EL PAíS › SU ASESOR MENEMISTA
Un error de Scioli
Javier Mouriño es un ex diputado menemista que Scioli contrató hace un mes. Tan menemista es que el vicepresidente decidió despedirlo después del enfrentamiento con Kirchner.
Por Felipe Yapur
Cuando estalló la crisis entre el presidente Néstor Kirchner y Daniel Scioli, uno de los funcionarios de mayor confianza del santacruceño aseguró a Página/12 que sospechaban que detrás de la actitud del vicepresidente podía esconderse “una interesada mano menemista”. No se hacían nombres pero de repente –como por arte de magia– algunos senadores del PJ comenzaron a recordar que era común encontrarse con el ex diputado menemista Javier Mouriño en el amplio despacho de Scioli. Coincidencia o azar, pero lo cierto es que este verdadero “paladar negro del menemismo” está contratado por el vicepresidente e integra su cuerpo de asesores desde hace un mes, apenas unos días antes de que explotara el conflicto en el binomio gobernante. “Mi tarea se limita a cuestiones estrictamente técnicas”, se defendió Mouriño, quien a esa altura no sabía que su asesorado ya había decidido eyectarlo preocupado por las posibles repercusiones en la Rosada.
“Su designación fue un error”, se lamentó ante este diario uno de los hombres de Scioli en el Senado, al tiempo que se resistía a enumerar el rosario de los últimos yerros de su jefe. Claro, la confesión de último “error” es al menos tardía. Sobre todo si se tiene en cuenta que Mouriño ya era asesor cuando el vicepresidente abrió su boca para asegurar que la suba de las tarifas era necesaria y que no estaba de acuerdo con la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Dos temas que –vaya coincidencia– integran el cuerpo de los denominadores comunes del menemismo: neoliberalismo e impunidad.
Además, si bien Mouriño lleva oficialmente un mes como asesor del vice, lo cierto es que varios legisladores del oficialismo aseguran haberlo visto transitar los pasillos de la Cámara alta desde mucho antes del 1º de agosto. Según estos senadores, Mouriño es un “operador o gestor político”. Sostienen que es uno de los hombres que suele ingresar en el despacho de Scioli sin necesidad de anunciarse y que “le gusta hablar en nombre del presidente del cuerpo”. Los senadores también recuerdan que luego de sus desafortunadas declaraciones –que le valieron la pérdida del control de la Secretaría de Turismo–, el ex diputado porteño recorrió despachos pidiendo prudencia en las declaraciones o, en el mejor de los casos, silencio.
Ayer sábado, cerca de las tres de la tarde, Mouriño atiende su celular. Como si se tratara de alguien que se está disponiendo a dormir una siesta, responde con voz pausada, adormilada, a la consulta de Página/12. “Soy sólo un asesor técnico”, dijo seco. Aseguró que simplemente asesora al vicepresidente en todo aquello que tiene que ver con lo parlamentario: “Me convocaron por mi experiencia como diputado, pero también porque soy abogado”, agregó tras acomodar rápidamente su garganta.
Para Mouriño su identificación con Carlos Menem no es un impedimento en su trabajo. “¿Eso? Eso terminó el 27 de abril. Además, la vida continúa”, se justificó este furibundo menemista porteño, olvidando sus belicosas declaraciones contra Kirchner y Scioli –a quien consideraba un traidor al líder riojano– durante los días previos al 27 de abril.
–Está bien Mouriño, ¿pero usted no cree que al menos es sugestivo que un hombre tan identificado con el menemismo asesore al vicepresidente de Kirchner que encabeza un proyecto opuesto al suyo? –preguntó este diario.
–No, no hay nada de que preocuparse. Mi tarea es absolutamente técnica –responde el asesor de la presidencia del Senado, como si se tratara de una discusión sobre técnicas quirúrgicas.
–Cuando estalló la crisis con el presidente Kirchner, usted lo aconsejó a Scioli. Le dijo lo que debía hacer. ¿Habló con los senadores? –insistió Página/12. Mouriño se tomó unos segundos para responder.
–Esteee, yooo, sólooo me ocupo de cuestiones técnicas –dijo y regresó el silencio–. El ex diputado no sabe cuánto va a cobrar porque recién lodesignaron el 1º de agosto. Llámeme la semana que viene y se lo digo con exactitud –se justificó.
Tal vez no esté al tanto. Pero un estrecho colaborador de Scioli adelantó que el ex diputado volverá a ser un desempleado en pocos días más: “Daniel ya lo decidió. Mouriño no corre más entre nosotros”, señaló el allegado. Así, el menemista sólo cobrará un mes de salario, algo así como unos 3000 pesos, según estimaron en las oficinas administrativas de la Cámara alta.
¿De quién fue el error? Ninguno de los consultados quiso arriesgar un nombre mientras blanquean el ojo y lo dirigen hacia el despacho de Scioli. Eso sí, confían –algunos ruegan– que la decisión de sacarse a Mouriño de encima sirva para evitar otro conflicto con Kirchner.
Carlos Marchiarole, secretario administrativo del cuerpo, fue quien confirmó la designación del menemista, pero dijo no saber cuál era la razón por la que se lo había convocado. “Entiendo que por su experiencia parlamentaria”, arriesgó. Cerca suyo, sin embargo, intentan bajarle el precio a la presencia del representante menemista: “Es un cuatro de copas”, dicen, al tiempo que agregan que “Daniel lo trajo para darle una mano porque no tenía nada desde que terminó la campaña”.
Si bien existe la remota posibilidad de que la designación de Mouriño responda a una acción benéfica de Scioli, lo cierto es que no es un desconocido para el ex motonauta. Ambos abrevaron durante años de las fuentes menemistas. Por caso, durante la interna de 1997 desplazaron juntos a Miguel Toma y fueron diputados nacionales por el desprestigiado PJ porteño. La noche de ese triunfo, Scioli, Mouriño y otros de los integrantes de la lista, se aprestaban a partir hacia Olivos. Antes de salir, Scioli se acercó a los periodistas y dijo que “este es el triunfo de una propuesta que ha llevado a la Argentina a estar en el camino del crecimiento sostenido”. Luego celebró junto a Menem con pizza y champagne, un icono de aquellos años. La frase de 1997 de Scioli sorprende por su parecido con las que utilizó como candidato a vicepresidente en abril pasado. Sorprende porque también para esos comicios, Mouriño hizo las veces de vocero del riojano pero también de operador frente a Adolfo Rodríguez Saá, cuando Menem pretendió sin éxito armar un frente contra Kirchner y Duhalde.