El ex juez misionero José Luis Rey, que estaba prófugo en la causa por las escuchas ilegales, se presentó ayer en el juzgado de Norberto Oyarbide, quedó preso y será indagado hoy. Todo indica que junto con el otro ex juez misionero involucrado en las escuchas, Horacio Gallardo, serán imputados por asociación ilícita, aunque no como jefes sino como integrantes. Rey pasó la noche en la comisaría 46ª, mientras que Gallardo, con una afección cardíaca, fue traído ayer en un avión sanitario desde Posadas y está internado en el Hospital Argerich.

Como se sabe, los dos magistrados tuvieron un papel fundamental en la maniobra de las escuchas telefónicas. Desde sus juzgados salieron las órdenes para que la SIDE interviniera los teléfonos de Sergio Burstein, dirigente de Familiares de las Víctimas de la AMIA; Carlos Avila, empresario de fútbol y televisión; varios abogados, otros empresarios y sus parejas. Un anticipo de lo que se les viene estuvo en el juicio político que se les siguió en Posadas: los dos terminaron destituidos.

Rey intentó esquivar la orden de detención de Oyarbide. Presentó una eximición de prisión, que fue rechazada y prácticamente estuvo prófugo varios días. Ayer se presentó con su abogado, Arturo Goldstraj, y su expectativa es que, después de la indagatoria, Oyarbide le otorgue la excarcelación.

Gallardo, por su parte, debía haber llegado a Buenos Aires el sábado pasado. Se envió a Posadas un avión sanitario, pero la máquina tuvo dificultades técnicas. El domingo las cosas tampoco funcionaron por cuestiones meteorológicas y el viaje a Buenos Aires recién se concretó ayer. Cuando los médicos forenses lo autoricen, Gallardo será indagado.

La defensa de los magistrados no será fácil:

- Tal como lo hicieron en el juicio político, dirán que los policías misioneros relacionados con el espía Ciro James involucraron a los escuchados en distintas causas. En su mayoría, el vínculo era con un prófugo por el asesinato de un contador en 2005.

- En esa línea, los jueces les echarán la culpa a los policías misioneros, que ya están procesados.

- Sin embargo, el problema es que las cintas de las escuchas o las transcripciones nunca llegaron a Misiones. Todo lo retiraba James de la SIDE y, obviamente, lo utilizaba para hacer los informes a su jefe, Jorge “Fino” Palacios, o a quienes eran los destinatarios del espionaje.

- En el juicio político de Misiones los magistrados no pudieron explicar por qué ordenaron las escuchas y después no las incorporaron a las respectivas causas. Uno de los argumentos de la destitución fue que, aun cuando la orden de intervenir los teléfonos hubiera sido legal, no existió ningún control sobre los resultados.

- La situación de los ex jueces se complica todavía más cuando se toma en cuenta que las órdenes a la SIDE se fueron renovando y, en algún caso, se utilizaron distintos expedientes para espiar a la misma persona.

- Como agravante, la mayoría de los espiados no estuvo nunca en Misiones ni habló jamás con alguno de los realmente involucrados en las causas penales que se investigaban en esa provincia.

Por las resoluciones emanadas hasta ahora de la Cámara Federal, la impresión es que Palacios será acusado como jefe de la asociación ilícita dedicada al espionaje y Ciro James como organizador. Eso deja al resto de los imputados como partícipes. En esa línea, es probable que tarde o temprano, el juez Oyarbide les otorgue la excarcelación.

Hoy, el magistrado indagará otra vez a Palacios, cumpliendo lo ordenado por la Cámara Federal. Y será precisamente por su papel en la asociación ilícita. En su fallo reciente, la Cámara sugiere que Palacios era el jefe de toda la operación, pero no había sido indagado por esa acusación.