EL PAíS
Barrionuevo ya es el nombre de la violencia
Donde se lo nombra, parece que hay piñas: mientras el senador gastronómico hablaba en Buenos Aires de la violencia en el partido Chacarita-Boca, en Catamarca sus seguidores se trenzaban con los saadistas, a los que excluyeron de la interna del PJ.
Será capricho del destino, será casualidad o será pura coincidencia, pero lo cierto es que donde está Luis Barrionuevo siempre hay cerca una polémica. El domingo fueron los incidentes entre las hinchadas de Chacarita y Boca Juniors, en el estadio La Bombonera, que despertaron sospechas sobre el senador y presidente de Chacarita. “Acá hay que ir con el cuchillo hasta el hueso para ver lo que pasó, debe saberse la verdad”, aseguró ayer Barrionuevo para contestar las acusaciones. Pero los conflictos no terminaron allí, porque mientras el senador hablaba de los episodios de hace una semana en La Boca, en Catamarca militantes barrionuevistas y saadistas se enfrentaban con piedras y palos en el medio de un congreso del PJ que sesionaba en la provincia.
Al más puro enfrentamiento callejero –como aquella pelea en la puerta del teatro San Martín durante un congreso de la CGT en los primeros ‘90– las dos corrientes del peronismo catamarqueño se enfrentaron entre sí con la intención de dejarse mutuamente afuera del encuentro interno del partido. Los militantes barrionuevistas intentaban nombrar a los candidatos a senadores y diputados sin que participasen los saadistas. Los representantes de Barrionuevo eran 57, y a pesar de los incidentes lograron inscribir ante la Justicia los nombres de los ganadores de la interna partidaria. Como candidatos a senadores provinciales inscribieron a Raúl Jalil y Liliana Barrionuevo –hermana de Luis– y para diputados fueron Inés Blás de Zamora-Hilda García.
Para evitar que los hombres de Barrionuevo realizaran el trámite, los saadistas –que habían quedado fuera del congreso con todos los ingresos cerrados– quemaron las puertas del club Sociedad Española. Eso generó, rápidamente, una pelea a pedradas entre ambos bandos, hasta que los saadistas ingresaron por la fuerza al local. Los 57 delegados de “Luisito” tuvieron que escapar por los fondos o por el techo de las viviendas lindantes. Los enfrentamientos se produjeron a la una del mediodía. Unas horas después, la policía de Catamarca informaba que “hasta el momento no se registraron detenidos ni heridos”. Casi al mismo tiempo, desde Buenos Aires, Barrionuevo se quejaba porque “no veía la pata a la sota de que Argentina empiece a marchar por la recuperación en serio” y le pedía a Néstor Kirchner que “empiece a gobernar”.
Mientras tanto, los disturbios en Catamarca se habían calmado un poco gracias a un operativo de seguridad que incluía a efectivos de infantería y bomberos. El episodio terminó, pero la interna del peronismo no logró definirse porque tanto el sector de Barrionuevo como el de Ramón Saadi quieren que sus candidatos representan al partido en las elecciones provinciales. El caso quedará a cargo del juez federal de Catamarca, Pedro Navarro, que primero deberá resolver un planteo de “no innovar” presentado por los militantes saadistas. “No quiero ser candidato a nada”, había dicho a primera hora el propio Barrionuevo.
Por esas ironías del destino, la pelea coincidió con declaraciones de Barrionuevo sobre los enfrentamientos entre barras bravas de Chacarita y Boca. “Todo esto lo especularon”, dijo el senador, quien luego se quejó por los allanamientos al club Chacarita ordenados por el juez de instrucción Mariano Bergés. “Es un show mediático.”