Los defensores del vicepresidente Amado Boudou, los abogados Eduardo Durañona y Diego Pirota, adelantaron ayer que el procesamiento ordenado por el juez Ariel Lijo será apelado y consideraron que la decisión del magistrado no se basó “en pruebas de la causa”, sino que “sólo ha tejido una novelada conjetura basada en ciertos relatos periodísticos”. Por su parte, la defensa de Nicolás Ciccone, también procesado, se sumó a los cuestionamientos en torno del procesamiento.

Durañona y Pirota se pronunciaron oficialmente ayer mediante un comunicado donde destacaron que, dentro de la investigación por la venta irregular de la ex Ciccone Calcográfica, “se han tergiversado pruebas y testimonios, así como se han inventado circunstancias que no existen en las constancias de la causa penal”.

Ambos letrados calificaron la resolución judicial como “una historia fabulada y convenientemente acomodada a causar un perjuicio antijurídico a las personas que el magistrado interesadamente seleccionara”. “Ya estaba decidido y redactado antes de la indagatoria”, añadió Pirota y reiteró que la próxima semana se apelará la medida ante la Cámara. “Es evidente que el juez ya había decidido procesar a todos. Esto confirma aún más que lo que pasó este último mes es una farsa, un aparente ejercicio de derecho”, remarcó.

Además, el abogado del vicepresidente señaló que el procesamiento contra Boudou y otros cinco imputados en la causa fue dictado por Lijo “entre gallos y medianoche”. “No había necesidad de que fuera a las 11 de la noche”, criticó el letrado y consideró que Lijo dio a conocer el fallo el viernes porque “el propio vicepresidente pidió ese día al mediodía aplazar la indagatoria” para la semana próxima.

En tanto, el abogado de Nicolás Ciccone, Maximiliano Rusconi, indicó ayer que la decisión de Lijo de procesar a su defendido por el delito de cohecho activo “es un escándalo procesal pocas veces visto” y lo llamó “una nueva forma de tortura”. Además, acusó al juez de haber engañado a su cliente.

Rusconi puntualizó que “el nuevo método de tortura es obligarlo (a Ciccone) a declarar contra sí mismo, a que confíe el hecho diciéndole que está bajo juramento y luego haber utilizado esa misma información para procesarlo.