EL PAíS › HOMENAJE A DOMINGO BLAJAQUIS Y JUAN ZALAZAR, A 50 AñOS DE SU ASESINATO

Memoria del compromiso militante

La militancia de base del FpV homenajeó a los sindicalistas asesinados junto a Rosendo García en 1966. “Hoy algunos quieren crear el kirchnerismo sin Cristina como algunos traidores querían el peronismo sin Perón”, dijo el intendente Jorge Ferraresi.

El 13 de mayo de 1966 el por entonces secretario adjunto de la UOM, Rosendo García, recibió un balazo por la espalda. El disparo provino de sus propios colegas metalúrgicos con quienes había llegado esa noche a la pizzería La Real de Avellaneda. Entre ellos estaba Augusto Timoteo Vandor, jefe de la UOM y quien pocos días después inauguraría el “participacionismo” sindical estrechándole la mano al dictador Juan Carlos Onganía. Hasta la noche de su muerte, Rosendo sumaba poder dentro de la CGT y se veía a sí mismo como futuro gobernador de la provincia de Buenos Aires. La investigación de Rodolfo Walsh sobre los hechos de aquella noche para el diario CGT de los Argentinos, plasmada luego en ¿Quién mató a Rosendo?, no descarta que la bala que le perforó el pecho haya salido del calibre 38 que portaba el creador del peronismo sin Perón. Para Walsh, Rosendo era apenas era un “simpático matón y capitalista de juego”; Vandor, un “caudillo metalúrgico replegado a los contactos militares”. Por eso, el periodista y escritor se preocupó en aclarar que dentro del capítulo del “drama del sindicalismo peronista a partir de 1955” que estaba inmortalizando “resultó asesinado alguien mucho más valioso que Rosendo”, Domingo “el Griego” Blajaquis, “un auténtico héroe de su clase”; y que “a mansalva fue matado otro hombre”, Juan Zalazar, “cuya humildad y cuya desesperanza eran tan insondables que resulta como un espejo de la clase”. Ambos eran militantes de base de la izquierda peronista y fueron recordados, 50 años después de la balacera, por la militancia de base del FpV de su Avellaneda natal.

“Los diarios de la época decían que fue un enfrentamiento entre peronistas. Pero no fue así: fue una pelea entre peronistas y traidores”, introdujo uno de los sobrevivientes de la masacre, Francisco Alonso, dirigiéndose a la militancia amontonada dentro del Centro Cultural Un Grito de Corazón, en Sarandí, el viernes pasado. Alonso fue uno de los testigos clave que guió a Walsh con su testimonio para reconstruir la escena del crimen. Tenía 21 años la noche que llegó a La Real. En el croquis que Walsh confeccionó para el libro, Alonso aparece representado con una “A” en la mesa que recibió los disparos del vandorismo. El resto de los comensales eran los hermanos Raymundo y Rolando Villaflor, Miguel Gomar, Francisco Granato, Blajaquis y Zalazar. “De todos ellos tengo el recuerdo de un compromiso militante hasta las últimas consecuencias”, se emocionó. Sobre la balacera, recordó: “En la mesa de enfrente estaban los vandoristas. Un compañero nuestro fue al baño, donde lo apretaron. Nos provocaron y bueno, hubo discusiones, sillazos, piñas, el resto es historia conocida”.

El historiador Enrique Arrosagaray, uno de los que más investigó sobre las raíces que la masacre tiene en la historia sindical de Avellaneda, se encargó de aportar precisiones sobre los homenajeados. “Blajaquis nació en 1919, en Gerli. Fue un poco químico y un poco de todo lo que le tocó en suerte trabajar. Militó en el PC, de donde toma su formación marxista, y rompe en el 55. Conoce a John William Cooke en la cárcel y se suma a la Agrupación Revolucionaria Peronista”, señaló. “Zalazar era un vecino de Wilde, con 5 hijos, y era un tipo muy inquieto”, añadió. “Aquella noche se encontraron en la Plaza Alsina con los hermanos Villaflor, que eran hijos de Armando, un verdadero organizador en Avellaneda del 17 de octubre. Todos ellos creían que el movimiento obrero era el que iba a dirigir al país hacia el desarrollo”, describió.

“Después de aquello, no pudimos laburar nunca más en ningún lado”, recordó Alonso, para graficar que durante el onganiato “la persecución fue terrible”. “No había nadie más fanática de Evita que mi madre. A Blajaquis, cuando discutíamos, le recordaba que yo nací peronista y él se hizo peronista mucho después”, bromeó, y recordó que Zalazar “repartía en bicicleta las grabaciones que mandaba Perón desde España, y cuando lo agarraban lo cagaban a trompadas”.

La resistencia hoy

El acto intercaló la mística del homenaje con discursos que trajeron al presente la historia de divisiones y enfrentamientos al interior del peronismo. “Hoy algunos quieren crear el kirchnerismo sin Cristina como algunos traidores querían el peronismo sin Perón”, dijo el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi. En el mismo tono se expresaron los dirigentes sindicales Héctor Amichetti (Federación Gráfica Bonaerense), Walter Correa (Sindicato de Obreros Curtidores) y Ernesto Ojeda (Sindicato de Trabajadores Rurales de Salta), identificados con la corriente inaugurada por la CGT de los Argentinos (en la que se inscriben los homenajeados) y fervientes defensores de la conducción de CFK.

Ferraresi, uno de los puntales del Frente Ciudadano propuesto por la ex presidenta, arengó con el ya clásico “vamos a volver” al que sumó “pero limpios de traidores”, para meterse de lleno en la coyuntura. Criticó “a los gobernadores que hablan de garantizar la gobernabilidad a cambio de prebendas”, a los “sindicalistas que en la marcha del 26 de abril estaban incómodos con el sentimiento de pertenencia al kirchnerismo entre los que se movilizaron”, y remató: “Hay más kirchneristas entre la gente que entre los dirigentes”.

La militancia, encendida, respondió con el clásico “a pesar de las bombas...”. “Ese es el clima que tenemos que tener en esta etapa de resistencia”, dijo Amichetti, secretario general de la Federación Gráfica Bonaerense. “Hoy hay sindicalistas que dicen que hay que esperar al segundo semestre. Son los que están negociando con el Gobierno que representa el mismo programa que la fusiladora del 55”, disparó. “¿Quién se acuerda de los dirigentes sindicales del 55? Nadie. Todos recordamos a compañeros como el general Valle, los fusilados de José León Suárez, Amado Olmos, Raimundo Ongaro, el griego Blajaquis. A los que son como Vandor la historia los va a olvidar”, remató.

Informe: Matías Ferrari.

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Blajaquis y Zalazar fueron recordados como “héroes de su clase”.
Imagen: Bernardini Avila
 
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