EL PAíS › JOSE PAMPURO, EL HOMBRE QUE DICE LO QUE EDUARDO DUHALDE CALLA
“Aquí Menem es como Hitler”
El secretario general de la Presidencia rompió el silencio. En un reportaje exclusivo con Página/12, llamó a poner fin a las aspiraciones de Menem, a quien le reconoció chances de ganar. Dijo que son tiempos de Kirchner, y que el futuro de Solá y el duhaldismo bonaerense está atado a la suerte del santacruceño. Ensalzó a Carrió, fue moderado con Rodríguez Saá y criticó duramente a Reutemann. “El Lole se debería callar.”
Por Diego Schurman
Cirujano. Amante de las pipas inglesas. Devoto de Maradona. Fanático de San Lorenzo. Lector de historia argentina. Investigador de San Martín. Escéptico de formación. Adicto al ajedrez. Hay distintas maneras de presentar a José Pampuro. Pero por estos días el secretario general de la Presidencia prioriza una definición por sobre las demás: promotor del respaldo del Gobierno a la candidatura de Néstor Kirchner.
“Fui el primero en apoyarlo y lo convencí a Duhalde. Hice una apuesta fuerte y me salió”, dice, orgulloso quien se jacta de ser la oreja preferida del actual Presidente y a quien todos catapultan como el principal operador político de la Casa Rosada.
–Entonces Kirchner es el Chirolita de Pampuro, no de Duhalde.
–(Carcajadas.) Duhalde, por su enfrentamiento con Menem, no podía ser imparcial. Tenía que participar, aunque fuera solapadamente.
–¿Por qué Kirchner?
–Es el que más se acerca a lo que la gente demanda, con un discurso moderno. El puede dar un quiebre político, si no lo hace va a decepcionar.
–Pero no todos están de acuerdo en la Rosada. Hace días, Kirchner pidió neutralizar al ministro del Interior, Jorge Matzkin, y al titular de la Side, Miguel Angel Toma, a quienes acusó de operar en su contra.
–Mire, hay gente que no tiene fe en el proceso de Kirchner, y punto.
–¿Se arrepiente de haber dicho que ante un ballottage entre Menem y Carrió votaría a Carrió?
–La gente hoy prefiere más a Kirchner y Carrió que a Menem y López Murphy.
–Pero lo dijo usted, que es miembro de un partido en el que suele predominar una concepción verticalista...
–Esa idea del verticalismo, de un PJ monolítico, no va más. Se quejan porque no me incliné por el candidato peronista. Pero le recuerdo que el menemismo apoyó a Bussi en Tucumán contra el candidato del PJ. Y el menemista César Arias, que era apoderado del partido en la provincia de Buenos Aires, hizo una lista por afuera del PJ.
–Lo suyo es más estratégico que ideológico. De hecho, usted participó de las negociaciones que desembocaron en la alianza con Cavallo en las últimas elecciones de gobernador bonaerense.
–Sí. No soy dogmático. En ese momento había que hacer un frente para vencer a la Alianza. Duhalde no lo hizo a nivel nacional sólo por un compromiso mayor, que era mantener a Ortega como vicepresidente.
–¿Cuál es su límite en el armado de frentes?
–Hoy prima el pragmatismo. Pensar en el mundo de Lenin o del ultraliberalismo es una utopía casi estúpida. Mi límite son los partidos de tradición democrática.
–¿La elección de Scioli es parte de la estrategia?
–El es un verdadero pragmático. No está visto como un menemista, su perfil lo exime de esta posición porque no viene de políticas rígidas, porque no se ha creado en unidades básicas o en comités.
–¿Es malo tener una ideología?
–No, no. Pero no dejo de ver el viejo aforismo que levantó Mariano Grondona: yo si hubiese sido Churchill hubiese hecho lo mismo que él, juntarme con Lenin para vencer a Hitler y así preservar Inglaterra.
–¿Quién es Hitler en la Argentina?
–(Silencio.)... digo que la Argentina no puede ir para atrás. Yo juego con escenarios y me cuesta ver un retroceso...
–Le ayudo: para usted ir para atrás es pensar en Menem.
–(Silencio.) Sí. Un país de Menem lo imagino mal. En el ejemplo que le puse –aclara– Menem es como Hitler. Yo no me imagino el país de Kirchner porque aún no lo tengo claro, pero aún sin saberlo me lo imagino mejor que el de Menem.
–¿Menem puede ganar la elección?
–(Silencio profundo.)...sí. Y eso en lo personal me genera frustración porque la sociedad tendría que tener, y por ahí suena soberbio, la grandeza de dar posibilidades a dirigentes nuevos, de renovar los aires. Menem y Duhalde ya no nos pueden ofrecer nada distinto, y no por incapacidad sino porque vienen con un background que los lleva a hacer exactamente lo mismo de siempre.
Cállate que me desesperas
Fue por 12 años pupilo en un colegio inglés. Residió más de dos en Inglaterra. Y suele manejar la discreción y el bajo perfil como un lord británico. Pero cuando se decide a hablar –y no sólo a su terapeuta–, este hombre de contextura pequeña y origen italiano evita el discurso de ocasión y sorprende con su frontalidad.
–¿El Lole?, mejor que se calle –dice, por ejemplo, de uno de los hombres de mejor imagen entre los políticos y al que el Gobierno, en vano, intentó convertir en candidato.
–¿No le gustó la frase del gobernador de Santa Fe, que ahora se postula para el 2007?
–Una estupidez total. Con todo respeto, Reutemann ... mire, cuando alguien no puede hablar del presente lo mejor es callarse. El no pudo resolver su presente. Entonces, que no intente resolver el futuro de la Argentina. Que tenga respeto y serenidad.
–¿Duhalde también está enojado con él?
–Noooooooooooooooooooooooo. Reutemann ha hecho dos o tres declaraciones totalmente desafortunadas. Entre ellas dijo que lo proscriben. No sé qué le pasa. Realmente no sé qué le pasa al Lole. Juro que no entendemos qué le pasa.
–¿Con Rodríguez Saá tiene la misma bronca que con Reutemann?
–No. Es un hombre con méritos, nuevo a nivel nacional, y lo pongo en igualdad a Kirchner. Pero tuvo un episodio torpe y un paso presidencial fugaz. Me parece que se maneja más con acerbo... (mide las palabras)..., es más cerrado, mucho más cerrado en el manejo de la política.
–¿El duhaldismo mantuvo conversaciones con él para convertirlo en candidato de la Casa Rosada?
–Yo tuve conversaciones bastantes fluidas.
–¿Y por qué siempre se negaron?
–Rodríguez Saá tenía una profunda desconfianza hacia Duhalde.
–¿En qué sentido?
–El tiene predilección por decir que el peronismo bonaerense es el causante de todos sus males, aunque todos sabemos que eso no es verdad.
–En aquel momento se podía pensar que tuvo responsabilidad en el “vacío de poder”.
–Duhalde no ejercía ningún cargo entonces. Además, sinceramente le digo, creo que Rodríguez Saá se veía beneficiado poniendo distancia de Duhalde. Kirchner, a diferencia de él, no tenía esa historia de esos 7 días fatales y nunca ocultó su paso por Olivos para reunirse con el Presidente, si bien muestra diferencias con él. Kirchner en eso es mucho más transparente.
–Hace un año que hizo furor el “que se vayan todos”. La mayoría de los funcionarios de este Gobierno, incluido usted, aparece en la lista de candidatos a diputados bonaerenses.
–Son aspiraciones legítimas de cualquiera que esté en política. Es la gente la que después decide.
–¿El Operativo Rescate, del que participó, no resultó un tiro por la culata? Lo digo porque el Gobierno buscaba mostrarse comprometido con un problema como el de la desnutrición y terminó desbordado por los casos existentes.
–En el mundo las cosas pasan cuando el periodismo lo refleja. Y el periodismo genera agenda. El fenómeno de la desnutrición viene de años yel Gobierno reaccionó en respuesta de la gente y también presionado por el periodismo.
–Pero usted sabe que con un “operativo” no se logran cambios de fondo.
–Nosotros sabemos que un mar no se puede teñir con una gota de tinta. Pero si salvamos un solo pibe de morirse fue un éxito. Si yo parto del ser humano es un éxito. Si parto del número es un fracaso, porque se siguen muriendo muchos.
–¿Pensó el Gobierno, sobre todo al principio de la gestión, en darles mayor lugar a las Fuerzas Armadas?
–No. No fue creada para eso. Lo que sí se evaluó es que ante una situación claudicante pudieran dar un aporte, como de hecho sucedió con la Gendarmería y la Prefectura. Cuando uno no tiene médico tiene que curar con la enfermera, pero tiene que curar.
De partos y criaturas
Pampuro, “Pepe” para los amigos, es cirujano. Y mucho de su carrera política se lo debe a Manuel Quindimil. El perenne intendente de Lanús lo convirtió en secretario de Salud, su primer cargo importante antes de que Duhalde lo nombrara, en 1991, ministro de Salud provincial. Su vínculo con el Presidente excede el trabajo. Es parte de la familia, oficia de consejero y, a veces, hasta un mediador a la hora de las desavenencias matrimoniales de los Duhalde. Por eso, es casi un milagro que se anime a hablar de Hilda “Chiche” González. “Lo que quiera saber pregúnteselo a ella”, solicita, casi ruega.
–¿Por qué se negó a ser candidata a vicegobernadora?
–Qué difícil de responder. Insisto, habría que preguntárselo a ella. Yo le puedo dar mi interpretación: creo que en ese lugar hubiese estado restringida, se hubiese desgastado. Por eso mismo creo que se negó a acompañar a Kirchner, pese que podría haberle arrastrado votos que Kirchner no tiene garantizados. Pero Chiche no puede ser dos de nadie. Se lo digo con total sinceridad y conocimiento de causa.
–¿No fue una torpeza como se manejó el “no” de Chiche después de que Duhalde le prometió a Solá que sí sería ella la número dos?
–Sí, fue una verdadera torpeza, para qué vamos a negarlo. Esperamos un parto y terminó siendo una cesárea. Pero al fin nació la criatura. Y eso es lo importante.
–Pero una criatura con menos chances de vencer a Rico.
–El 27 de abril es La Tablada para la provincia de Buenos Aires, es la última batalla.
–Traducción: si gana Kirchner, Solá tiene chances. Caso contrario pierde seguro.
–No sólo Solá también Duhalde ata su suerte a la de Kirchner.
–O sea, a su entender Duhalde se juega a todo o nada.
–Si Kirchner pierde se viene un futuro muy difícil para el duhaldismo en la provincia de Buenos Aires. Va a haber dispersión, y algunos van a pasar sin muchos pruritos a otro bando. Otros moriremos junto a Duhalde. Pero (de pronto alza la voz) ¡¡¡hay que dar la batalla contra Menem, este es el momento!!!
–Lo dice con euforia, contradiciendo su fama de escéptico.
–Soy un escéptico. Tengo una formación intelectual desde el escepticismo, casi del nihilismo. Yo me eduqué en los años ‘70 con fuerte influencia del existencialismo francés. Tuve la oportunidad y el placer de asistir a una cátedra de Sartre, en sus últimos años en Francia, y ahí leí a Albert Camus, André Maurois y Simone de Beauvoir. Pensar que de todo ese razonamiento salga un tipo con optimismo es complicado. Alguien me dijo alguna vez por qué con esa formación mi hice peronista.
–Más aún, menemista, porque hace dos décadas usted siguió a Menem, o por lo menos estaba más cerca de él, ¿no?
–Nooooooooo. Peor: me inicié con Herminio Iglesias en al provincia de Buenos Aires. Por ahí lo que tenía en común es que era una expresión muygenuina de la época, como lo fue la vuelta de Perón. Tenía un simbolismo con todo un proceso revolucionario.
–Veo que ya no.
–Hoy estoy desencantado de esa formación. Pero eso no significa que avale al menemismo. Tengo límites, como la corrupción, que es algo que claramente nos diferencia del gobierno de Menem. Está a la vista que, pese a mi declarado escepticismo, Duhalde y Menem no son lo mismo. Y por eso estoy orgulloso de estar en el lugar en que estoy.