Todo indica que la fiscal Viviana Fein no se pronunciará sobre la muerte de Alberto Nisman antes de las elecciones nacionales del 25 de octubre. Como se sabe, en la fiscalía no tienen hoy ninguna evidencia de que haya habido una segunda persona en el baño al momento del disparo que causó la muerte de Nisman, lo que llevaría a la conclusión de que se quitó la vida. Sin embargo, Fein no va a querer dejar ninguna medida de prueba sin terminar. Por ejemplo, la pericia tecnológica sobre los celulares y computadoras de Nisman recién se terminará dentro de un mes. También concluirá para esa fecha un amplio estudio que se está haciendo sobre las llamadas telefónicas que hizo y recibió el fiscal y un entrecruzamiento de todos los que estaban relacionados con Nisman en esos días: hay varias llamadas (sin contestar) al ex jefe de la SIDE Antonio “Jaime” Stiuso, lo que demuestra que el fiscal lo estaba buscando en forma desesperada ese fin de semana. Fein analizará con detenimiento esa situación. Una vez que tenga todas las pericias y declaraciones, posiblemente en septiembre, Fein se pondrá a redactar su dictamen. Se estima que tardará no menos de un mes, ya que suele ser muy minuciosa y detallista, prueba por prueba. Todo eso lleva el final de su trabajo hacia los últimos días de octubre o principios de noviembre, momento en que calificará lo ocurrido en el departamento de Le Parc: homicidio o suicidio o suicidio inducido. En la fiscalía sostienen que la investigación de casos de muerte dudosa en Argentina lleva, en promedio, algo más o algo menos de un año, por lo cual les parece adecuado el tiempo que les está demandando algo tan delicado como la muerte del fiscal Nisman.

Durante esta semana, Fein y su secretario Bernardo Chirichela les están tomando declaración a los criminalistas y especialistas que trabajaron en la noche de la aparición del cuerpo de Nisman, así como a quienes intervinieron en estudios posteriores. Un hombre clave, criminalista de la Policía Federal, Nicolás Vega Laiún, declaró el martes y su testimonio –con presencia de todas las partes– llevó nada menos que nueve horas. Hoy va a declarar el criminalista que actuó por la defensa de Diego Lagomarsino, el licenciado Luis Olavarría, y el viernes el criminalista que representa a Sandra Arroyo Salgado, el licenciado y ex titular de la Bonaerense Daniel Salcedo. Cada criminalista expone las razones por las que firmó su dictamen, de manera que Olavarría explicará los fundamentos por los cuales considera que Nisman se suicidó y Salcedo dirá por qué cree que a Nisman lo mataron. Las declaraciones de los criminalistas insumen una jornada por cada uno.

Hoy en día, la junta médica y la junta de criminalistas llegaron a conclusiones que se acercan muchísimo más a la hipótesis del suicidio que a la del homicidio:

- La junta médica concluyó que Nisman murió el domingo 18 de enero a la mañana. El dictamen fue suscripto por trece de los quince forenses.

- La junta de criminalistas dictaminó por cinco a uno que en el baño no hubo ninguna otra persona en el momento del disparo.

- Los criminalistas consideran prácticamente imposible que un asesino haya podido salir del baño, dejando la puerta cerrada y con el cuerpo de Nisman bloqueando la entrada. No hay ningún rastro de una maniobra de ese estilo: no se encontró ni una gota de sangre fuera del baño –debe pensarse que la escena estaba inundada y las salpicaduras fueron extensas– ni se detectaron huellas digitales en la puerta.

- Hay dos personas, el técnico informático Lagomarsino y el custodio Rubén Benítez, que afirman que Nisman les pidió prestada un arma en la jornada previa a su muerte. A ellos se agrega un amigo del fiscal, comisario retirado, al que Nisman llamó ese sábado, temprano a la mañana. Se supone que también le iba a pedir prestada un arma, pero el comisario estaba de vacaciones en Mar del Plata.

La querella que conduce Arroyo Salgado, y que hoy tiene como representante principal al abogado Juan Pablo Vigliero, apuntó siempre contra Lagomarsino, al que acusan incluso de estar presente en el momento de la muerte de Nisman. Lo cierto es que las pruebas favorecen –por ahora– a Lagomarsino. El técnico informático abandonó Le Parc el sábado a las 20.36 y Nisman tuvo un diálogo telefónico con el custodio Néstor Durán casi a las 21, lo cual indica que el fiscal estaba con vida después de que Lagomarsino lo dejó. A esto se agrega que las cámaras del barrio en el que vive el técnico lo muestran llegando ese sábado poco después de las 21 y no salió hasta el domingo al mediodía. A las 12.50 dejó su barrio y las cámaras lo muestran en un peaje en camino a Pilar. Al menos por ahora, no hay ninguna evidencia de que Lagomarsino haya participado directamente en la muerte del fiscal. Pese a ello, Fein lo sigue investigando.

Un punto clave es que, según lo verificado hasta ahora por los peritos informáticos, Nisman accedió a su computadora entre las 7 y las 8 de la mañana del domingo 18 de enero. Revisó tres diarios y su correo Yahoo. Esta empresa designó a un técnico para que verifique si el ingreso se concretó, como todo lo indica, desde la computadora que tenía Nisman en su departamento o si se hizo de forma remota. En el primer caso, será una prueba más de que el fiscal estaba con vida el domingo a esa hora, tal como creen los forenses que intervinieron en la autopsia. Arroyo Salgado y sus especialistas sostienen, en cambio, que a Nisman lo mataron el sábado, cuando estaba Lagomarsino en Le Parc.

Todas estas pruebas, más la concreción de un nuevo disparo con la misma pistola para ver si deja rastros de fulminante, las pericias tecnológicas y los entrecruzamientos de llamados, las declaraciones de todos los especialistas y más análisis de las cámaras, llevan la investigación a mediados o fines de septiembre. Después de eso, Fein se tomará un mes más para redactar su dictamen final.

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