“Hemos reiterado nuestro deseo de que Inglaterra acepte la resolución 2065 de Naciones Unidas en el sentido de sentarse en la mesa de negociaciones con la Argentina” por las Islas Malvinas, aseguró ayer la presidenta Cristina Fernández de Kirchner después de mantener una reunión con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en la Casa Rosada. Luego ofreció un almuerzo en homenaje al titular de la ONU y le anticipó que Argentina apoyará su postulación para un nuevo mandato al frente del organismo internacional.

“Las resoluciones de Naciones Unidas deben ser aceptadas por todos, por los países emergentes y por los desarrollados, y más aún por los desarrollados, porque cuanto mayor poder se tiene en todos los ámbitos, siempre mayor es el grado de responsabilidad”, señaló la Presidenta aludiendo a la resolución de la ONU instando a los ingleses –que se niegan a cumplirla– a iniciar negociaciones por las Malvinas. Así renovó el reclamo por los derechos de soberanía sobre las islas que mantiene el kirchnerismo desde el 2003, cuando el ex presidente Néstor Kirchner volvió a instalar el tema en la agenda de la política exterior.

Ban Ki-moon se encuentra de gira por Sudamérica buscando la adhesión de los distintos gobiernos para renovar su mandato al frente de la ONU por cinco años más. Asumió su cargo en enero del 2007 después de la gestión del ganhés Koffi Annan. “Vemos con beneplácito su reelección al frente de Naciones Unidas”, anticipó Fernández de Kirchner arrancando una sonrisa del diplomático coreano. Además, destacó que el ámbito de la ONU era el escenario donde “se evitan momentos indeseables y conflictivos de la política internacional” y remarcó que, “en este mundo global, Naciones Unidas debe significar la casa común de todos los países para encontrar la solución de todos los conflictos”.

Con la presencia de personalidades de la diplomacia argentina, el agasajo se realizó en el Museo del Bicentenario, recientemente inaugurado. La Presidenta le pidió disculpas a Ban Ki-moon por los problemas ocasionados por la ceniza volcánica. El diplomático coreano debió trasladarse desde Córdoba a Buenos Aires por tierra. “Que quede claro que la ceniza no es nuestra, es chilena”, dijo CFK como broma, para después alabar “los alfajores con los que desayunó” el diplomático en una estación de servicio en Rosario sobre la ruta. La Presidenta recordó que era el cumpleaños del coreano y pidió un brindis a su salud.

La jefa de Estado señaló que “la Argentina puede dar cuenta de que es un importante actor y con alto grado de coherencia en la construcción de la paz, porque no sólo integramos misiones de paz como la de Haití y Chipre, sino que además somos respetuosos de cada una de las resoluciones de las Naciones Unidas”, enfatizó y apuntó que era “hora de que los países que tienen un lugar importante, por formar parte del Consejo de Seguridad o el Grupo de los 8, convenzan al resto del mundo de que respeten las resoluciones de la ONU”, en clara referencia a Gran Bretaña y el conflicto por la soberanía de las Islas Malvinas.

Por la tarde, el secretario general de la ONU visitó el ex centro clandestino de la ESMA, donde compartió un acto con organismos de derechos humanos. “Aquí en la Argentina y en todo el mundo puedo decir con seguridad que la era de la impunidad ha muerto y ha llegado la hora de la rendición de cuentas”, afirmó Ki-moon después de recibir de manos de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, el simbólico pañuelo blanco que el diplomático se ató al cuello. “Ya no hay lugar seguro en el mundo para los que violaron los derechos humanos”, continuó, y agregó que “tarde o temprano llegaremos a la verdad” y alentó para que “las autoridades sigan investigando, enjuiciando y castigando a los responsables”, a la vez que pidió que “se debe proteger a los testigos, así como a los jueces y a los fiscales”.