Miércoles, 20 de abril de 2016 | Hoy
EL PAíS › EN UNA EMPRESA DE ELECTRóNICA
El empresario Nicolás Caputo, amigo del presidente Mauricio Macri, empezó a trasladar a sus empleados los efectos del ajuste. Una empresa de su propiedad, la electrónica Iatec, confirmó el lunes el despido de 340 trabajadores de su planta, radicada en Tierra del Fuego. Iatec es una de las tantas empresas creadas en los últimos años a caballo de la fuerte inversión estatal para el fomento industrial de la provincia, y que producto de la retracción del mercado interno y el tarifazo de servicios en marcha comenzó a despedir personal. La empresa Brighstar, ensambladora de teléfonos celulares, también acusó el impacto y dejó en la calle a 258 trabajadores, a quienes envió un mail instándolos a “realizar un acuerdo para regresar a sus provincias”, dado que en su mayoría los despedidos habían emigrado de todo el país a partir de la oferta laboral que ofrecía la industria fueguina.
Iatec pertenece al Grupo Mirgor, fundado en sociedad por Caputo y Macri en 1983. El ahora presidente se desvinculó de las acciones de la empresa en 1994, con poca visión de negocios: el grupo levantó vuelo a partir de 2004, gracias al impulso que el kirchnerismo le dio al sector, y que le permitió diversificar sus inversiones. Hoy Mirgor tiene tres unidades de negocios: automotriz, telefonía celular y electrónica. Iatec pertenece a esta última. En su página web, se presenta como “el último proyecto” del grupo, nacido para usufructuar el “fuerte impulso que el Gobierno Argentino ha dado a la industria electrónica”, y la “diversificación hacia los mercados de consumo de bienes durables que han experimentado un gran crecimiento desde el 2002”.
La empresa de Caputo es una de las tantas que se vieron beneficiadas por el repunte del régimen de promoción industrial de Tierra del Fuego durante el kirchnerismo. En el presupuesto de este año son 30 mil millones de pesos los que el Estado planificó destinar al sector, entre las exenciones de IVA, Ganancias y derechos de importación. Con el incentivo estatal, en los últimos diez años se formó un masa de 15 mil empleos directos en Río Grande y Ushuaia, y de casi 50 mil si se tiene en cuenta las fuentes indirectas de trabajo alrededor del polo.
Pero en los últimos meses empezó la recesión: a la par de Caputo, otras cuatro empresas redujeron personal. Las empresas “ya están temiendo lo peor”, sostuvieron desde el entorno del intendente de Ushuaia, Walter Vuoto. El sector argumenta los despidos basado en una fuerte caída de ventas y la sobreacumulación de stock. Pero hay más: desde el que el ministro de Interior, Rogelio Frigerio, anunció el plan del Gobierno de la “refundación productiva” de la provincia, comenzó a correr la preocupación por el futuro de la ley de promoción y el retiro de las inversiones. “Quieren dejar morir la ley de a poco, apelar al desgaste de la industria y reemplazarla por el turismo”, confirmaron cerca de Vuoto, “lo que implicaría perder miles de puestos de trabajo”. Otra preocupación, apuntan, es el tarifazo de luz, que llegó al 700 por ciento de aumento en los hogares particulares y podría alcanzar los mismos guarismos para el sector privado de no mediar una intervención del Gobierno.
La crisis de la industria fueguina, que recién empieza, fue uno de los temas de la asamblea de la UOM que comenzó ayer en Mar del Plata, donde se juntaron 500 delegados metalúrgicos de todo el país para discutir los 3 mil despidos que afronta el gremio.
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