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Como se trata de una comisión parlamentaria que realizará un seguimiento de los organismos de Inteligencia, la reunión –que se realizó ayer para formalizar su conformación– se hizo a puertas cerradas. Legisladores de las dos cámaras que la integran eligieron como presidente al senador fueguino –de profundas raíces menemistas– Mario Daniele y como vicepresidente al ex número dos de la SIDE de Eduardo Duhalde, el diputado Oscar Rodríguez, un hombre fuertemente sospechado sobre su responsabilidad en el asesinato de piqueteros en el Puente Pueyrredón. Cumplido el formalismo, los legisladores partieron raudos hacia la Rosada. Como eran demasiados utilizaron dos Ford Falcon, de esos que destilaban terror durante la dictadura.
Sin mucho preámbulo, senadores y diputados se ubicaron en la extensa mesa de la sala de Labor Parlamentaria de la Cámara baja encabezada por los jefes de los bloques del PJ, Miguel Pichetto y José María Díaz Bancalari. Recibieron toda la información –obviamente secreta– que el ex presidente de la comisión bicameral, el duhaldista Juan Carlos Correa, tenía en su poder para luego elegir las nuevas autoridades.
El nombre de Daniele estaba consensuado desde la noche anterior. Es que al presidente Néstor Kirchner –según trascendió– le pareció un exceso de santacruceños la posibilidad de que su comprovinciano, el senador Nicolás Fernández, ocupara la presidencia cuando ya estaba el ex gobernador de esa provincia, Héctor Icazuriaga, al frente de los espías vernáculos. Así, los hombres del presidente vieron que era recomendable que estuviera Daniele que, si bien es un hombre que abrevó en las aguas menemistas, es un patagónico. “Esta es su oportunidad para redimirse”, reconocieron a este diario indiscutidos kirchneristas que ocupan bancas en el Congreso.
El fueguino, entusiasmado por el cargo que le dieron, no dejó de sonreír una vez concluida la reunión. Abrazó a cuanto asesor o amigo se le cruzó por los pasillos y posó para todas las fotos posibles. Había dejado de ser un oscuro senador para convertirse –cree– en un legislador de consulta del Ejecutivo. “Vamos a poner en marcha una comisión que no funcionó en todo un año”, dijo a Página/12 mientras se retiraba de Diputados.
De todas formas, el encuentro de ayer fue más que nada formal. Senadores y diputados se aprestan a disfrutar de unas vacaciones estivales. Es por ello que fijaron como fecha de la primera reunión el 10 de febrero. “Sesionaremos periódicamente para analizar los gastos y planes de los organismos de Inteligencia del Estado, llámese SIDE, Inteligencia Criminal e Inteligencia de Defensa. Estudiaremos cómo se ejecuta el presupuesto y se efectuará un informe anual”, dijo el senador fueguino mientras lo seguía de cerca el diputado Rodríguez, con su oreja derecha permanentemente oculta detrás de su celular.
Consultado sobre la posibilidad de que la comisión decida participar de la investigación de los sobornos en la aprobación de la Reforma Laboral, Daniele descartó que pueda darse una superposición de funciones con la Justicia. “El secretario saliente de la Comisión le dio toda la información que la Justicia requería para esclarecer el caso, así que esa información está en manos del juez. Nosotros nos abocaremos exclusivamente a nuestra función de control”, señaló.
La sorpresa de ayer –sobre todo para los kirchneristas– fue la designación, como vicepresidente de la comisión bicameral, de Rodríguez, sobre quien pesan fuertes sospechas sobre su responsabilidad en la represión que le costó la vida a los piqueteros Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. El duhaldista no se inmuta por tamaña acusación.
–¿No cree que por lo menos es una contradicción el hecho de que usted investigue la administración de la cual formó parte? –preguntó este diario.
–No. Pero en primer lugar hay que investigar hacia adelante y, además, no se puede negar que soy uno de los legisladores que mejor conoce esta tarea –respondió como al pasar.
–No me cabe la menor duda, pero su paso por la SIDE lo inhabilita para investigarse a usted mismo. ¿No le parece? –insistió este diario.
–Bueno, en ese caso me abstendré. Tenga en cuenta que hay otros 14 legisladores más para trabajar. Y, disculpe, ahora lo dejo porque se me va el auto –dijo y trepó al Falcon que ya estaba en movimiento, evocando los años de plomo.