Jueves, 15 de julio de 2010 | Hoy
EL PAíS › EN LA PLAZA DEL CONGRESO UNA MULTITUD FESTIVA APOYO LAS CONSIGNAS POR LA NUEVA LEY
Diversidad de grupos y cantidades de personalidades circularon frente al Congreso. Hubo breves roces verbales con un centenar de hipercatólicos que rezaban al pie del Parlamento. Por la Carpa de la Diversidad pasaron funcionarios y artistas.
Por Carlos Rodríguez
En un clima festivo y esperanzado, con música y canciones, miles de personas que se fueron renovando en forma permanente –desde las dos de la tarde hasta el cierre de esta edición– se manifestaron ayer a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo. La concentración frente al Congreso Nacional interrumpió el tránsito por Entre Ríos, entre Hipólito Yrigoyen y Rivadavia, y ocupó buena parte de la plaza que está frente al Palacio Legislativo. El único incidente fue entre un centenar de militantes católicos y evangélicos que se oponían al “matrimonio gay”, tal como expresaban sus pancartas, y unos pocos militantes políticos y de organizaciones gays que se desprendieron del grueso de la concentración. El problema no fue más allá del enfrentamiento verbal con cánticos antiiglesia de un lado y oraciones religiosas del otro, además de huevazos y naranjazos dirigidos a los opositores. Se impuso la mayoría y los críticos del proyecto optaron por retirarse. Como un símbolo del reclamo de los manifestantes, sobre las rejas del Congreso quedó en exposición un pene gigantesco que, parafraseando a Diego Maradona, decía: “Chupala”.
En la Carpa de la Diversidad, que se instaló en la plaza, se hizo presente el ministro de Economía, Amado Boudou, quien opinó que el matrimonio igualitario es “un avance de la sociedad que favorece la inclusión de más argentinos a los derechos civiles”. Cuando Página/12 le preguntó el porqué de la dura oposición de algunos sectores, entre ellos la Iglesia, Boudou respondió: “Hay quienes se oponen en forma sistemática a cualquier medida que produzca un avance que signifique más justicia, más igualdad y más respeto a lo que marca la Constitución”.
Además de Boudou, asistieron a la marcha el legislador porteño de Proyecto Sur Fabio Basteiro; la cantante Patricia Sosa, que actuó sobre el escenario montado en la plaza; los dirigentes de organizaciones de gays y lesbianas María Rachid y César Cigliutti, la dirigente del Movimiento Socialista de los Trabajadores Vilma Ripoll, dirigentes de centros de estudiantes y militantes del Movimiento Evita, La Cámpora, el Partido Obrero, el Frente Transversal, el Movimiento de Desocupados Aníbal Verón, la Juventud Radical de la Capital, la Federación Universitaria Argentina (FUA) y otras organizaciones sociales y políticas.
César Cigliutti, presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), declaró que vivieron “con mucha emoción y agradecimiento la respuesta positiva de toda la sociedad y de los medios de comunicación”. Sostuvo que la sanción de la ley serviría “para proteger a nuestras familias”. En ese sentido, elogió “los discursos hermosos de algunos senadores que se definen como heterosexuales, que son padres de familia y que están a favor de lo que pedimos, porque entienden que las nuestras también son familias que merecen tener los mismos derechos”.
La Central de Trabajadores Argentinos (CTA) marchó y expresó “apoyo pleno a la modificación de la Ley de Matrimonio Civil, buscando igualar los derechos para las parejas del mismo sexo” y de esa forma “terminar con la discriminación en injusta desigualdad medieval”. En el Congreso, las primeras columnas en llegar fueron las de la agrupación feminista Pan y Rosas y la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA). También se instalaron bien temprano, sobre la vereda del Congreso, cientos de militantes católicos y de iglesias evangélicas.
Su posición opositora era rotunda: “Ni unión ni adopción. Sólo varón y mujer”, decía una de las pancartas. Sobre una bandera argentina se podía leer la siguiente leyenda: “1810-2010. El pueblo sabe de qué se trata. La familia argentina de pie. No a la ley del matrimonio gay”. Mirando de frente a los militantes gays agrupados sobre la mitad del asfalto de la avenida Entre Ríos, los grupos religiosos parecían exorcizarlos rezando el Ave María y resaltando la palabra “pecadores”.
Los dirigentes de las organizaciones gays llamaron a sus adherentes a evitar enfrentamientos. Sólo hubo incidentes menores cuando llegaron las agrupaciones políticas. En general, la respuesta a las expresiones de Jorge Bergoglio y otros jefes de la Iglesia fue a través de la ironía. Mariela, junto con otros treinta artistas, formaron un grupo llamado La Movida del Diablo, en referencia a un discurso de Bergoglio. Su cántico y su pancarta preferidas decían: “Satanás, Satanás, sacate la sotana”.
Otras leyendas iban en el mismo sentido: “Si Dios odia a los gays, ¿por qué los hizo tan lindos?” o “Dios, protegenos de tus seguidores”. David, un chico de 18 años, levantaba su propia pancarta “Por una familia homoafectiva. No temas a sus palabras (en alusión a los opositores), que no dobleguen tu autoestima”. La fiesta se hizo en paz y una de las adhesiones más aplaudidas fue la del director de cine español Pedro Almodóvar. Cerca del monumento principal de la Plaza del Congreso provocaba sonrisas cómplices la bandera de la “Agrupación Putos Peronistas” y su orgulloso lema: “Tortas, travestis, trans y putos del pueblo”.
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