Lunes, 27 de abril de 2015 | Hoy
EL PAíS › OPINIóN
Por Mario Wainfeld
El PRO ganó en forma rotunda las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias porteñas (PASO). Para el jefe de Gobierno Mauricio Macri fue redoblona porque su candidato, el jefe de Gabinete Horacio Rodríguez Larreta, superó con comodidad a la senadora Gabriela Michetti. El Movimiento Popular Neuquino (MPN) venía ganando las elecciones en la provincia que hegemoniza ininterrumpidamente desde 1983. Ambos eran favoritos en la previa y en el historial.
La condición de local gravita mucho en las elecciones distritales, regla que se pone en juego a cada competencia. Ayer se venía confirmando. Esta nota se cierra pasada la medianoche del domingo con escrutinios parciales: 85,88 por ciento de las mesas porteñas y 65,31 de las neuquinas. Las tendencias parecían firmes, pero se aclara que se trabaja con esos datos.
Las conclusiones más precisas podrán darse en el diario de mañana, hoy iremos insinuando las más evidentes a la espera de los números definitivos.
La CABA es fiel: El macrismo viene prevaleciendo desde 2007, con pocos tropiezos, en las votaciones en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Ayer ratificó la primacía marcando una diferencia grande con sus adversarios, rondando el 47 por ciento de los votos emitidos que consiguió en la primera vuelta para jefe de Gobierno en 2011.
La interna entre Rodríguez Larreta y Michetti fue un de- safío de ésta que disgustó a “Mauricio”, quien se jugó entero por su favorito. “Horacio” es menos carismático que “Gabriela”, menos mimado por el electorado... en realidad nunca fue candidato antes. Lo fortificó el apoyo del líder de la fuerza, sumado a un despliegue territorial, mediático y de recursos materiales formidable en la campaña. Fueron eficaces, por un margen superior al insinuado por las encuestas que acertaron con la tendencia.
Las PASO no son las generales que se librarán el 5 de julio. Hay quien imagina que podría haber fuga de los votos de quienes acompañaron a Michetti. Los precedentes de años anteriores, la capacidad de imantar que tienen los éxitos y el ojímetro del cronista suponen que lo más posible es que PRO retenga las adhesiones, en grandes números. Su favoritismo para seguir al frente de la CABA, entonces, es altísimo.
La dirigencia de color amarillo festejó a su modo, bailando como en un cumple. También se ilusiona con llegar a gestionar otra de las grandes provincias argentinas, Santa Fe. Miguel Del Sel acarició esa posibilidad hace cuatro años y, aunque se ignora el resultado exacto de las PASO de esa provincia, el resultado que obtuvo los autoriza a soñar con el doblete.
Si se amplía la mirada a otros territorios, las perspectivas son menos promisorias y muy desparejas. Sobre eso será mejor discurrir en días venideros.
Sin espacio para cuartos: La coalición Energía Ciudadana Organizada (ECO) y el Frente para la Victoria (FpV) disputaron el segundo y tercer puesto. Lo consiguió ECO lo que no fue batacazo aunque sí una sorpresa. Ambas coaliciones dirimieron sus candidaturas en internas que terminaron con vencedores amplios.
Las tres fuerzas que llegaron a un desparejo podio polarizaron a casi todo el padrón, dejando poco margen para la surtida oferta alternativa. Varios de los postulantes quedaron en riesgo de no superar el uno y medio por ciento de los votos emitidos necesario para entrar a la elección de autoridades. Al cierre de esta nota sólo parecen haberlo logrado el Frente de Izquierda y los Trabajadores y Autodeterminación y Libertad, el partido del ex diputado Luis Zamora.
Habrá menos boletas partidarias en el cuarto oscuro en julio. Las PASO organizan las preferencias: alertan a los microemprendimientos u organizaciones sin convocatoria. Es un buen método, sobre todo porque el piso exigido es transigente.
El aspirante de ECO, Martín Lousteau, congregó una apreciable cantidad de votos y dejó de lado fácilmente (en su caso no cabe decir “sin despeinarse”) a la diputada Graciela Ocaña. Los radicales y la Coalición Cívica los avalaron, aunque no son “del palo”.
La diputada Elisa Carrió y el senador Ernesto Sanz se entusiasmaron frente al micrófono. Fueron los primeros dirigentes en tomar la palabra, una vez terminadas las horas de veda. Llegaron antes que los del PRO, que saben manejarse en esos trances.
Prometieron que llegarían al ballottage y ganarían: no parece sencillo. Pero sí les vale lo acumulado. El rival de ECO, quedó claro, es el FpV, al que le dedicaron dardos y profecías.
Un suelo áspero: El FpV llegó con expectativas de salir segundo, con un piso de un veinte por ciento. Los números provisorios están por debajo, será tarea de campaña remontarlos tomando como referencia el 27 por ciento que consiguió Daniel Filmus en la primera vuelta de 2011. No luce simple, pero queda tiempo para arremangarse y caminar el territorio.
El kirchnerismo comenzó un ensayo interesante y exigente, en Mendoza y en la CABA. La Cámpora se expone en las urnas. En Mendoza lo hizo con un dirigente del FPV como primer candidato en una lista interna, en la Ciudad Mariano Recalde tuvo el apoyo de la Casa Rosada para ir por la Jefatura de Gobierno. En ambos casos, arriesgaron mucho, en contiendas difíciles de antemano.
El objetivo siempre es ganar, en principio. Pero la idea central es ir fogueando a una dirigencia joven para pedir el voto, disputarlo, mostrarse, darse a conocer. Y recibir los lauros o los golpes que supone toda competencia.
Recalde, junto al ministro Carlos Tomada, enfrentan ahora un reto durísimo: crecer lo que se pueda desde un piso que, ya se dijo, quedó debajo de las expectativas.
El MPN, todo un caso: El gobernador de Neuquén, Jorge Sapag, desdobló las elecciones provinciales, como tantos de sus colegas. Fue quien más las apuró, seguramente de modo excesivo. Los “gobernas” tratan de ubicar el momento que les es más propicio: pueden errarle pero gozan de una franquicia en sus terruños.
El Movimiento Popular Neuquino (MPN) es la fuerza provincial más exitosa de la Argentina, viene ganando ininterrumpidamente desde 1983. También aventajó al peronismo en 1973, se uno se retrotrae a tiempos que este escriba considera difíciles de comparar con la actualidad.
Omar Gutiérrez, ministro en el Gabinete de Sapag, fue su candidato y lo sucederá.
El FpV buscó no ser monocolor y llevó como adalid a Ramón Rioseco, un dirigente con formación de izquierda que fue piquetero durante la crisis de fin del siglo pasado y transitó desde las rutas hasta la intendencia de Cutral-Có.
No consignamos los porcentajes parciales. Sí recordamos que, cuatro años ha, el MPN le sacó poco más de 13 puntos porcentuales de ventaja al FpV.
El MPN sabe tallar en la política nacional, sacándole buen jugo a su elenco estable de senadores y diputados. Negocia, acuerda o tensa con cada uno de los sucesivos oficialismos nacionales que vio pasar. En los últimos años fue, mayormente, un buen “compañero de ruta” del gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Fueron tiempos auspiciosos para la provincia, con olor a gas y a petróleo. Sus ingresos mejoraron merced a la distribución de ingresos entre la Nación y las provincias hidrocarburíferas ulterior a la reestatización de YPF. Suma, a su vez, lo que ya está dinamizando Vaca Muerta.
El radical Horacio Quiroga fue el tercero en la disputa y en el score. Pechi Quiroga se alió con el macrismo y quedó atrás.
Análisis provisorio: Los victoriosos tienen derecho y motivos para festejar. Las extrapolaciones a lo nacional son parte de todos los debates. No se las puede ni debe evitar, procurando no ser facilista ni lineal.
El PRO y el MPN siguen dominando como locales, tal como lo hicieron desde que Cristina Kirchner es presidenta. Los electorados de los dos distritos son, por tradición que quebraron pocas veces, poco afectos al peronismo.
El éxito entusiasma, embellece y de alguna forma congrega. De cualquier modo ya se vio en 2007 y 2011 que el voto nacional no es idéntico al que se expresa en las elecciones locales.
Neuquén tiene gobierno hasta 2019. Cuatro distritos realizaron sus PASO. Dos parecen ir a una revalidación oficialista: Salta y la CABA. En Mendoza el radicalismo obtuvo una ventaja estimulante pero que no autoriza a dar por terminado el partido. En Santa Fe, los socialistas y el PRO están palo y palo, mientras el FpV tercia no tan lejos pero con dos rivales adelante.
Es prematuro sacar conclusiones generales, salvo la fidelidad de ciertos territorios (contamos tres) a sus oficialismos. Quizá espigando con más minucia se puedan detectar señales hacia las presidenciales de octubre.
Por ahora, queda el saldo de jornadas de participación bastante intensa, con el único lunar del escrutinio santafesino. El pésimo funcionamiento de la web electoral del gobierno porteño no es tan grave aunque sí una berretada que merece señalarse en tres líneas.
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