EL MUNDO › LA CUMBRE DE PARIS CONCLUYO CON UN DOCUMENTO INUSUALMENTE DURO
Las FARC entran bajo la mira del G8
Una cumbre de cancilleres de los siete países más industrializados del mundo más Rusia, encontró ayer un inesperado punto de coincidencia en la lucha contra las FARC. Y el presidente colombiano Alvaro Uribe habló de la guerrilla en tono de ultimátum.
Por Eduardo Febbro
Página/12
en Francia
Desde París
Después de que Francia regalara su voto en el seno del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobando la resolución presentada por Washington para administrar Irak, la cumbre de cancilleres del grupo de los 8 que concluyó ayer en París no pudo menos que tener acentos serenos. El cambio de posición de los tres países miembros del flamante “eje del bien”, Francia, Alemania y Rusia, facilitó la elaboración de un consenso en torno a los temas internacionales. Hecho poco común en estos casos, los jefes de la diplomacia de los países más ricos del mundo hicieron referencia a Colombia y a la política del presidente Alvaro Uribe. Según explicó la cancillería francesa, el G8 respaldó “la acción del presidente Uribe y del gobierno colombiano a favor del fortalecimiento de la autoridad del Estado”. Asimismo, los cancilleres aportaron su “apoyo sin reservas a la política de firmeza frente a los grupos armados ilegales”.
El G8 se mostró más que condescendiente con Colombia. El comunicado difundido por la presidencia francesa indica que los responsables expresaron “gran preocupación frente al tema del narcoterrorismo”, tanto dentro del país como “proveniente de Colombia”. En esa perspectiva, los ministros pusieron de relieve “el peligro de que la violencia y el terrorismo colombianos, alimentados por la droga, perjudiquen los esfuerzos de dicho país en defensa de la democracia”. Fuera de Colombia, Irak, Corea del Norte, Medio Oriente y el terrorismo fueron los otros temas de una agenda sobre la que flotó la controversia franconorteamericana de los últimos ocho meses. “Fue un momento importante porque dio lugar a un intercambio muy libre. Nos encontramos al cabo de algunos meses difíciles para nosotros”, dijo el ministro francés de Relaciones Exteriores, Dominique de Villepin. Según el canciller, el G8 comparte la “misma convicción”, es decir, construir la paz en Irak. Pero esta convergencia no eliminó las asperezas heredadas de la larga controversia que se desató en la ONU con la amenaza del veto francés a la resolución elaborada por Washington y Londres con la meta de legalizar la ofensiva militar contra Irak. El Secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, se reunió durante 45 minutos con De Villepin y, por más que ambas partes alegaran que las relaciones “son excelentes” el malestar persiste. Cuando en el curso de la conferencia de prensa que cerró la reunión del G8 el canciller dijo “excelentes”, Powell repitió la palabra en un tono de muy pocos amigos. Más aún, el mismo Powell admitió que “tensiones existen siempre” y anunció un “nuevo examen” de las relaciones entre París y Washington, cuya necesidad surge con las nuevas circunstancias derivadas de la guerra en Irak.
Powell aclaró que la idea según la cual Francia “sería castigada en el plano económico” por su posición frente al conflicto iraquí “es errónea”, incluso si los ejercicios militares organizados en el marco de la OTAN fueron anulados: “Se trata de una decisión del Pentágono que no refleja la del conjunto de la administración norteamericana”, explicó el secretario de Estado. En el fondo, la reconciliación franconorteamericana no se produjo.
Las conclusiones de la cumbre de París entre los cancilleres del G8 reflejan a la vez el entendimiento y las distancias. El consenso se hizo evidente cuando se trató de Corea del Norte, país al que se interpeló para que “respetara sus compromisos”, para que “se abstuviera de toda acción capaz de agravar la situación comprometiéndose con un desarme completo, rápido, verificable e irreversible de programa de armas nucleares”. La misma unanimidad traslució a propósito de Irán. El G8 juzgó que elprograma nuclear iraní constituía “una fuente de preocupación”. El consenso llegó a su límite cuando se trató el conflicto israelo palestino. Si bien el G8 consideró que la famosa “hoja de ruta” elaborada por los Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y la ONU representaba “una ocasión histórica” para resolver el conflicto israelo palestino, Powell no aceptó con agrado el viaje a Israel y los territorios palestinos que el canciller francés emprende este domingo. “Mis colegas son libres de hacer lo que desean”, dijo Colin Powell seca, brevemente.