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Los datos se conocieron ayer, Día del Trabajador: más de la mitad de los ciudadanos del área metropolitana creen que no tendrían mejores oportunidades de trabajo en otro país y apenas dos de cada diez creen que sí, que tal vez conseguirían una mejor oportunidad laboral fuera de la Argentina. Los números contrastan con los de 2002, por ejemplo, cuando más del 60 por ciento respondía que se quería ir del país. Seis de cada diez consultados dijeron que tienen más derechos laborales que hace diez años y más de la mitad sostuvo que hay más y mejores oportunidades laborales que hace una década. Pero, además, ocho de cada diez personas se pronunció a favor de la Ley de Servicio Doméstico y la de Penalización del Trabajo Infantil y el Estatuto del Peón, todas reivindicaciones de los más débiles. Los datos del sondeo encajan con los sucesivos descensos en la tasa de desocupación y con las encuestas que también muestran que existe una baja proporción de argentinos que temen perder su trabajo, porque creen justamente que no les resultará difícil conseguir otra oportunidad laboral.

Las conclusiones surgen de un estudio realizado por la consultora Ibarómetro, que conduce Doris Capurro, aunque este sondeo fue dirigido por Ignacio Ramírez. En total fueron registradas las opiniones de mil personas de Capital Federal, el primer cordón y el segundo cordón del Gran Buenos Aires, a través de entrevistas telefónicas.

Para los encuestados obviamente el trabajo es un valor importantísimo: el 41 por ciento lo vinculó con la dignidad y otro 9 por ciento con el orgullo. Pero, con unas u otras palabras, el 71 por ciento le dijo a Ibarómetro que, para su vida, el trabajo es de gran importancia, sólo por debajo de la familia, considerada muy importante por el 91 por ciento de los encuestados. Es un resultado cantado para un país en el que durante décadas no hubo alta desocupación, pero en los ’90 todo sufrió un cambio dramático y conseguir trabajo resultaba casi imposible. Los encuestados registran aquel momento y, en especial, el final de la década pasada y principios de la actual, en que la situación de desempleo produjo larguísimas colas en los consulados de Italia, España, Estados Unidos, Canadá, por el deseo de muchos argentinos de emigrar.

Los datos muestran que 60,7 por ciento de los encuestados dicen que hay más derechos laborales ahora que hace diez años y que hay más y mejores oportunidades laborales. El ciudadano piensa que la clave para conseguir trabajo es el nivel educativo (40 por ciento), pero que las políticas del Gobierno ayudaron, que hay que tener contactos y poner esfuerzo personal. Esos son los factores para conseguir una buena situación laboral.

Respecto de las principales leyes laborales aprobadas en los últimos años, el respaldo es casi unánime. La de Servicio Doméstico tiene el apoyo del 84,9 por ciento de los encuestados; la Ley de Penalización del Trabajo Infantil es respaldada por 80,8 por ciento y el Estatuto del Peón Rural cuenta con la aprobación del 72,9 por ciento. Los que están en contra de estas normas son muy pocos, porcentajes menores, ya que la mayoría de los que no apoyan, no es que se opongan, sino que dicen que no saben o no contestan.

En cualquier caso, parece evidente que la preservación del trabajo –aun en los años más duros de la crisis internacional, como 2008 y 2009– es el mayor reconocimiento que tienen las administraciones de Néstor y Cristina Kirchner. Prácticamente todas las encuestas ubican como preocupaciones la inseguridad, la inflación e incluso el trabajo en negro, pero la desocupación –el mayor drama europeo, por ejemplo– no aparece siquiera mencionada entre las diez inquietudes más importantes en la Argentina.

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