EL PAíS › KIRCHNER REPONDRA AL EMBAJADOR EN LA HABANA

Viaje a USA, promesa a Cuba

El Presidente acordó buscar una visita a Washington en los próximos tres meses. Y en un gesto fuerte para Cuba, prometió a Fidel Castro que volverá a designar representante argentino.

 Por Martín Granovsky

“Una Argentina viable y democrática es buena para los Estados Unidos”, dijo Mel Martínez, el enviado de George Bush. Martínez se entrevistó con Néstor Kirchner. Tras el encuentro, el canciller Rafael Bielsa dijo que se pondrá a trabajar para que Kirchner y Bush se encuentren en los próximos tres meses. Pero Kirchner no solo busca reubicar a la Argentina frente a Washington. Ya tomó la decisión de reponer al embajador en Cuba, retirado de La Habana por la crisis que provocaron los anteriores votos de condena a los derechos humanos en la isla.
Martínez, nacido en Cuba y ministro de Vivienda de Bush, aceptó un contacto con la prensa en la embajada de los Estados Unidos. No se metió con el voto de abstención sobre Cuba de este año, decidido por Eduardo Duhalde en sintonía con Kirchner, pero dijo que “es irónico que alguien que hace 40 años que está en el poder asista a una transferencia pacífica del poder”.
Sobre el discurso de Kirchner del domingo dijo que le había parecido “adecuado”, sobre todo por la promesa de “normalidad” que Kirchner prometió para el futuro. Así se diferenció del editorial que el domingo publicó el diario The Washington Post, que ubicó a Kirchner dentro de los presidentes populistas y estatistas, o sea horribles, eso caca nene, y dijo que el texto no representaba el pensamiento del gobierno norteamericano.
Un funcionario argentino dijo a Página/12 que la reunión privada entre Kirchner, Bielsa y Martínez tuvo el mismo tono. El enviado no lució eufórico como sucedía con Carlos Menem, y algo menos con Fernando de la Rúa, lo cual suena lógico por la inversión de prioridades de la Argentina, que pasan de las relaciones carnales o intensas con los Estados Unidos a la construcción política del Mercosur. Pero el funcionario comentó que Martínez mostró una actitud “amistosa” y se mostró “reconfortado por el crecimiento y la estabilización”.
El diálogo con Martínez no fue ríspido, y Kirchner lo aprovechó para explicar su opinión de que el Fondo Monetario se había equivocado con la Argentina porque “el cumplimiento de la deuda a expensas del hambre lleva a una incapacidad creciente de la Argentina de honrar sus compromisos”. También anunció al delegado de Bush que el país no piensa continuar el estado de cesación de pagos y le recordó que la prioridad será expandir la masa laboral del mercado en blanco.
Con el ministro de Vivienda no hubo una conclusión concreta. En cambio Fidel Castro, que dejó dos cuadros de regalo, se llevó como un triunfo la decisión de Kirchner de volver a colocar un embajador argentino en Cuba.
Castro se lo pidió directamente a Kirchner. En respuesta, el razonamiento argentino fue práctico. Si antes el embajador había sido retirado en protesta por críticas de Cuba a la posición argentina de condena en materia de derechos humanos, como el voto cambió es obvio que no habrá ni la condena ni la crítica posterior. Un abogado diría que la cuestión se volvió abstracta. El nombre del embajador todavía no está.
Fidel tuvo una hora de reunión con Kirchner, un largo que Bielsa explicó con ironía. “Castro no es precisamente lacónico”, dijo.
El presidente cubano prometió encargarse de analizar la deuda con la Argentina –una antigua promesa que Cuba no está en condiciones de cumplir–, superior a los 1500 millones de dólares y originada en ventas argentinas de tiempos de José Ber Gelbard, el ministro de Economía del gobierno peronista que asumió en 1973. Según dijo Bielsa en rueda de prensa, la voluntad de renegociar la deuda es “un gesto inédito”.
Si la entrevista con Castro no fue lacónica, con el presidente venezolano Hugo Chávez fue metafórica. Como Castro, Chávez vive dentro de un fuerte aislamiento internacional, en buena medida como parte de su demonización, con copyright de los norteamericanos ultraconservadores, como parte de un supuesto Eje del Mal. Chávez detalló el paro en la empresa estatal de petróleo y sin dar nombres, ni de personas ni depaíses, dijo a Kirchner que se había hecho “con altísima tecnología, tanto que las manivelas se abrían solas”. También coincidió con Kirchner en la crítica a la década del ‘90:
–Fue una década al revés, porque se subordinó la economía a la política –dijo, y siguió como coronel–. Es como si en un combate fuera primero la artillería y detrás la caballería.
La visita de Kirchner a los Estados Unidos no será su primera salida al exterior. Primero estará Brasil. Bielsa viajará este jueves a Brasilia para entrevistarse con su colega Celso Amorim y programar la llegada de Kirchner, que ya estuvo después de la primera vuelta electoral.
El flamante canciller argentino llegará con un buen ambiente. En un pasillo del Congreso un periodista del diario O Estado de Sao Paulo se topó con Luiz Inácio Lula da Silva.
–¿El discurso de Kirchner coincide con la política brasileña?
–Sí, va para el mismo lado –dijo Lula.
Marco Aurelio García, asesor internacional de Lula, dijo que el discurso fue “fuerte, interesante”, y registró que el pueblo argentino “tiene un deseo de cambiar el actual escenario político, económico y social del país”.
Al canciller Amorim lo que más le gustó fue la promesa de no buscar soluciones mágicas y la noción de que el Estado “debe corregir las distorsiones del mercado”.
José Sarney, ex presidente, jefe del Senado y principal aliado de Lula en el Congreso, dijo que el mensaje de Kirchner “nos da mucha esperanza a los brasileños, porque reafirma la disposición de fortalecer el Mercosur”.

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Kirchner con Mel Martínez, de origen cubano, ministro de Vivienda de George W. Bush.
 
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