El Gobierno informó el pasado 28 de septiembre que la pobreza en el segundo trimestre se ubicó en el 32,2 por ciento, lo que implica que en el país hay 8.772.000 personas pobres, mientras que de ese universo hay 1.705.000 personas que son indigentes (6,3 por ciento). Como el Indec había interrumpido la publicación del índice de pobreza en el primer semestre de 2013, el gobierno de Mauricio Macri aseguró que lo que hubo fue un sinceramiento de cifras que ya existían, pero que no se daban a conocer. “Este es el punto de partida en el cual acepto ser evaluado como presidente y como gobierno”, aseguró el presidente Mauricio Macri ese día. Sin embargo, los datos de la Ciudad de Buenos Aires muestran que en los diez meses del nuevo gobierno la pobreza no ha parado de crecer (ver aparte), en línea con lo que ya había adelantado la Universidad Católica Argentina aunque en relación al primer trimestre.

El Indec no publicó números referidos ni al primer trimestre de este año ni al último de 2015, lo que no permitió cuantificar con rigurosidad el impacto de las políticas macristas en la población vulnerable. Sin embargo, los especialistas coinciden en que el panorama social empeoró sustancialmente respecto al existente a comienzos de diciembre. El sociólogo Artemio López explicó que la AUH aumentó apenas 30 por ciento, ingresos que en su totalidad se destina al gasto en alimentos, e indicó a la vez que este rubro subió en promedio 55 por ciento. Con un ajuste del principal instrumento de abordaje sobre la pobreza por ingresos (AUH) de casi la mitad de la evolución de precios de alimentos, con caída de la actividad económica y pérdida de trabajos, el resultado no pudo ser otro que el incremento de la pobreza durante los primeros diez meses del gobierno de Macri, tal como queda de manifiesto ahora en el informe de la Ciudad de Buenos Aires.

Lo mismo se desprende del informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica, el cual había estimado que durante el primer trimestre la cantidad de pobres en el país llegó a 13 millones, un incremento de 1,4 millones de individuos entre enero y marzo. Ese relevamiento es cuestionado por sobredimensionar la magnitud del fenómeno pero ofrece una aproximación a las consecuencias de las políticas aplicadas.