EL PAíS › KIRCHNER BUSCA ACOTAR EL PODER DEL SINDICALISTA
Avanzada contra Barrionuevo
Reemplazó a los representantes del senador en el Ministerio de Trabajo y haría lo propio en el PAMI. También planea desplazarlo de la presidencia de la Comisión de Legislación del Trabajo.
Por Diego Schurman
Sin nombrarlo, Néstor Kirchner inició ayer una decidida cruzada contra Luis Barrionuevo, que se plasmó con el recorte de su poder en distintas áreas de influencia. Por ahora la intervención del Presidente quedó en evidencia con los recientes cambios en el PAMI y el Ministerio de Trabajo. Pero en los próximos días también podría materializarse en el Congreso, si es que prospera la idea de separarlo de la presidencia de la Comisión de Legislación del Trabajo del Senado.
La primera mala noticia para el sindicalista fueron los nombramientos de Juan González Gaviola y José Ramón Granero en el directorio de la obra social de los jubilados. Granero, además de odontólogo, es el titular del PAMI en Santa Cruz y llegará a Buenos Aires como delegado kirchnerista parar controlar el movimiento de fondos de una entidad históricmente salpicada por denuncias de corrupción y dueña de un mercado cautivo de 4 millones de beneficiarios.
Los dos representantes sindicales en el PAMI son Reynaldo Hermoso y Domingo Petrecca. Ambos se jactan de su “profesión” de obreros, aunque exhiben domicilios en la recoleta Avenida Quintana y en la no tan exquisita Federico Lacroze.
Hermoso tiene cómo justificar sus gastos: percibe un sueldo de 10 mil pesos como titular de la Federación de Químicos y 3.300 por sus tareas en la obra social de los jubilados. Es un barrionuevista de la primera hora, lo mismo que su amigo y titular del gremio de empleados de cementerios, quien además es cliente del estudio Mordacci, un bufete que sonó fuerte cuando Barrionuevo decía que no hacía plata trabajando y que cobraba un porcentaje de las actuaciones de sus abogados.
Con la intervención del flamante gobierno, Hermoso y Petrecca tendrían los días contados en el PAMI, con lo que se reduciría a la mínima expresión el poder de Barrionuevo, un apellido permanentemente asociado a negocios en clínicas y servicios funerarios durante la gestión menemista.
El Presidente ya dejó en claro que no quiere fuera de su control a las grandes “cajas” del Gobierno. Antes de poner tropa propia en el PAMI, llevó al santacruceño Sergio Acevedo a la SIDE.
En esa misma dirección se entienden los cambios en el Ministerio de Trabajo. Se trata de la cartera que hace pocos días manejaba Graciela Camaño, o sea, la esposa de Barrionuevo. Cuando expiraba su mandato ya hubo allí una forzada expulsión del director nacional de Promoción Social, Alejandro Keck, un hombre de sus pagos –San Martín– que manejaba los planes sociales.
Hoy el flamante ministro Carlos Tomada pondrá en funciones a su nuevo equipo. Y ya no estará como jefe de gabinete de la cartera el barrionuevista Julio Aren, también ligado al estudio Mordacci. En su lugar asumirá el cordobés Norberto Ciaravino.
En cambio, Sergio Massa seguirá en funciones como titular de la Anses. Se trata de un ex diputado bonaerense, yerno del menemista Fernando Galmarini y fanático del club Tigre, a quien algunos le adjudican un pasado barrionuevista que en su entorno niegan. La Anses cuenta con 5400 empleados y maneja más de 7 millones de pesos sólo en concepto de sueldos.
El golpe de gracia que preparan “los Kirchner” es el desplazamiento de Barrionuevo de la estratégica titularidad de la Comisión de Legislación del Trabajo. El ahora Presidente no tuvo suerte durante la campaña, cuando su mujer Cristina Fernández hizo punta con el pedido de exclusión del senador desde la Comisión de Asuntos Constitucionales.
Barrionuevo era sospechado de instigar los incidentes que provocaron la suspensión de las elecciones en Catamarca, en donde finalmente no se pudo presentar como candidato a gobernador por un impedimento legal. El sindicalista dijo sentirse “proscripto” y gran parte del oficialismo legislativo y aun el entonces presidente Eduardo Duhalde hicieron bandera con ese argumento.
Fernández se hizo cargo de la réplica: “No comparto el criterio de la proscripción. Jamás el hecho de que no se cumpla con un requisito en la Constitución para ser gobernador puede visualizarse como un acto de proscripción”, señaló.
Lo que siguió fue historia conocida. Barrionuevo, quien se había acercado a Duhalde durante toda la campaña, hizo un salto de garrocha y volvió a su viejo amor menemista. Inundó Catamarca de carteles a favor de la candidatura del ex presidente y llegó a vaticinar, disparatadamente como pronto se vería, que Carlos Menem ganaría en la primera vuelta. En otras palabras, sus movimientos fueron lo que la sabiduría popular llama “de mal en peor”. Quizás haya llegado el tiempo de pagar por ello.