EL PAíS › EL FORO SOCIAL TERMINO Y SIGUE LA LUCHA CONTRA EL NEOLIBERALISMO

“Otro mundo es posible si la gente quiere”

Con la participación de más de 50 mil personas se clausuró el Foro Social de Porto Alegre. Organizaciones sociales de distintos países del mundo debatieron sobre la forma de articular un modelo alternativo al descarnado neoliberalismo. El compromiso es el reencuentro en un año.

Página/12
en Brasil

Por Eduardo Tagliaferro
Desde Porto Alegre
Apareció el lazo invisible que une a los participantes del Foro Social Mundial. Ese que durante seis días se mantuvo oculto tras las innumerables discusiones, declaraciones y denuncias. La alegría, el canto, las lágrimas, las banderas y el baile sacudieron a cada una de las más de 8 mil personas que en el anfiteatro principal de la Universidad Católica Pontificia de Porto Alegre participaron del acto de cierre del segundo foro mundial contra el neoliberalismo. Como la capacidad del predio estuvo lógicamente desbordada, el resto de los presentes lo siguió por las pantallas gigantes que se instalaron en el anfiteatro al aire libre Pôr Do Sol, en tres auditorios universitarios, y en el campamento de la juventud.
“Otro mundo es posible si la gente quiere”, repetían los parlantes de sonido, mientras el público agitaba miles de pañuelos blancos y bailaba al compás de un ritmo contagioso. Gran parte se despedía hasta el año que viene, cuando vuelvan a reunirse en Porto Alegre. Llorando unos, emocionados los otros, se abrazaban sin dejar de bailar. “Compañeros y compañeras, vamos a seguir encontrándonos. Vamos a vernos por ahí. Nos veremos en las calles”, reseñó un miembro del comité organizador luego de enumerar la cronología de movilizaciones a las que se resolvió adherir.
“Aquí todo es posible”, repetía desde el escenario la locutora oficial. Cuando el baile comenzó, al ritmo de la cantante Lia de Itamaracá, los participantes parecieron querer darle la razón a la presentadora y así pudo verse a una joven que llevaba la bandera israelí bailar con un chico que levantaba la bandera palestina. Aquí era posible. En el escenario, el gobernador de Río Grande do Sul, Olivio Dutra bailaba con la representante de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora Nora Cortiñas; Daniele Mitterrand levantaba las manos de un dirigente de los indígenas ecuatorianos y todos bailaban al ritmo de la música popular brasileña. Por un momento no hubo diferencias idiomáticas y la enorme bandera roja que en letras amarillas decía “nadie sobra”, fue una síntesis de la última jornada.
Los miembros del comité organizador siguieron el evento desde dos tribunas de sillas que estaban al costado del escenario. Entre otros, allí pudo verse a Dutra, al vicegobernador de Río Grande, Miguel Rossetto, al intendente de Porto Alegre, Tarso Genro, Mitterrand y a Oded Grajew de la agrupación Cives.
Los puntos de acuerdo se centraron en la crítica al terrorismo y a la guerra. Se cuestionó al neoliberalismo, se reclamó por un orden económico más justo y se enumeró una larga lista de marchas y acontecimientos en los que las agrupaciones que integran el Foro Social Mundial han decidido participar. La agenda promueve movilizaciones contra el ALCA, contra los organismos internacionales de crédito, contra empresas norteamericanas como la Coca-Cola y la participación en las marchas que se realicen el primero de mayo en conmemoración del Día Internacional del Trabajador y también en el Día de la Mujer. También se resolvió que en el segundo semestre del año se implementarán foros hemisféricos. El objetivo de estos eventos será el de movilizar a los comités regionales, para favorecer una mayor participación en el próximo Foro Social Mundial que nuevamente funcionará en Porto Alegre, en la misma fecha en la que suele reunirse el Foro Económico Mundial de Davos, que en esta ocasión funcionó en Nueva York.
“Si bien nosotros nacimos como un anti Davos, en la actualidad no nos preocupa Davos. Nos preocupa el fundamentalismo, nos preocupa la guerra y los gobierno autoritarios”, reseñó Candido Grzybowski, miembro del comité organizador del Foro.
En la marea humana de participantes se veían las banderas brasileñas, colombianas, argentinas, uruguayas, palestinas, israelíes, paraguayas, chilenas, de la Central Unica de Trabajadores (CUT), del PT, delMovimiento de los Sin Tierra, del Frente Amplio uruguayo y de la agrupación ATTAC. Cada una de las banderas danzaron al ritmo del audio que promocionaba al Foro Social Mundial. Los participantes tenían motivos para festejar. Todos destacaron la masividad del encuentro: cuadruplicó ampliamente la cantidad de asistentes que tuvo el año pasado. Esta fue una de las primeras conclusiones resaltadas por los organizadores (Ver aparte). Mientras que en el año anterior estuvieron presentes unos 12.000 participantes, en esta ocasión la cifra trepó a los 51.300. Además de los números, los organizadores también reconocieron el cambio en la agenda del Foro Social Mundial. Valoraron la participación de cuantiosas organizaciones sociales y admitieron que las deliberaciones adquirieron un tono predominantemente político. Tanto la crisis argentina, como el temor a la guerra impulsada por Estados Unidos, son dos de los temas que se repitieron en la mayoría de los talleres del Foro de Porto Alegre. A diferencia del encuentro anterior, no les interesó a los luchadores contra el neoliberalismo discutir con los empresarios, banqueros, magnates y funcionarios de los organismos de crédito internacional reunidos en Nueva York.
“Muchos de los nuestros no pudieron venir a este Foro. Pero de alguna manera estuvieron aquí. Cada uno de nosotros representa a millones. Somos parte de una corriente que desea edificar un mundo de libertad, dignidad, justicia y paz”, dijo la locutora para dar paso a un texto enviado por el escritor portugués, José Saramago (ver aparte).
Antes del escrito de Saramago, José Pereira, representante de los indígenas colombianos había apelado a que “cada uno de nosotros cambiemos nuestro mundo interior para que cambiemos el mundo material”. Luego de esto, con un instrumento tradicional, saludó a cada uno de los puntos cardinales, a la tierra y al aire. En ese momento a más de uno de los presentes se les escapó una lágrima. Ayer era momento de celebración. Y así lo precisaron los organizadores: “vamos a celebrar nuestro encuentro, nuestra alianza, nuestra determinación para construir un mundo donde se respeten todos los derechos para todos los seres humanos”, había anunciado la locutora. Luego vino el baile.
“Porto Alegre es una carta de ciudadanía y democracia. Esto amplía nuestras posibilidades. Hoy es un día de fiesta porque una parte importante del mundo es capaz de denunciar la guerra y construir una agenda de alegría y paz”, dijo a Página/12 el vicegobernador de Río Grande, Miguel Rossetto. En ese mismo momento los parlantes invitaban a cantar una versión brasileña de “Cielito lindo”.
“Todavía somos pocos. Tiene que haber mucha más gente luchando para que nos escuchen. Aunque ya empezaron a prestar atención a nuestros reclamos y a ver sus propios límites”, le dijo a este diario Sergio Hadad, miembro del comité organizador del Foro. Los italianos desplegaron una bandera contra la guerra y apelaron a un artículo de la Constitución de su país. “Si uno viene aquí con la idea que tendrá un programa completo para luchar contra el neoliberalismo, saldrá decepcionado. Si uno viene aquí sabiendo que ninguno de nosotros tiene toda la verdad y que esto es como un nudo por el que pasan todas las rutas, allí veremos su importancia”, consignó a Página/12, Luca Casarini, miembro de los ex Tutte Bianche, hoy conocidos como Desobediencia Civil, grupo italiano que puso en jaque al G8 que se reunió en Génova. Y el baile siguió. Más allá de las diferencias, de la diversidad de sus demandas y propuestas, los participantes del II Foro Social Mundial tienen la certeza de que su principal fuerza radica en su unidad. Por eso no querían abandonar el predio. Por eso y porque en sus países los esperaba un monstruo grande, que pisa fuerte: el neoliberalismo.

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Miles de personas desbordaron el anfiteatro principal de la Universidad Católica de Porto Alegre.
“Compañeros y compañeras, vamos a seguir encontrándonos. Vamos a vernos por ahí. Nos veremos en las calles”.
 
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