EL PAíS › OPINIóN

Cambiemos los vidrios

 Por Julieta Costa Díaz *

Hace unos días, el saliente jefe de Gobierno, Mauricio Macri, lanzó un spot dirigido a los votantes de la provincia de Buenos Aires preguntando “¿a quién creen que pueden confiarles el futuro de sus hijos, la educación pública de ellos? ¿A Aníbal Fernández o a María Eugenia Vidal?”. Me gustaría colaborar con un dato de nuestra ciudad que puede ayudar a decidir a quién sería bueno para los y las bonaerenses confiarles el futuro de sus hijos e hijas.

En al año 2004, la nieta del presidente Raúl Alfonsín, sufrió un trágico accidente con un vidrio en el colegio al que asistía, produciéndole un corte que resultó mortal. A partir de ese momento se instaló un debate para mejorar las condiciones de seguridad y reemplazar los vidrios comunes de los establecimientos escolares por otros que mitigaran este tipo de accidente que, si bien no tienen este desenlace, son muy frecuentes.

En ese período, el PRO era oposición en la Ciudad y desde ese lugar impulsó –casi inmediatamente con el oportunismo que lo caracteriza– varias leyes como la de escuelas seguras. Primero fue vetada porque, con gran desconocimiento, duplicaba estructuras y desconocía procedimientos de seguridad ya existentes. En 2006 lograron que se aprobara una ley de seguridad para escuelas privadas, para aparentemente incrementar el control, pero apenas unos meses después logró una modificación para que se les abriera una línea de financiamiento para ejecutar medidas de seguridad, una de las tantas transferencias de recursos de sector público al privado que propicio el macrismo.

En este marco, para propiciar aún más la seguridad en las escuelas, siempre en su rol de opositores tenaces y propositivos, el PRO impulsó –y fue aprobada– una ley que modificó el código de edificación, la número 2488, conocida como ley de Vidrios Seguros, que entre otras cosas daba un plazo de cinco años a las escuelas públicas y privadas para reemplazar todos los vidrios comunes por otros que cumplieran con la nueva normativa.

Desde la aprobación de esa ley, han pasado más de ocho años, y los vidrios no han sido reemplazados, casi el mismo tiempo de gestión que lleva Mauricio Macri al frente del Gobierno de la Ciudad, lo mismo que María Eugenia Vidal (primero como ministra y ahora como vicejefa de Gobierno), igual que Esteban “revolución educativa” Bullrich, lo mismo que el posible jefe de gabinete si el PRO ganara las nacionales, Marcos Peña, firmante de uno de los proyectos mencionados y uno de legisladores que votó la norma en cuestión.

Del discurso al hecho, en Cambiemos, hay un largo trecho, los siempre presentes 10 kilómetros de subte por año son un ejemplo, el tema es que acá están en juegos los pibes y las pibas de nuestra patria.

La Cooperadora del colegio Marcos Sastre de la Comuna 13, ha presentado el mes pasado, una nueva nota reclamándole al Gobierno de la Ciudad que cumpla con la ley. Entre esa nota y la primera que presentaron en 2011 solicitando lo mismo, una nena de segundo grado se cortó con uno de los vidrios que el PRO pidió cambiar allá lejos y hace tiempo. Después de la nota, el incasable pedido de la comunidad educativa de la escuela y 8 puntos de sutura en el brazo de la nena el Gobierno comenzó a realizar los trámites para hacer la contratación para cambiar los vidrios. Grande y desagradable fue la sorpresa de que sólo será para esa escuela ¿Y el resto? Nada, porque no es una prioridad, no hay contrataciones directas, ni decretos de urgencia para la seguridad niños, niñas y adolescentes; esa excepciones solo valen para ayudar a los amigos del PRO.

Por esta y otras muchas cosas, pensar en que a tus hijos e hijas te los cuide Vidal, es como pedirle a Cruella de Vil que te cuide a los cachorros.

* Comunera. Frente para la Victoria.

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