Tras cinco días de paro, los choferes de la línea 60 levantaron la medida de fuerza. En la noche del sábado, en la terminal ubicada en Ingeniero Maschwitz se habían vivido momentos de tensión cuando la Gendarmería y la Policía Bonaerense estuvieron a punto de desalojar el lugar, que permanecía desde el martes ocupado por los trabajadores. Finalmente, los choferes aceptaron la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo y mientras el servicio se restablecía, se reunieron con el ministro Carlos Tomada, que convocó para hoy a una reunión similar a la compañía DOTA. Así, el ministerio tratará de acercar posiciones para la audiencia en la que, mañana, los delegados y los representantes de la empresa deberán verse cara a cara.

“Llegamos a un acuerdo en el sentido de que recibimos garantías de que va a haber una negociación real con la empresa”, señaló sobre el levantamiento del paro el delegado Esteban Simonetta, luego de la reunión en la cartera de Trabajo. En este encuentro participaron, además de Tomada, un enviado del Ministerio de Trabajo bonaerense y un representante de la Unión Tranviarios Automotor, el sindicato al que pertenece el cuerpo de delegados.

El ministro, por su parte, confirmó que convocó para hoy a la empresa para “hacer una primera aproximación y que podamos avanzar en encontrar soluciones a los planteos”.

“Lo más importante es que se acató la conciliación obligatoria, se levantó el paro y los delegados aceptaron las mesas de negociación”, agregó Tomada. Con respecto a los pedidos que le hicieron, explicó que “son cuestiones puntuales relativas a la salud y la seguridad en el trabajo, las liquidaciones de sueldos y la necesidad de otro diagrama de servicios”.

El conflicto comenzó por cuatro despidos y una serie de reclamos sobre condiciones laborales, como deudas por liquidaciones de sueldos mal realizadas y cambios en las tareas de trece empleados que los delegados denunciaron como represalias contra los que habían protestado por los despidos. El martes pasado lanzaron un paro por tiempo indeterminado y al día siguiente fue dictada la conciliación obligatoria. Esta medida implicaba que las partes debían retrotraer las cosas a la situación previa al conflicto y presentarse –el jueves– a una audiencia para abrir una negociación. Pero la empresa no fue y, a su vez, los choferes mantuvieron la huelga. Así se llegó a los cinco días de paro, en un escenario de tensión creciente.

El sábado, el juez Luciano Javier Marino, titular del Juzgado de Garantías Nº 3 de Zárate, dictó la orden de desalojo del playón de la cabecera de la línea 60 en Ingeniero Maschwitz, donde permanecían unos 250 choferes con sus familias. Marino dictó esta orden tras hacer lugar a un pedido del apoderado de la empresa DOTA, Marcelo Pasciutto. La Gendarmería y la Policía bonaerense desplegaron un fuerte operativo en la zona; ante la evidente situación de riesgo, hubo gestiones desde varios sectores del gobierno, incluida una intervención del gobernador Daniel Scioli. Finalmente, en la noche del sábado los trabajadores dejaron el playón y al comenzar el domingo fueron restableciendo los servicios.

De todas formas, los choferes advirtieron que si no obtienen una respuesta favorable a sus demandas volverán a parar. “Se trabajará normalmente, pero si al terminar la conciliación obligatoria no se resuelven los problemas fundamentales, se volverá a las medidas de fuerzas”, señaló el delegado Hugo Schwuartzman. Aseguró que hasta ahora “no hay diálogo con la empresa” y agregó que pidieron que en las negociaciones también participe la Comisión Nacional de Regulación del Transporte, porque “es el organismo que debe obligar a la compañía a cumplir con el servicio mínimo, que hoy no cumple porque ellos viven del subsidio y no del pasajero”.

La reunión de mañana con la empresa se realizará en la sede de la Secretaría de Relaciones Laborales, en Callao al 100, a las cuatro de la tarde.