Mientras los presos políticos de la Unidad Penitenciaria 1 se las ingeniaban para hacer conocer extramuros las ejecuciones del Ejército, el arzobispo de Córdoba, Raúl Primatesta, repetía ante familiares de las víctimas la versión oficial de los “intentos de fuga”. El dato lo recordó ayer el ex preso político Osvaldo Onetti al declarar en el juicio a Videla, Menéndez y 29 de sus subordinados del Tercer Cuerpo de Ejército. En octubre de 1976 los familiares fueron derivados “a una plaza cercana donde los esperaba Primatesta”. El cura “les comunicó que hubo un intento de fuga y que habían matado a Oscar García, por lo que se decidieron a juntar firmas”, recordó. “Hicieron una carta donde contaban la actitud de Primatesta. Al martes siguiente secuestraron a mi padre y lo llevaron al (centro clandestino) La Rivera, donde fue brutalmente torturado. Le preguntaban por la carta que iban a enviar a la OEA que mencionaba a Primatesta. Después, por miedo, mis padres se autoexiliaron en el exterior.” Frida Capatto, de 72 años, es la viuda de Miguel Angel Ceballos, ejecutado en octubre de 1976. Al declarar como testigo recordó que se habían separado, pero lo visitaba con su suegro en la cárcel. Un día les dijeron que había sido “abatido”. “Mi suegro lo localizó en la morgue del hospital San Roque. Tuvo que reconocerlo entre una pila de cadáveres, atado de pies y manos, amordazado, vendado, con disparos en la espalda y un tiro de gracia en el mentón. Y decían que se había querido escapar”, recordó. El ex preso político Guido Guidi habló sobre José Cristian Funes, asesinado el 30 de junio de 1976, como “un compañero ejemplar, capaz de quedarse sin pan para convidarlo a otro”. Un militar le advirtió: “Mirame que soy tu verdugo”. A la mañana siguiente, Funes dijo: “Mirá loco, capaz que es la última vez que veo el sol”. “Escuchamos inmediatamente el nombre de él desde la reja del pabellón. Lo abrazamos todos, lo despedimos y se lo llevaron.” Dos días después confirmó que Funes había sido asesinado.