EL PAíS › LAS ENCUESTAS MUESTRAN UN REPUDIO ABRUMADOR
Fin de carrera para Menem
Dos de cada tres creen que es el fin de su carrera. La mitad piensa que Kirchner se ve afectado, la otra mitad que no.
Por Raúl Kollmann
Dos de cada tres ciudadanos creen que, con el retiro del ballottage, Carlos Menem llegó al final de su carrera política. Y una mayoría aún más apabullante sostiene que se terminó la era de la economía menemista. Al mismo tiempo, la mitad de la gente piensa que la gobernabilidad de Néstor Kirchner quedó afectada y la otra mitad considera que no. Las respuestas de los consultados reflejan un enorme rechazo al ex presidente, que es aún mayor después de su deserción del ballottage.
Las conclusiones surgen de una encuesta realizada por la consultora Opinión Pública, Servicios y Marketing que lidera Enrique Zuleta Puceiro. En total se entrevistaron 1100 personas de todo el país, a través del método telefónico y respetando las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social.
Para Zuleta, “la opción elegida por Menem, la de no competir en el ballottage, ratifica el diagnóstico básico: que la segunda vuelta iba a ser un plebiscito a favor y en contra de Menem. Pero a eso, el ex presidente respondió con una alta cuota de cinismo institucional, que se traduce en la idea de que las instituciones se usan cuando se las necesita y no se usan cuando no se las necesita”.
“El ex presidente hizo gala de esa pretendida superioridad que tiene sobre las instituciones”, continuó Zuleta. “No está dispuesto a aceptar la regla de la mayoría ni tampoco los costos que implican la competencia política abierta. Entonces argumenta en su renuncia que es víctima de una operación mediática y que eso no le permite prosperar. Insisto, es cinismo institucional. Y por eso se ve en la gente encuestada una reacción tan cruel, tan categórica, de rechazo al ex presidente.”
La gran mayoría de los consultados sostiene que Menem culminó su carrera política con el retiro del ballottage. Sin embargo, Zuleta acuerda a medias con esa visión. “Yo creo que desde el punto de vista del acceso a la presidencia, Menem ya entró en una situación irreversible. O sea que no hay posibilidad de regreso. Pero el ex presidente va a jugar por lo que se llama el control territorial: influencia en gobernadores y provincias y a través de ello tener el papel que ya tiene hoy Raúl Alfonsín, que es cierto control o incidencia dentro del Partido Justicialista. Menem, igual que Alfonsín, da por descontado que la sociedad no lo va a entender nunca más, pero a través de la influencia territorial intentará decir ‘el partido es mío’.”
El diagnóstico final es que Menem no puede soportar ningún plebiscito de la opinión pública. Por ello apunta a un modelo de partido cerrado, sin competencia, que funcione internamente. Esa es la razón por la que pone tanto el énfasis en que la razón de su derrota estuvo en el congreso de Lanús del PJ y en otros mecanismos, siempre internos, de ese estilo.
“En una sociedad como la de los años 70, tal vez una postura como la de Menem hubiera sido vista como una posición de coraje, imaginación, mando, pero en una sociedad como la de hoy, con una sociedad que se siente muy protagonista, produce un rechazo muy grande y se asimila con la impotencia y, repito, con el cinismo institucional”, concluyó Zuleta.
El otro aspecto que abarca la encuesta también es polémico: qué influencia tiene la deserción de Menem en la gobernabilidad de Kirchner. Como se ve, las opiniones están divididas. Para la mayoría de los consultores, el hecho de que no haya ballottage perjudica al santacruceño, pero aún así consideran que la administración de Kirchner no nace con una debilidad dramática. “La clave está en los primeros 120 días de gestión –argumentan–. Tal vez sacando el 70 por ciento de los votos el período de gracia hubiera sido un poco más largo, pero después de las crisis que vivió la Argentina, los períodos de gracia son cada vez más cortos. Basta ver lo que ocurrió con De la Rúa.”