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El gobierno porteño logró ayer la aprobación de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, con 34 votos a favor y 20 en contra, para endeudarse en 500 millones de dólares. La ley contempla la emisión de los títulos hasta la suma de 300 millones de dólares para la renovación de deuda y los otros 200 millones para obras de infraestructura. La iniciativa generó muchas suspicacias por las condiciones en las que la administración PRO llevó a cabo la primera emisión, por 475 millones de dólares, del bono Tango. “La excusa de la inversión es falsa”, disparó Eduardo Epsztein, de Diálogo por Buenos Aires, quien encabezó la oposición a un mayor endeudamiento.

El proyecto arribó al recinto con un despacho de mayoría que contaba con la rúbrica de los diputados de los bloques PRO, representado por Cristian Ritondo; del Socialista, con Julián D’Angelo, y Encuentro Porteño, con Raúl Fernández y Diego Kravetz. El de minoría, que proponía la vuelta del expediente a la Comisión de Presupuesto y Hacienda para una reducción del monto, había sido firmado por Epsztein, Martín Hourest (Igualdad Social), Aníbal Ibarra (Diálogo por Buenos Aires), Gonzalo Ruanova (Nuevo Encuentro), Fabio Basteiro (Proyecto Sur) y Juan Cabandié (Encuentro Popular para la Victoria).

“Estuvimos trabajando mucho con nuestros legisladores y explicándoles a los de la oposición el motivo de este endeudamiento, aclarando que esto no es para gasto corriente, sino para inversión o para cancelar el bono Tango que venció este año”, puntualizó el ministro de Economía porteño, Néstor Grindetti. El funcionario sostiene que la Ciudad detenta “300 millones de dólares de los 500 que irían a cancelar deudas que vencieron este año”. “En realidad, noso-tros ya la cancelamos con la caja, por lo tanto, ese dinero sería para reponer la caja que se invirtió en pagar ese dinero, y otros 200 millones de dólares serían para obras públicas”, detalló el ministro de Economía. “Se observa que, al igual que el año pasado, la estrategia del macrismo se centra en fondearse por sobre las necesidades que marca la cuenta de ahorro e inversión, para usar los excedentes como recursos del ejercicio siguiente, confundidos en todo esquema de ingresos y gastos. Allí es donde, por peso propio, estos recursos extraordinarios del presente año se transforman en gasto corriente para el año que viene”, criticó Epsztein.

Basteiro opinó que “están planteando patear para adelante vencimientos de deuda que la Ciudad está en condiciones de pagar con los recursos que posee”. El diputado aclaró además que la Ciudad cuenta con una recaudación en ascenso y posee sobrantes financieros de préstamos anteriores. “Del análisis de la evolución de los ingresos tributarios y de las fuentes de financiamiento disponibles por el Ejecutivo, no surge que existan desfasajes que justifiquen la colocación de más deuda”, agrega Epsz-

tein. En el dictamen de minoría, al que accedió Página/12, se pone esta cuestión en debate: “Podemos pensar que en 2010 fueron tomados fondos que no se requerían para inversión física o gasto sobre la línea; y en 2011 no están tomando préstamos aprobados, con asignación específica para inversión de capital, como equipamiento médico o ampliación de red de subterráneos”.

En abril del año pasado el gobierno porteño emitió 475 millones de dólares de bonos Tango, cuyo principal destino iba a ser la ampliación de la red de subterráneos. Además de que el dinero terminó siendo ejecutado en otra partida –como la ampliación del Puente Pacífico–, la emisión en su salida convalidó una tasa muy elevada (de 12,5 por ciento) y abonó una comisión altísima, de 2 por ciento, al banco colocador y a una consultora desconocida, propiedad del hermano del ex diputado del PRO Jorge Srodek. Esto derivó en un pedido de explicaciones a la administración macrista, porque la oposición calificó de irregular la operación.