EL PAíS › KIRCHNER HABLO CON BUSH Y BIELSA DEFINIO SU LEMA PARA LAS RELACIONES
Con los EE.UU., cooperación sin cohabitación
Aunque envía a la transmisión del mando un funcionario de bajo nivel, el ministro de Vivienda, Bush llamó a Kirchner para felicitarlo por el triunfo, destacó la “renovación política en la Argentina” y prometió continuidad en las negociaciones económicas. Bielsa moderó su discurso.
Por Martín Granovsky
“Cooperación sin cohabitación.” Ésa es la fórmula que encontró Rafael Bielsa, el canciller designado, para reemplazar las relaciones carnales con los Estados Unidos de Carlos Menem y las relaciones intensas de Fernando de la Rúa. La definición fue paralela al primer diálogo entre el presidente electo Néstor Kirchner y su colega George W. Bush: sin flores ni grandilocuencias estratégicas pero con democracia, deuda y comercio internacional.
La conversación, a las diez menos diez de la Argentina, duró 15 minutos, traducción incluida. Según la versión que difundió el equipo de Kirchner las expresiones de Bush fueron como sigue (entre paréntesis, una traducción de la diplomacia a la calle):
u Bush felicitó a Kirchner “por representar el inicio de una renovación política en la Argentina”. (Sería una prueba de que Carlos Menem no era ya la apuesta de la administración norteamericana, como el propio Menem quiso ilusionar).
u Dijo que los Estados Unidos seguirán trabajando en la reconstrucción económica. (No tirar manteca al techo: Washington solo da su bendición política cuando a su vez el Fondo Monetario otorga su visto bueno).
u Bush “se comprometió a continuar apoyando a la Argentina en sus negociaciones con el FMI”. (Lo mismo que el punto anterior: el apoyo es dentro de las tratativas con el Fondo y no hay vida más allá de Anne Krueger).
u El presidente norteamericano “se comprometió a continuar trabajando junto a la Argentina en la apertura de sus mercados”. (Fue una respuesta al planteo de Kirchner sobre que “en esta época de dificultades a nivel global es fundamental para la Argentina ampliar su comercio exterior como una de las opciones para lograr financiamiento genuino para el desarrollo, y para ello necesitamos mercados internacionales que no discriminen nuestros principales productos”. Bush prefirió, entonces, una respuesta genérica a una contestación precisa sobre el acceso de los productos argentinos a los Estados Unidos).
u Bush invitó a Kirchner a Washington en los próximos meses “para mantener una reunión bilateral para profundizar estos conceptos”. (Traducción obvia: invitación. Traducción menos obvia: los Estados Unidos aún no conocen a Kirchner).
Por el lado del santacruceño, la novedad es que bajó su tono en relación con los Estados Unidos. No había sido violento, pero en Brasilia por ejemplo mostró su desinterés por el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas, durante la campaña dijo que no era necesario entrevistarse con el embajador norteamericano y en declaraciones anteriores al ballottage que no fue afirmó que podía verse con Bush como con cualquier otro.
Ayer, en el diálogo, Kirchner repitió el libreto previsible. Pidió colocar “en el centro de nuestra relación los numerosos temas que reflejan valores e intereses compartidos por nuestros pueblos tanto en ámbitos bilaterales, regionales o multilaterales” y recordó que “la democracia argentina ha sido sometida últimamente a duras pruebas que, por supuesto, trajeron momentos de preocupación pero al mismo tiempo permitieron apreciar la firmeza del pueblo en su convicción democrática”. Ese fue el prólogo para expresar la convicción de que en el mundo entero “una sana democracia pluralista es el presupuesto esencial para el desarrollo económico y el progreso social”. En otra parte, el presidente que asume mañana pidió que “la inclusión social sea considerada en forma relevante y que las deliberaciones del Grupo de los Siete redunden en cursos de acción dirigidos a construir sociedades en las que todos sus integrantes puedan gozar no solo de libertades políticas e individuales sino también de una vida digna y un futuro mejor”.
Para combatir el terrorismo, según Kirchner, lo que cuenta es “un multilateralismo a la altura de nuestro tiempos”. Traducción: deunilateralismo (norteamericano) nada, y mejor cambiar las Naciones Unidas. También dijo Kirchner que la Argentina “está comprometida con la solvencia fiscal”, como ya lo estuvo él mismo a cargo del gobierno en Santa Cruz. Se trata de un objetivo que el Fondo y el Tesoro ponen a la Argentina y Brasil como no negociable, quizás para presentarlos después en un museo de los Estados Unidos, donde el déficit trepó por el efecto combinado de la baja de impuestos a los más ricos y el gasto militar. Los expertos calculan que habrá superávit, con suerte, recién en el 2006. Sin contar la guerra contra Irak el director de presupuesto, Mithcell Daniels, pronosticó en febrero que el déficit podría ser de 200 mil millones de dólares este año y de 300 mil en el 2004. Una pequeña parte del déficit es, también, la ayuda norteamericana a Santa Fe por las inundaciones, que Kirchner agradeció.
La conversación marca el tono de las relaciones actuales, más frías en parte por la transición argentina, en parte por el desconocimiento norteamericano de Kirchner y en parte por la promesa de acercamiento político a Brasil y por el voto de Eduardo Duhalde en favor de la abstención en el caso de los derechos humanos en Cuba.
En el diálogo faltaron las ya habituales referencias a la Argentina como el gran aliado de los Estados Unidos en América.
Washington parece estar ejerciendo su tradicional wait and see, el esperar para ver que ya aplicó sobre todo con Menem en 1989, aunque en aquella oportunidad con mayores esperanzas de conversión porque el propio Menem había dado signos en esa dirección.
Una prueba es el bajo nivel de su representación para la transmisión del mando. Estará en Buenos Aires Mel Martínez, el ministro de Vivienda y Desarrollo Urbano de los Estados Unidos. Es obvio que su rango viene muy por detrás de Bush, del vicepresidente Dick Cheney y de los ministros de Estado, Defensa, Tesoro y Comercio.
A tono con Kirchner, Bielsa comenzó a construir su discurso para el nuevo gobierno. “Estados Unidos es un país amigo, con el que tenemos un intercambio comercial importante para nosotros, y además tenemos un severo problema de deuda (con organismos multilaterales) y en todas las instancias la voz de Estados Unidos es una voz no trivial’”, dijo a La Red.
También descartó que la posición sea un No al Alca, porque “Alca versus Mercosur es una falsa antinomia, ya que se trata de ambas cosas”. Lo más razonable, según Bielsa, es “sumar masa crítica”, y para eso “lo primero que uno tiene que hacer es vincularse con los semejantes”. Pero negó que hubiera “hostilidad” con los Estados Unidos.
En Brasil el candidato Luiz Inacio Lula da Silva dijo que el Alca tal como está concebido implica directamente “una anexión”. Después, en el poder, Lula evitó repetir ese discurso pero no modificó el fondo. La discusión es si se mantiene el plazo del 2005 para la integración americana, siguiendo las pautas de los Estados Unidos, o se dilata el plazo hacia adelante. Brasil apuesta a que el tema se demore, y hasta ahora la Argentina parece decidida a sumarse a la posición brasileña.
Para cumplir esa política Kirchner está construyendo un entramado en Cancillería. Ya están confirmados dos hombres de su máxima confianza, el mismo Bielsa y el frepasista Eduardo Sigal en la estratégica Subsecretaría de Integración. Ninguno de los dos viene de la diplomacia o la política exterior, lo cual significa que el presidente electo está designando cuadros políticos que puedan interpretar y seguir su promesa de mayor coordinación política con Brasil, un objetivo mucho más abarcador que la normalización del Mercosur. A ellos podría sumarse, como secretario, Jorge Taiana. Martín Redrado, de confianza de Lavagna pero no del riñón de Kirchner, quedará por pedido especial del ministro de Economía, aunque con sus actuales funciones de vicecanciller limitadas.