[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

Generar conciencia, aportar un grano de arena en la construcción de la memoria colectiva, contribuir con el trabajo de la Justicia. Tales son los objetivos de la campaña que convoca a ex conscriptos que prestaron servicio entre 1976 y 1983 a brindar información que permita esclarecer crímenes cometidos durante la última dictadura militar en todo el país, que continúa vigente a poco menos de un año de haber sido lanzada.

Bajo el nombre “Colimbas”, la campaña de afiches, radio y televisión, que la Unidad de Datos Sensibles de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación puso en funcionamiento en 2010, logró recopilar 40 testimonios –voluntarios y anónimos– que aportaron información y datos relevantes para avanzar sobre los juicios que se sustancian por delitos de lesa humanidad. “El servicio militar ya no es obligatorio; el silencio, tampoco”, dice el texto con el que los carteles de la campaña intentan interpelar a las personas que cumplieron con el entonces servicio militar obligatorio. Con la frase “Tal vez viste cosas que hubieras preferido no ver”, los invita a participar con su testimonio en la “búsqueda de la verdad”. Los interesados pueden llamar al teléfono (011) 5167-6523 al 25 o por mail a [email protected].

La meta principal de la campaña es generar en los ex conscriptos de ese período “conciencia sobre la importancia de declarar para esclarecer crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar, que son juzgados en la actualidad en el marco de distintas causas”.

Puntualmente, en la megacausa Campo de Mayo, la Comisión Juicio Campo de Mayo convocó a los ex conscriptos de esa unidad para que presten su testimonio en la investigación por la desaparición de ocho embarazadas y dos trabajadores navales de los Astilleros Astarsa, cuyos juicios orales comenzarán este año.

La relevancia de los testimonios se vio reflejada días atrás cuando ex conscriptos que declararon en otra instancia de la megacausa Campo de Mayo permitieron detener a Carlos Macedra, al reconocerlo como el asesino de una detenida y el secuestrador de otra víctima de la represión.