EL PAíS
El reencuentro con Lula, Chávez, Fidel y Lagos
Anoche Kirchner cenó sentado entre Lagos y Castro. Hoy mantendrá un encuentro a solas con Lula, el más importante de la agenda presidencial.
Por Martín Piqué
“Venimos a compartir este acontecimiento, que nos va a permitir consolidar definitivamente el frente político en la región”, declaró ayer Néstor Kirchner apenas aterrizó en tierra paraguaya. Se refería a la asunción del mandatario electo, Nicolás Duarte Frutos, y con esa frase reafirmaba su idea –y la del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva– de que el Mercosur no sea sólo un conglomerado económico sino un bloque político cada vez más sólido para negociar con mejor fortuna ante el ALCA auspiciado por los Estados Unidos.
Además de Lula, con quien hoy a la mañana el Presidente tendrá una charla privada, llegaron aquí el chileno Ricardo Lagos, el venezolano Hugo Chávez y hasta Fidel Castro, quien visita por primera vez Paraguay.
El gobierno de George Bush envió a un funcionario de tercer nivel, el secretario del Departamento de Asuntos de Veteranos, Anthony Principi. El representante norteamericano podrá participar de la reunión extraordinaria de jefes de Estado del Mercosur y la Comunidad Andina de Naciones, que se hará hoy a la tarde, tras la asunción de Duarte Frutos y el Tedeum correspondiente. Anoche, a última hora, en la comitiva argentina aún no sabían si Kirchner asistirá a ese encuentro, que no estaba previsto en la agenda inicial.
El Presidente aterrizó en Paraguay en el Tango 01 acompañado por el canciller Rafael Bielsa, el jefe de Gabinete Alberto Fernández, los ministros José Pampuro (Defensa), Aníbal Fernández (Interior), el senador José Luis Gioja –candidato a gobernador de San Juan por el PJ– y el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Enrique Iglesias. También integraba la comitiva la esposa del gobernador Felipe Solá, Teresa González. En Asunción esperaba a la delegación el gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, quien sufrió recientemente la muerte de uno de sus hijos. Ante unos periodistas argentinos Kirchner tuvo un gesto de apoyo político para con él: “Es el hombre que va a consolidar el proceso de recuperación económica que Formosa necesita”, elogió a su aliado en la interna peronista.
La llegada de Kirchner a Paraguay se produjo en medio de un escándalo local por la decisión de un juez de impedirle la salida del país al presidente saliente, Luis González Macchi, a quien acusan por el desvío de fondos. Los taxistas, comerciantes y peatones de Asunción seguían ayer las noticias desde los televisores de los negocios y los bares. También había cierta expectativa por la llegada de Fidel Castro, a quien vivaron algunos manifestantes. El cubano se divirtió: cuando llegó su amigo Chávez le preparó una broma. Uno de sus hombres saludó al venezolano de improviso, diciéndole que era “una emboscada”. Chávez, por un momento, se asustó. El chiste fue el comentario obligado en Asunción. Incluso circuló en la mesa de la residencia presidencial, donde a la noche cenaron los presidentes siguiendo un orden que Castro rompió: pidió sentarse junto a Kirchner, que de ese modo quedó entre el cubano y Lagos.
La comitiva argentina tenía sus expectativas puestas en la reunión de hoy con Lula. Varios temas pendientes, como las negociaciones de ambos países con el FMI y el monto de superávit fiscal que se acordaría, se tocarán en ese encuentro. Obviamente también dialogarán sobre la actualidad del Mercosur y la propuesta de Chávez de tratar de armar una empresa multiestatal de petróleo. En el caso del venezolano, Kirchner tendrá la oportunidad de preparar su primera visita oficial a la Argentina, que comenzará el domingo próximo. Quizá por un capricho del destino, o tal vez por expreso pedido de los dos presidentes, Kirchner y Chávez se hospedaron en el mismo hotel de Asunción, el Granados Park. Estaban separados por un piso, el venezolano en el segundo y su próximoanfitrión en el tercero. Tanta cercanía hacía posible un diálogo fuera de protocolo, a la noche, como ya sucediera en la última cumbre del Mercosur.
La estadía en Asunción dejó también espacio para algunas coincidencias impensadas. Frente al centro internacional de prensa se veía un cartel que reclamaba “Cárcel para los secuestradores de María Edith”. Se trata de un María Edith Debernardi, la hija de uno de los hombres más ricos de Paraguay, que aún no está resuelto. Para los argentinos, el dato interesante fue que el abogado de María Edith fue nada menos que Eugenio Raúl Zaffaroni.