Miércoles, 27 de julio de 2011 | Hoy
EL PAíS › A 59 AñOS DE LA MUERTE DE EVA PERóN, LA PRESIDENTA INAUGURó UN MURAL CON SU ROSTRO SOBRE LA FACHADA DE DESARROLLO SOCIAL
La imagen de Evita, silueteada en hierro, colocada donde realizó su renunciamiento histórico, forma parte, desde anoche, de una nueva postal de la Argentina. Una multitud acompañó la inauguración de la primera parte de la obra de Daniel Santoro y Alejandro Marmo.
Por Diego Martínez
La voz solemne del locutor por cadena nacional retumbó en la Avenida 9 de Julio a las 20.25. “Ha fallecido la señora Eva Perón, jefa espiritual de la Nación”, arrancó lágrimas igual que hace 59 años. Las pantallas mostraron el velorio, los bombos guardaron silencio. Miles de hombres y mujeres levantaron antorchas y dedos en “V”. La imagen precedió la inauguración de la nueva postal de Buenos Aires: el retrato de Eva Perón, gigante, silueteado en hierro, sobre el lateral sur del Ministerio de Desarrollo Social. “Que sea símbolo de unidad de todos los argentinos, de superar viejas antinomias”, exhortó Cristina Fernández. “Que desde la historia nos enseñe que es necesaria la unidad nacional para lograr los grandes objetivos”, deseó la Presidenta, única oradora del acto.
Las imágenes de Evita que transformarán para siempre la iconografía urbana de Buenos Aires, inspiradas en el retrato de Ernesto Guevara en la Plaza de la Revolución cubana, serán en realidad dos. Anoche se descubrió la de rostro apacible que ilustró la segunda página de La Razón de mi Vida. “La quise mirando al sur, hacia las fábricas, hacia los puentes que miles de trabajadores cruzaron el 17 de octubre para liberar a Perón”, explicó la Presidenta. La otra imagen, en construcción, en la cara opuesta, se verá desde zona norte: la Eva Perón desafiante del 22 de agosto de 1951, aquella que les advirtió a dos millones de “queridos descamisados” que renunciaba a los honores, pero no a su puesto de lucha.
El acto de anoche, masivo, fue ante todo sobrio, prolijo. Hombres, mujeres y niños del conurbano, con banderas de caudillos, sindicatos y agrupaciones, bajaron de colectivos escolares y se mezclaron con otros miles que llegaron de a pie. Un chico rubio de unos cuatro años miró desde abajo y le pidió al cronista que le encienda su antorcha. “Todavía no”, ordenó la madre. Al pie del elefante blanco se escuchó el Discurso del Renunciamiento y se despacharon choripanes. La Juventud Sindical avanzó con Hugo Moyano y Omar Viviani a la cabeza, rodeado de camperas amarillas y negras de peones de taxis. Alguien ordenó “pasan los dirigentes, los demás se quedan”. Los acompañantes del líder de la CGT también acataron.
Minutos antes de la hora H, en el escenario sólo faltaba la Presidenta, que ingresó secundada por su ministro de Economía y compañero de fórmula, Amado Boudou. En primera fila se sentaron Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. La acompañó todo el gabinete, más el senador y candidato a jefe de Gobierno porteño, Daniel Filmus, y los gobernadores de Buenos Aires, San Juan y Entre Ríos: Daniel Scioli, José Luis Gioja y Sergio Urribarri.
El video que repasó la vida de Eva despertó las emociones más profundas de la noche. “Se que recordarán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria”, leyó un hombre de piel curtida antes de gritar “grande, Evita”. Las imágenes de su breve carrera política se intercalaron con las del armado del retrato de acero de cobre de quince toneladas, obra del escultor Alejandro Marmo y del pintor Daniel Santoro. Un aplauso cerrado acompañó el descubrimiento de la imagen, de 31 metros por 24 de ancho, y se transformó luego en canto: “Borombombom/ para Cristina/ la reelección”.
“Va a ser una noche absolutamente inolvidable”, arrancó la Presidenta, y recordó cuando declaró a Evita como “Mujer del Bicentenario”. “Entonces vi la maqueta, hecha con inmenso amor y respeto”, dijo. “No es sólo una representación política, Eva Perón es un ícono cultural e histórico de todos los argentinos”, precisó acentuando el todos.
La idea surgió frente a la imagen del Che en el Ministerio del Interior cubano, recordó. “¿Cómo es posible que una sociedad rinda homenaje a un hombre que no es de su país y nosotros no lo hagamos con una mujer que significó no sólo el ingreso de la mujer a la política, no sólo la revolución social más importante del país, sino que asumió sin cortapisas la representación del pueblo y de la patria, tal vez con más pasión y amor que nadie?”, se preguntó aquella tarde de 2009 la Presidenta. Encomendó la misión al secretario Oscar Parrili. Luego descubrieron que el herrero Marmo ya había planteado la propuesta.
La mandataria contó que ella misma eligió las imágenes. La que inauguró fue la primera que vio en su vida, dijo. “Fue la Evita hada, dadora de dones, generosa”, describió. La que se podrá ver desde las torres de la Recoleta y Avenida del Libertador será “la Evita profunda, política, combativa, que se envolvía en la bandera y ofrecía generosa su vida, consumiéndose”, recordó. Celebró la premonición del locutor que anunció el “pase a la inmortalidad” y describió las pasiones encontradas que entonces generaba Evita: “La más odiada pero la más amada, la más agraviada pero la más venerada, hoy eternamente victoriosa, mirando a la historia con el amor de su pueblo y el reconocimiento, me atrevería a decir, de todos los argentinos”, machacó el todos.
“Esa mujer, desde el fondo de la historia, nos enseña que nada se obtiene sin sacrificio, que enfrentarse a los poderosos tiene un precio”, explicó. “Queremos rendirle homenaje en nombre de todas las mujeres, de los jóvenes que levantan su nombre, de los millones de trabajadores que han recuperado sus puestos de trabajo, de los intelectuales, de los científicos que confían en que una patria mejor merece y puede ser construida”, concluyó.
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