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Flaco, de pulóver amarillo y de buen humor, Enrique Gorriarán Merlo salió del penal de Villa Devoto ayer poco después de las 13. Los periodistas que lo esperaron en la puerta de la cárcel sólo pudieron obtener pequeñas declaraciones. El ex líder del MTP, que lideró el copamiento al cuartel La Tablada en 1989, dijo que el indulto que le otorgó el presidente Eduardo Duhalde fue “un acto de justicia” y que estaba de acuerdo con compartir el beneficio con el carapintada Mohamed Alí Seineldín, quien también quedó en libertad.
“Por ahora sólo pienso ver a mi familia y a mis amigos”, dijo Gorriarán Merlo antes de subirse a un taxi junto con su hija Adriana. Ella afirmó que “siempre se tergiversó quién es Gorriarán Merlo” y pidió que se investigue lo que ocurrió con el copamiento del cuartel de La Tablada porque –y repitió el conocido argumento de los militantes del MTP sobre la motivación del ataque– en ese momento “estaba ocurriendo un verdadero golpe de Estado”.
Al ser consultado sobre si contribuirá a pacificar el país renunciando a la violencia política, Gorriarán Merlo respondió que “el país ya está pacificado” y anunció que dará una conferencia de prensa el próximo jueves 29, en la cual, dijo, “vamos a explicar lo que pensamos y lo que vamos a hacer de aquí en adelante”.
El ex dirigente del ERP se reunió en un bar de la esquina de Melincué y Bermúdez, a metros del penal, con militantes del Movimiento Todos por la Patria (MTP), con quienes brindó y festejó su salida. Con ellos, organizará un relanzamiento de su movimiento. Los integrantes del MTP aseguran que durante estos años sus energías estuvieron puestas en sus compañeros presos, pero ahora que todos obtuvieron la libertad, se enfocarán a rearmar su proyecto político.
Otra pregunta que llegaron a hacer los movileros a Gorriarán Merlo fue si acordaba en compartir el beneficio del indulto con el carapintada Mohamed Alí Seineldín, quien lideró el alzamiento de diciembre de 1990.
“Estoy de acuerdo”, contestó, porque se trata de “remanentes del pasado”.
Seineldín salió del penal militar de Campo de Mayo por la mañana. La libertad de Gorriarán se demoró unas horas debido a que tenía una causa pendiente por el copamiento, en 1974, de una base militar de Azul. Por este hecho también fue indultado, pero la notificación de su sobreseimiento llegó recién ayer por la mañana.
Gorriarán, que el 5 de mayo había iniciado una nueva huelga de hambre para reclamar su libertad, estuvo preso durante ocho años, después de que fuera arrestado en México en 1995. El gobierno de Fernando de la Rúa había otorgado una conmutación de penas para la mayoría de los presos de La Tablada por un pedido de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
El organismo internacional criticó que los detenidos fueron juzgados por una ley especial (de Defensa de la Democracia) y advirtió que el proceso había estado plagado de irregularidades, entre ellas que los prisioneros habían sido torturados. Pero el beneficio de De la Rúa –otorgado después de que los detenidos hicieran huelga de hambre durante 116 días– no incluyó a Gorriarán Merlo ni alcanzó para que otros dos detenidos, Claudia Acosta y Roberto Felicetti, quedaran en libertad. Ellos, que estaban con salidas transitorias, y el resto de los atacantes del MTP cuyas penas fueron conmutadas (en total 17) fueron incluidos en el perdón de Duhalde. Los decretos, además, abarcaron a ocho carapintadas que, encabezados por Seineldín, participaron del alzamiento de diciembre de 1990. En la puerta de Devoto, Felicetti también agradeció el perdón presidencial. “En esto tuvo una actitud muy valiente”, dijo sobre Duhalde.