Con un discurso lavado de cualquier referencia xenófoba o racista y una mezcla entre la justicia social peronista y un aparente nacionalismo moderado, se selló ayer la fusión entre el Movimiento por la Dignidad y la Independencia (Modin), el partido del Campo Popular y Alternativa Social, que alumbró una nueva agrupación ultranacionalista que competirá en las elecciones de 2011. Aunque los representantes de las tres fuerzas se encargaron de señalar que el líder del extinguido partido neonazi Nuevo Triunfo, Alejandro Biondini, aún no fue convocado para encabezar la candidatura a presidente, coquetearon con la posibilidad de hacerlo.

“Todos los fantasmas que se han creado a mi alrededor no son ciertos”, se atajó Biondini ante Página/12 para desmentir cualquier simpatía por el régimen comandado por Adolfo Hitler. “Hubo un ensañamiento personal conmigo”, afirmó, y apuntó que él es “el único proscripto en democracia”, al hacer referencia a la negativa de la Justicia a legalizar su partido político, tras varios planteos judiciales donde le fue negada la personería por el ideario filonazi de su propuesta. En ese sentido, Biondini sorprendió al confesar que su militancia política se inició en la izquierda peronista, pero nada dijo acerca de usar como signos distintivos de su fuerza el águila imperial, la cruz esvástica, o una denominación idéntica a la del Nacional Socialismo alemán.

Los organizadores ofrecían café, caramelos y masitas para amenizar la espera en Casa Patria, el lugar donde Biondini lleva a cabo sus reuniones “patrióticas”. Allí, unas veinte personas aguardaban en una pequeña sala la rúbrica del acuerdo. Abundaban la gomina, los cortes de pelo al ras y una impostada mesura entre los presentes. Mientras tanto, José Bonacci, del Modin, depositó su imponente humanidad en una de las sillas dispuestas en la mesa de los oradores y comenzó a hablar, tras una breve introducción del anfitrión, que se sentó a su derecha. Allí leyó la declaración de principios del nuevo partido denominado Campo Popular y describió los pormenores que los habían llevado a confluir en esta nueva alternativa que –según ellos– será “trascendente para el futuro político del país”. En los extremos se ubicaron el ruralista Mario Puértolas, titular de Alternativa Social, y el abogado experto en denuncias de todo tipo, presidente del Campo Popular, Enrique Piragini. Puértolas hasta tuvo tiempo para emocionarse hasta las lágrimas al recordar su amistad con el ex coronel Mohammed Alí Seineldín, en una presentación que se extendió más de lo previsto, ya que el escribano encargado de ratificar el acuerdo llegó con una hora de retraso.

La propuesta programática del flamante partido no dista de la plataforma de cualquier otra fuerza “del campo nacional y popular”, afirmaron los nuevos aliados. La postura antiabortista y un planteo a favor de la instauración de un “servicio cívico-militar obligatorio” para adolescentes son las iniciativas que resaltaron. Por lo demás, los dirigentes aseguraron apoyar la mayoría de las medidas que lleva adelante el actual gobierno, aunque “con diferencias en los planteos”. La conferencia de prensa se centró en las preguntas que este diario les hizo a los referentes del ultranacionalismo acerca del casamiento igualitario y de los juicios a los militares que se están llevando a cabo en todo el país. Allí, los cuatro coincidieron en que hay temas “más importantes” para ser legislados y dijeron “no estar dispuestos” a otorgar los mismos derechos a todas las personas. Además, apelaron al principio de “cosa juzgada” para rechazar los procesos por crímenes de lesa humanidad que se llevan adelante y reclamaron –entonces– que “se juzgue al terrorismo” de la década del 70.

Informe: Gabriel Morini.