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Si fuera por la versión oficial, Eduardo Duhalde desembarcó ayer en la Casa Rosada simplemente para comprometerse a pagar el asado que perdió ante Néstor Kirchner por la elección de Misiones. Pero la charla fue bastante más amplia, abordó temas como el Mercosur y la interna porteña, y le sirvió al ex presidente para escuchar de su sucesor la “primicia” del despido de Roberto Giacomino de la Policía Federal.
“A Néstor y a mí ni nos va ni nos viene”, dijo Duhalde hace una semana sobre el resultado de la elección misionera. El ex presidente apoyaba a Ramón Puerta, finalmente derrotado en las urnas por el candidato de Kirchner, el gobernador Carlos Rovira.
Anoche, Alberto Fernández, el único testigo del encuentro entre el actual y ex mandatario, siguió minimizando el tema. “Duhalde nos contó que ya sabía que iba a perder Puerta y que le dijo a éste que le iba a ganar Rovira”, relató, como si la presencia del bonaerense en la Rosada fuera únicamente para contar anécdotas electorales.
La pelea de Misiones fue el emergente de otra disputa subterránea por el poder que ya mantienen Kirchner y Duhalde. El Presidente es partidario de una construcción transversal que trascienda los límites del justicialismo. Y por eso respaldó a Rovira, pese a que el candidato oficial del PJ era Puerta. El ex mandatario, en cambio, se quiere valer de las viejas estructuras partidarias para mantener su actual posición de privilegio, que lo catapultó como el hombre sin cargo más poderoso del país.
Claro, todavía no son tiempos de enfrentamientos públicos, y por eso se informó que, además del tema Misiones, el motivo formal de la cita fue terminar de definir el viaje que Kirchner y Duhalde realizarán juntos a Uruguay el miércoles, para participar de la designación oficial del ex presidente como secretario político del Mercosur. Duhalde asumirá ese cargo recién el próximo 14 de diciembre.
Lo que Duhalde fue informado allí con lujo de detalles fue sobre el despido de Giacomino (ver páginas 2 y 3). Fue un gesto del Gobierno hacia quien, a pesar de la pulseada interna, aún sigue considerando socio político necesario. Giacomino era una pieza clave del gobierno duhaldista y mantenía una estrecha relación con el canciller Carlos Ruckauf. Giacomino mantuvo su puesto en la primera “limpieza” de la Federal realizada por Kirchner, durante el amanecer de su gobierno.
En rigor de verdad, el encuentro fue entre Fernández y Duhalde, y recién después se sumó Kirchner. Al jefe de Gabinete y el ex presidente les preocupa sobremanera la interna porteña.
Fernández fue el principal operador del Gobierno en favor de la reelección de Aníbal Ibarra, y tras el triunfo de éste el funcionario asoma ahora como uno de los potenciales candidatos a sucederlo. En un reportaje a Página/12, Duhalde amplió la gama de aspirantes con chances al electo vicejefe de Gobierno porteño, Jorge Telerman, y al vicepresidente de la Nación, Daniel Scioli.
El diario Ambito Financiero informó que Telerman habló del tema con Duhalde. Algunos laderos de Ibarra no dejan de mirar con recelo a quien fuera vocero de la campaña presidencial de Duhalde en el año ‘99. Y si bien están convencidos de que por ahora no habrá demasiados tironeos –faltan cuatro años para el recambio de autoridades–, temen que a medida que pasen los meses la pulseada se traduzca en hechos concretos y no sólo en artículos periodísticos.