“Es imposible contar el horror y lo que mi memoria se resiste a recordar –dijo León Grzmot, sobreviviente del Holocausto–. Hay heridas y marcas en mi cuerpo que llevaré siempre conmigo, no las exhibo ni las oculto, son parte de mi historia. El Holocausto, como los desaparecidos de la última dictadura en la Argentina, fueron posibles por la indiferencia.” El testimonio de Grzmot fue parte del acto por el Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto, realizado ayer en el Palacio Sarmiento, donde se encendieron seis velas en memoria de los 6 millones de judíos asesinados por el régimen nazi y se interpretó el Kol Nidrei, de Max Bruch. “Algunos dicen que la escuela debe enseñar los saberes disciplinarios como lengua, matemática. Nosotros pensamos que es esencial incorporar la enseñanza en valores. Creemos que el mejor homenaje a las víctimas del Holocausto es educar para el respeto y amor a la vida”, dijo el ministro de Educación, Alberto Sileoni, que encabezó el encuentro junto a sus pares de Relaciones Exteriores, Héctor Timerman, y de Justicia, Julio Alak.