El presidente Mauricio Macri recibió ayer en la Casa Rosada a la Comisión Ejecutiva de los obispos católicos encabezada por su titular, el arzobispo de Santa Fe, José María Arancedo. Se trató de un encuentro protocolar con motivo de la reciente asunción presidencial, en el que además de transmitirle su saludo navideño y buenos deseos para la gestión que se inicia, los obispos le solicitaron a Macri que brinde prioridad en la lucha contra el narcotráfico, siguiendo con la línea argumentativa del último documento eclesiástico titulado “No al narcotráfico, si a la vida plena”.

Poco antes de la entrevista con los obispos el presidente Macri hizo un gesto político hacia el papa Francisco a quien llamó por teléfono para felicitarlo por su cumpleaños número 79. El mandatario encontró así una excusa y tomó la iniciativa para dialogar con el papa Bergoglio a pesar de la molestia que existe en filas oficiales por entender que Francisco debería haber hecho gestos de mayor cercanía hacia el nuevo presidente. Aunque nadie desde las filas del Gobierno habló expresamente de este tema, los diarios Clarín y La Nación, el primero a través de uno de sus editorialistas y el segundo mediante una nota de uno de sus habituales columnistas de temas eclesiales, actuaron en este caso de voceros de la molestia existente en filas del PRO. En ambos casos no se ahorraron tampoco críticas al Papa y comparaciones con el tratamiento que Bergoglio le dio a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Ayer el Gobierno se limitó a emitir un breve comunicado señalando que “el presidente Mauricio Macri llamó hoy desde la Casa Rosada al papa Francisco para felicitarlo en el día de su 79 cumpleaños”.

En la reunión con los obispos Macri estuvo acompañado por Marco Peña, jefe de Gabinete, y por el secretario y el subsecretario de Culto, Santiago de Estrada y Alfredo Abriani, respectivamente. Junto al arzobispo Arancedo estuvieron los integrantes de la Comisión Ejecutiva del Episcopado, el cardenal Mario Poli, arzobispo de Buenos Aires y vicepresidente 1º de la CEA; Mario Cargnello, arzobispo de Salta y vicepresidente 2º de la CEA, y Carlos Malfa, obispo de Chascomús y secretario general de la conferencia episcopal.

Los obispos transmitieron al nuevo presidente sus saludos al inicio de la gestión de Gobierno y le adelantaron los augurios de Navidad y Año Nuevo. Por ello le entregaron también una copia del “Mensaje de Navidad” dado a conocer por la Comisión Permanente del episcopado el pasado miércoles.

También dejaron en manos del Presidente algunos documentos de los obispos argentinos emitidos en los últimos años: “Hacia un bicentenario en justicia y solidaridad” (2009), “El drama de la droga y el narcotráfico” (2013) y “No al narcotráfico, sí a la vida plena” (2015).

Según lo afirmó el sacerdote Pedro Brassesco, vocero episcopal, la reunión, que duró aproximadamente 25 minutos, transcurrió en un tono “cordial” y los obispos le plantearon al Presidente su preocupación sobre “la erradicación de la pobreza, la lucha contra el narcotráfico, la necesidad de la amistad social y la integración regional y con el mundo”.

Los obispos le explicaron también al presidente Macri que la Iglesia Católica decidió celebrar el bicentenario patrio durante todo el sexenio 2010-2016 planteando una serie de temas prioritarios para el país. En estos asuntos se incluye, según los obispos, la necesidad de un Estado activo, trasparente, eficaz y eficiente; la erradicación de la pobreza y la exclusión; un acuerdo sobre políticas públicas; alentar el paso de habitantes a ciudadanos; el estilo de liderazgo y profundizar la integración latinoamericana y mundial.

Al finalizar el encuentro los obispos obsequiaron al Presidente un tríptico con la imagen del Señor del Milagro de Salta y, para su familia, una imagen de la Sagrada Familia.