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El canciller Héctor Timerman llegará esta mañana, a las 10, al edificio de la AMIA, en Pasteur 633, para reunirse con los dirigentes de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) y con las agrupaciones de familiares de las víctimas del atentado de 1994. En el encuentro, el canciller explicará los fundamentos por los cuales el Gobierno decidió iniciar conversaciones con Irán para ver si se puede avanzar en el terreno judicial respecto del atentado. No dará detalles de las negociaciones en sí mismas, porque el acuerdo con Irán es que se mantendrá la confidencialidad hasta el momento que se llegue a un acuerdo, si es que se consigue. En ese caso, la presidenta Cristina Kirchner y Timerman se comprometieron a someter los términos del eventual acuerdo a las organizaciones de familiares y también al Congreso Nacional. En principio, lo que se busca es que Irán someta a los funcionarios de su país, imputados en el ataque contra la mutual judía, a indagatorias del fiscal y el juez argentinos, aunque esto se concrete en un tercer país. Y, luego, a un juicio, también bajo los términos legales y las autoridades argentinas. El encuentro fue convenido durante la audiencia en que la Presidenta recibió a la nueva conducción de la DAIA, encabezada por Julio Schlosser. Timerman ya se entrevistó con las agrupaciones de familiares, pero lo hará nuevamente hoy para evacuar dudas. Estarán en compañía del titular de la DAIA, de su vicepresidente Waldo Wolf y el secretario general, Jorge Knoblovits.

Desde Israel, el presidente de la otra organización de la comunidad judía, la AMIA, Guillermo Borger, se quejó por no haber sido convocado, pero en la Cancillería señalaron que todos están invitados y que en los últimos meses no se recibió ninguna llamada de la AMIA pidiendo un encuentro. Ayer, el Bloque Unido Religioso, que refleja a los sectores más ortodoxos de la comunidad y que comanda mayoritariamente a la AMIA, emitió un comunicado señalando que “la AMIA no le concedió mandato a nadie para que lleve adelante conversaciones o negociaciones en nuestro nombre”. En el texto se dice que la entidad ya pidió públicamente explicaciones y que lo hizo a través del fiscal de la causa, Alberto Nisman. Lo que sucede es que el diálogo con Irán lo llevan adelante el canciller y funcionarios de Relaciones Exteriores, por lo que luego se trasladará a la Justicia. El modelo utilizado es el del juicio por el atentado contra el avión de Panam que cayó en Lockerbie, Escocia.

Dentro de la comunidad judía hay posturas distintas respecto de las negociaciones con Irán. Algunos acompañan la visión que hoy tienen Estados Unidos e Israel que rechazan cualquier diálogo con el régimen de los ayatolás: lo consideran como protagonista del Eje del Mal, archienemigo de Israel y con una concepción teológica violatoria de los derechos humanos. Del otro lado están quienes consideran que la causa AMIA está empantanada desde hace casi 19 años y que hay que hacer todo lo posible para destrabarla. Pocos son los que tienen en cuenta que la investigación fue muy irregular y que las pruebas que existen contra los funcionarios iraníes son más bien endebles. El fiscal Nisman, de todas maneras, cree que alcanzan para una condena.

En la Cancillería sostienen que no habrá negociaciones indefinidas con Irán y que en los primeros meses de 2013 debe quedar configurada una propuesta. En paralelo habrá otra negociación importantísima: según afirman varios diarios norteamericanos, por primera vez habrá un cara a cara de Estados Unidos con Irán por la cuestión nuclear. Se dice que tras la reasunción de Barack Obama se producirá un diálogo directo por primera vez en 30 años. Los especialistas coinciden en que en ambas negociaciones pesan las autoridades religiosas iraníes, empezando por el ayatolá Alí Khomenei. Es decir que una cosa es la que proponen los funcionarios de la cancillería de Teherán y otra es la que después aprueban los clérigos.

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