Desde Jerusalén

El gobierno de Israel enfrentó ayer el peor enfriamiento en las relaciones con los Estados Unidos desde que asumió en el poder el mandatario Barack Obama, luego de que uno de los principales voceros de la Casa Blanca dijera que el anuncio del plan de construcción de asentamientos judíos en Jerusalén Este parecía “calculado para socavar” el proceso de negociación en Medio Oriente. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, lamentó el entredicho con la dirigencia norteamericana y aseguró: “Sugiero que no nos dejemos llevar y nos calmemos”.

El vocero del presidente Obama, David Axelrod, sostuvo que el anuncio de la construcción de 1600 viviendas en la región de Ramat Shlomo, dada a conocer la semana pasada durante la visita oficial del vicepresidente norteamericano Joe Biden, fue una “ofensa” y un “insulto”. “Estábamos tan cerca de lograr las tan deseadas conversaciones entre palestinos e israelíes, que la declaración del gobierno de Israel parece sencillamente calculada para minarlas”, dijo el funcionario de la gestión demócrata en declaraciones a la cadena ABC.

“Israel es un aliado especial y fuerte. El lazo que nos une es histórico.Y es por este motivo que no deberían haberse comportado así. Creo que la dirigencia debe comprender por qué queremos seguir mirando para adelante”, sostuvo Axelrod.

A las declaraciones del vocero presidencial se sumó la fuerte reprimenda dada el pasado viernes por la secretaria de Estado Hillary Clinton. Mediante una conversación telefónica con el premier israelí, la funcionaria sostuvo que el anuncio de la medida fue un insulto.

“Fue un incidente lamentable, que fue hecho de manera inocente y resultó perjudicial, por lo que no debería haber pasado”, aseguró el primer ministro Netanyahu al tiempo que dijo haber nombrado un equipo de altos funcionarios destinado a investigar cómo y por qué el anuncio se hizo público durante la estadía del vicepresidente. “Es de nuestra mayor importancia que se sepa que el Estado de Israel y los Estados Unidos tienen intereses comunes y que nosotros actuaremos de acuerdo con los intereses vitales para nuestro país”, recalcó el mandatario.

Sin embargo, y a pesar de sus declaraciones, el premier israelí no ha dado ninguna señal clara de que cumplirá la petición palestina y cancelará el tan polémico proyecto.

La comunidad internacional nunca ha aceptado la anexión unilateral de los territorios árabes en Jerusalén Este planteada por Israel. Con sus actos, Netanyahu refuerza aún más las diferencias con Palestina al tiempo que se asimila a sus predecesores, Laborismo y Kadima, quienes se han destacado por tratar a la totalidad de Jerusalén como si fuera territorio soberano de Israel.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.