunto prioritario en la agenda política”, dijo a Página/12 el diputado del Frente Amplio, Carlos Varela. “Estamos de acuerdo con que se hagan todos los gestos posibles con el gobierno argentino, pero la conversación no debe ser con los asambleístas, sino con las autoridades argentinas porque es una decisión que deben tomar ellos; cualquier otro gesto era razonable cuando Mujica era senador, pero no cuando es presidente.”

Ambas partes esperan ahora el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, previsto para mediados de abril.