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”¿Usted estuvo a cargo de la Base Aérea, donde en la estación de radar había personas detenidas durante la última dictadura?”, le preguntó el presidente del Tribunal Oral de Mar del Plata, Roberto Falcone, al testigo. En ese momento, el comodoro retirado Ernesto Alejandro Agustoni optó por dejar de contestar preguntas. El juez le informó entonces que quedaría detenido. El ex aviador dormirá en prisión y hoy a las cinco de la tarde deberá volver a sentarse en la silla de los testigos.
El Tribunal Oral de Mar del Plata, a cargo del Juicio por la Verdad local, había citado a Agustoni por su responsabilidad en violaciones a los derechos humanos por haber sido jefe de la Base Aérea Mar del Plata -donde funcionó el centro clandestino conocido como “La Cueva”– durante la última dictadura militar. El hombre quiso evitar presentarse personalmente ante los jueces y miembros de organismos de derechos humanos y periodistas que acuden regularmente a las audiencias. Pidió declarar por exhorto pero, ante la negativa de Falcone, Mario Alberto Portela y Néstor Rubén Parra, y la posibilidad de ser conducido hasta el lugar por la fuerza pública, se presentó en el tribunal ayer a las nueve de la mañana.
En la silla de los testigos, Agustoni admitió haber estado en la Base Aérea y dijo que “las instalaciones fueron cedidas al Ejército”, intentando así despegarse de la responsabilidad en los secuestros y torturas que se realizaron en La Cueva. Fue todo lo que dijo; luego se negó a responder. Falcone le informó que quedaría detenido por veinticuatro horas para que reflexione sobre su actitud y será convocado nuevamente hoy por la tarde.
El nombre de Agustoni fue mencionado ante la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (Conadep) por el padre del desaparecido Oscar Marochi como una de las personas a quienes entrevistó en la búsqueda de su hijo. Pero hay numerosos testimonios sobre las torturas que sufrieron los detenidos de La Cueva, que se instaló en la estación de radar de la Base Aérea.
El Tribunal Oral de Mar del Plata ya había ordenado detener a otro militar que se negó a declarar: el coronel retirado Carlos Alberto Barda, ex jefe de subzona 15. Barda sólo estuvo preso unas horas, hasta que el juez de primera instancia lo dejó en libertad. Los abogados que impulsan el Juicio por la Verdad estiman que Agustoni seguirá los mismos pasos. Será transferido a un magistrado debido a su “renuencia” a testimoniar. Esto cambiaría si las horas en prisión hacen que el militar cambie de parecer y se decida a hablar.
Uno de los casos sobre los que Barda debía responder cuando se presentó el año pasado en el Juicio por la Verdad era el de “La Noche de las Corbatas”, en la que fue secuestrado un grupo de abogados marplatenses. La firma del militar figura en un escrito en el que reconoce el asesinato de Jorge Candeloro, uno de los letrados desaparecidos. El 30 de septiembre de 1977, Barda, jefe de la Agrupación de Artillería de Defensa, contestó un oficio judicial que le había enviado el juez en lo penal Federico Hooft sobre la desaparición de Candeloro y su mujer, Marta García. La respuesta del militar, en un papel que lleva el sello de “secreto”, fue “que mientras se realizaba un operativo contra la banda de delincuentes subversivos PRT-ERP, el 28 de junio de 1977 en esta ciudad fue abatido el DS Jorge Candeloro en circunstancias en que, aprovechando un desperfecto del vehículo que lo conduce y la oscuridad reinante, trató de huir sin respetar las voces de alto dadas por el personal de custodia”.
Los hechos no sucedieron exactamente como los narró Barda. Candeloro y su mujer fueron secuestrados el 13 de junio de 1977 en Neuquén y llevados a La Cueva, el centro clandestino de la base aérea que estaba al mando de Agustoni. En La Cueva, Marta García escuchó una noche los gritos de su marido mientras lo torturaban, hasta que después de un alarido la voz no volvió a percibirse.