Los intercambios de opiniones entre el gobierno nacional y sectores del sindicalismo, en el marco de la puja por la conformación de las listas electorales, tuvieron un nuevo episodio ayer, protagonizado esta vez por el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y el dirigente de empleados judiciales y miembro de la cúpula de la CGT, Julio Piumato.

A tono con el latiguillo moyanista, Piumato volvió a exigir la presencia de representantes gremiales en las boletas y se quejó de que el movimiento obrero organizado sólo es tenido en cuenta “cuando las papas queman”. Según sostuvo el secretario de Derechos Humanos de la CGT, “en este país parece que pueden hacer política cantantes, actores, deportistas, vedettes profesionales, empresarios, amas de casa, vagos, coimeros, parientes, jueces o fiscales, escritores, curas, rabinos, narcos, periodistas, apropiadores, pero sindicalistas no”, se quejó. “Los sindicalistas le venimos bien a la política cuando las papas queman, tenemos que poner el cuerpo, la cara, los huevos, pero participar, no”, completó, vía Twitter. En cambio, Fernández refrendó el discurso de Cristina Kirchner del jueves pasado en José C. Paz. Así, apuntó contra los sindicatos que, aun cobrando “salarios muy importantes” realizan medidas de fuerza “que ponen en riesgo el trabajo, el esfuerzo de mucha gente”, aludiendo directamente a los gremios aeronáuticos y petroleros pero, por elevación, también a otros más cercanos a la dirigencia cegetista.

“Ese tipo de cosas son parte de las presiones o extorsiones que denuncia la Presidenta, y tienen que dejarse de lado definitivamente”, advirtió el funcionario. “Si alguno tiene la peregrina idea de que la Presidenta, por ser candidata, tiene que hacer concesiones extras, o de alguna característica en particular, por el solo hecho de ser candidata, no la conocen”, agregó, por lo que “no va a ceder un tranco de pulga”.