Sábado, 31 de agosto de 2013 | Hoy
La Cumbre de la Unasur de Surinam estuvo marcada por algunos diferendos bilaterales que buscaron una vía de solución. Uno de los más importantes fue el de la situación creada entre Bolivia y Brasil por la fuga del senador boliviano Roger Pinto de la Embajada de Brasil en La Paz, un conflicto que le costó el puesto al canciller brasileño Antonio Patriota y al diplomático que lo orquestó, Eduardo Saboia. Ayer, los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y de Brasil, Dilma Rousseff, mantuvieron un encuentro para aclarar los puntos oscuros en el hotel Torarica de Paramaribo. La reunión se extendió por una hora y cuarto y, aunque no hubo declaraciones posteriores, Morales previamente adelantó el tono conciliador con el que encararía el encuentro. “Algunos grupos de Brasil quieren hacernos enfrentar con la compañera Dilma, pero no van a poder porque hay madurez política”, declaró Morales. El presidente boliviano viene reclamando que el fugado senador opositor sea devuelto a Bolivia para que enfrente múltiples causas por corrupción y asesinato de campesinos que tiene en su país, mientras que Rousseff consideró “inadmisible” la colaboración de diplomáticos brasileños en esa huida. Ahora el senador boliviano aguarda que Brasil le conceda el status de refugiado, mientras que la fiscalía general de su país solicitó a la policía internacional (Interpol) su captura.
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