EL PAíS
El faltazo de los gobernadores revivió espectros en la Rosada
Por Martín Piqué
“En política nadie se suicida por el otro”, repetían anoche varios gobernadores del PJ a la hora de explicar por qué no habían firmado el postergado acuerdo entre la Nación y las provincias. La explicación, además, venía a cuento porque el Gobierno los había citado a la Casa de Gobierno, a las 17, donde los recibiría el Presidente para debatir por la coparticipación. La reunión no se concretó, y los gobernadores destacaron que no están buscando debilitar a Eduardo Duhalde. Sin embargo, algunos compararon el fracaso de la reunión con el frustrado encuentro de Chapadmalal, convocado por Adolfo Rodríguez Saá el último día de su gestión. “No es Chapadmalal, pero puede ser Punta Lara”, comentaba ayer un participante de la reunión en el CFI.
Luego de que la anunciada cita en la Rosada fuera archivada, los gobernadores se internaron en el CFI para negociar con el Ejecutivo. Primero los radicales, y más tarde los peronistas. Las negociaciones estaban concentradas en las deudas provinciales, la posible eliminación de los bonos provinciales y el porcentaje del impuesto al cheque que sería distribuido a las provincias (ver aparte). Pero mientras se sucedían las reuniones, los gobernadores se preocuparon por desmentir que estuvieran intentando desgastar al Gobierno. “Tenemos conciencia de que a este tipo no se lo puede voltear”, dijo a Página/12 el asesor de un gobernador del PJ de una provincia del Noroeste. Según los mandatarios, ellos no buscan “poner en riesgo la durabilidad del Gobierno” sino que están defendiendo la subsistencia de sus provincias.
Pero al Gobierno parece que las declaraciones no lo convencen demasiado. Ayer, por ejemplo, José Pampuro afirmó que “hay gobernadores que debilitan” al Ejecutivo, y luego defendió la idea de convocar a un plebiscito para comprobar cuál es el respaldo popular que tiene Duhalde. La acusación de Pampuro iba dirigida al santacruceño Néstor Kir- chner y el cordobés José Manuel de la Sota, dos de los mandatarios que quieren elecciones anticipadas. Como su provincia no está asfixiada por las deudas, el patagónico está en mejores condiciones para pelear por sus intereses, como la mano de obra que ocupan las petroleras en su distrito. La semana pasada, discutió duramente con el propio Duhalde. Y ayer, antes de entrar al CFI, advirtió que “hacer un acuerdo de cualquier forma no le sirve al gobierno”.
En el caso de De la Sota, la relación es dual y más complicada. Córdoba es una provincia con deudas y con problemas de liquidez, un problema que está tratando de compensar a través de los bonos Lecor. Por esta situación, De la Sota fue uno de los más duros opositores a la condición que quiso imponer el subsecretario de Relaciones con las provincias, Juan Carlos Pezoa: la prohibición a seguir emitiendo bonos provinciales en todos los distritos del país. El encargado de oponerse a ese punto fue el ministro de Finanzas de Córdoba, Juan Schiaretti, quien ayer representó a De la Sota en las negociaciones por la coparticipación porque el cordobés fue el único gobernador peronista que no viajó a Buenos Aires.
Según otros gobernadores del PJ, el faltazo de De la Sota fue un claro desplante y otro ejemplo de su estrategia dual: por un lado, dicen sus pares, se muestra duro y confrontativo; por otro, envía a un ministro de confianza para que colabore con Remes Lenicov y quede bien con el establishment económico y financiero.
La gran incógnita sigue siendo el santafesino Carlos Reutemann. El ex corredor de Fórmula 1 hasta ahora ha optado por el mutismo y en las negociaciones mantuvo un perfil bajísimo. “Lo único que hizo fue golpear insistentemente una birome blanca sobre los papeles que tenía”, se burlaba ayer uno de los presentes en la reunión de gobernadores en el CFI. Sin embargo, a pesar del mutismo, Reutemann sabe que se está preservando para el futuro: sus mismos pares creen que “tiene que ver con su posicionamiento” para los próximos días.
Mientras Gildo Insfrán, de Formosa, asume un rol más protagónico debido a su carácter de presidente del CFI, y Eduardo Fellner trata de imponer una postura más conciliadora ante el Gobierno, a causa de la situación explosiva de la economía de Jujuy. En medio de tan diversos intereses y ambiciones, el Gobierno intenta lograr el acuerdo por la coparticipación, que sería el primer éxito de su gestión.