EL PAíS › EL SENADO LE PIDE AL GOBIERNO QUE SE ABSTENGA DE VOTAR CONTRA CUBA
Un voto para poner las barbas en remojo
La iniciativa era de Eduardo Menem. La apoyaron los radicales, con Alfonsín a la cabeza. También varios peronistas como Kirchner, Cafiero y Busti. Y la frepasista Vilma Ibarra. Los duhaldistas perdieron la votación. El Gobierno debe resolver si vota contra Cuba sin apoyo parlamentario.
Por Felipe Yapur y Eduardo Tagliaferro
Los senadores le recomendaron ayer al gobierno de Eduardo Duhalde que se “abstenga” de votar en contra de Cuba en la próxima reunión del Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. La resolución no sólo viene a reparar las abdicantes posiciones que sobre este tema vino sosteniendo la delegación argentina durante los gobiernos de Carlos Menem y Fernando de la Rúa. Esta decisión complica la estrategia del Gobierno de realizar gestos gratos al Departamento de Estado norteamericano para facilitar la llegada de ayuda financiera, tal como lo reconocieron en el recinto algunos de los senadores que le responden.
El texto aprobado por amplia mayoría señala que el Congreso “vería con agrado que el Poder Ejecutivo nacional se abstenga de apoyar cualquier decisión condenatoria a la República de Cuba en la 58ª Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, hasta tanto no se levanten los embargos, bloqueos y sanciones económicas aplicadas al país”. Por tratarse de una comunicación, la decisión senatorial no requiere ser tratada por la otra Cámara. No obstante, en Diputados el próximo miércoles se discutirá una iniciativa similar, impulsada por el santafesino Jorge Obeid (PJ) y todo indica que será aprobada.
El proyecto llegó al recinto de la mano de Eduardo Menem –histórico cuan paradójico defensor de la abstención en el tema Cuba–, quien la semana pasada le dio impulso al caso en la Comisión de Relaciones Exteriores que preside. El riojano resumió iniciativas similares que habían planteado el radical Raúl Alfonsín y la frepasista Vilma Ibarra. Para evitar que se profundizara su interna, el bloque peronista intentó, sin éxito, postergar el tratamiento del proyecto.
Lo de Menem pudo haber ser visto como una maniobra para introducir una cuña en el bloque del PJ y, por ende, en la interna partidaria. Y es posible que así lo haya sido. Pero también es cierto que el riojano –que ayer no participó por encontrarse en La Rioja para jurar ante la Legislatura provincial la reformada Constitución provincial–, viene presentando este tipo mismo proyecto desde que gobernaba su hermano, quien había optado por una política de “relaciones carnales” con los Estados Unidos. La falta de una definición pública de Duhalde en la cuestión Cuba, a pesar de lo que dijo en varias oportunidades su canciller Carlos Ruckauf, llevó a que el titular del bloque del PJ, José Luis Gioja, intentara dilatar el tratamiento, procurando jugar con la posibilidad de que la sesión fracasara por falta de quórum. No lo logró, fruto del rápido reflejo de Alfonsín, quien insistió con el tratamiento en el momento.
El ex presidente reclamó con firmeza la necesidad de llevar adelante el tratamiento del proyecto del que también es autor. Alfonsín recurrió a la actitud que tuvo su gobierno en los primeros años de la democracia al recordar que “se adoptó la posición de la abstención permanente”. Y, por si acaso, se atajó justificando aquella decisión al considerar que “un voto en contra del bloqueo y la discriminación” no significa necesariamente “un voto pro Cuba”.
Ante la ausencia de una voz duhaldista, el primer justicialista que se opuso fue Jorge Yoma. El senador riojano, quien contó durante la campaña electoral con la inestimable ayuda financiera de Ruckauf, cruzó a Alfonsín al recordarle el mote de “lamebotas” que le endilgó Castro a De la Rúa luego de votar según los deseos de EE.UU. Con ello, el legislador intentó destapar la interna radical. No tuvo éxito. Los radicales no podían disimular la satisfacción que le producía ver que la interna, en realidad, les estallaba a ellos, a los justicialistas. El segundo justicialista en reaccionar fue el rionegrino Miguel Angel Pichetto. Este menemista, hoy más cercano a las huestes de Duhalde, introdujo la cuestión de la oportunidad del proyecto. Con cierto tonoacadémico, Pichetto explicó a sus pares que lo que se discutía en la ONU no era el bloque estadounidense –que comenzó en la década de los sesenta-, sino “si hay violaciones a los derechos elementales” en la isla caribeña. Para más datos, aclaró que “es evidente que no hay una expresión democrática (en Cuba) y la Argentina debe tener un encolumnamiento claro en el bloque occidental”.
Las expresiones de Pichetto lograron incomodar a más de un senador, incluso del PJ, pero todavía no había dicho lo mejor. Sin tomar aire, el rionegrino desnudó sus verdaderas intenciones: “Estamos desconociendo que en el país se encuentra la misión del FMI y que votar este proyecto conforma un acto de gran provocación, porque sabemos que los temas que preocupan a Estados Unidos son el voto a Cuba y la situación de Colombia”, dijo y agregó que una comunicación reclamándole al Ejecutivo que se abstenga de condenar a Cuba era “inconveniente para los intereses del país”.
La radical por Catamarca, María Colombo, les recordó a sus colegas del PJ cuál había sido el resultado cuando la Alianza optó por la misma posición: “el gobierno de De la Rúa, que votó la abstención contra Cuba se quedó sin financiamiento de Estados Unidos en 2001. Así que el pragmatismo ha demostrado ser estéril”.
Muchas otra voces se sumaron a la iniciativa. La frepasista Ibarra, los justicialistas Cristina Kirchner y Jorge Busti apoyaron la abstención. También lo hizo el bonaerense y reemplazante de Duhalde en la Cámara alta, Antonio Cafiero. En cambio, su compañera de banca, Mabel Müller, guardó silencio y votó contra el proyecto junto a Gioja, Pichetto, el representante de Fuerza Republicana de Tucumán, Pablo Walter, y del Partido Renovador de Salta, Ricardo Gómez Diez.
Esta decisión coloca al gobierno de Duhalde en una difícil disyuntiva. Su gobierno, como dijo en varias oportunidades, se recuesta en el respaldo parlamentario. Habrá que ver ahora cuál será su actitud, si acompaña la posición del Congreso o, como dijo Pichetto, actúa pragmáticamente y se encolumna detrás de Estados Unidos a cambio del apoyo financiero que tanto necesita.