Lunes, 12 de septiembre de 2016 | Hoy
EL PAíS › OPINIóN
Por Agustín Mario *
El Gobierno anunció, en febrero pasado, una suba en el monto de ingresos a partir del cual se debe pagar el –mal denominado– Impuesto a las Ganancias, que pasó de 15 mil pesos (brutos) a 30 mil pesos. Al mismo tiempo, se elevó el tope de las asignaciones familiares de modo que los hogares con ingresos (totales) de entre 15 y 30 mil pesos pasarían a ser elegibles para cobrar el salario familiar. De acuerdo con los guarismos del gobierno nacional, esta elevación del tope de asignaciones familiares permitiría la incorporación al sistema de 1,2 millones de niños y adolescentes que se encontraban excluidos –algo menos, según puede apreciarse en los cuadros provenientes de Anses– .
El objetivo de esta breve nota es argumentar que, en realidad, los 1.166.304 niños (o 742,600 familias) no se encontraban excluidos del sistema de asignaciones familiares. Para ello no hace falta llevar a cabo ningún tipo de cálculo sino simplemente comprender, detalladamente, los componentes del sistema: la Asignación Universal por Hijo (AUH), la Asignación Familiar Contributiva (AFC) y la Asignación por Crédito Fiscal (ACF). La AUH comprende a los niños y adolescentes menores de 18 años cuyo responsable es: asalariado no registrado con ingresos inferiores al salario mínimo, vital y móvil (SMVM); desocupado sin seguro de desempleo; empleado del servicio doméstico con ingresos inferiores al SMVM; o monotributista_(categorías B a I o monotributista social). La AFC –el salario familiar– comprende a los trabajadores en blanco, los jubilados o pensionados, y los desocupados con seguro de desempleo cuyos ingresos no superen el tope de asignaciones familiares. La ACF consiste en una deducción por hijo que realizan los trabajadores en blanco o los retirados cuyos ingresos superan el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias. Concretamente, por cada hijo se eleva la base imponible del impuesto, por lo que se trata de una asignación “indirecta”.
De modo que aquellos hogares con ingresos totales superiores a 15 mil pesos brutos no se encontraban excluidos del sistema de asignaciones familiares; obtenían un crédito fiscal por cada uno de sus hijos. Más allá de la –indispensable– discusión acerca de la falta de cobertura y, especialmente, las asimetrías (o fragmentación) del sistema de asignaciones familiares, el Gobierno parece haberse olvidado de uno de sus componentes.
* Investigador del CEC, Facultad de Ciencias Sociales (UBA).
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