EL PAíS › SUBA DEL CRUDO INTERNACIONAL COMPLICA ACUERDO POR NAFTAS
Presión por aumento de combustibles
El precio del barril llegó ayer a su valor máximo desde octubre de 1990. Eso da pie a mayor presión de las petroleras por modificar el valor del crudo a refinerías y, en consecuencia, de la nafta.
El nuevo salto en el precio del petróleo en el mercado internacional dificulta aún más la consecución de un nuevo acuerdo entre productoras locales de crudo y refinadoras que mantenga congelado el precio de los combustibles. Ayer, el barril cotizó en el mercado de Nueva York al cierre a 38,21 dólares, su nivel mayor desde octubre de 1990, impactado directamente por nuevos atentados en los países árabes. En tanto, en Buenos Aires, se cumplía ayer la segunda jornada hábil tras el vencimiento del acuerdo entre petroleras y refinadoras para el abastecimiento del crudo a 28,50 dólares, sin que llegara a manifestarse una intención clara de renovarlo en esos valores. Pese a las amenazas oficiales de aumentar las retenciones o fijar precios, productores e industriales del petróleo siguen reacios a renovar el acuerdo con los valores vigentes desde enero de 2003. La contrapropuesta es subir el valor de referencia del crudo a 30 dólares y volcar ese ajuste a los combustibles líquidos, con un aumento del orden del 5 por ciento (10 centavos por litro en la nafta).
El ataque contra un puerto petrolero en Arabia Saudita, el último fin de semana, se reflejó en una suba de 83 centavos en el precio del barril. Pero no se trata de una circunstancia aislada, sino parte del complicado panorama que presentan hoy los países petroleros y que generan incertidumbre en el mercado, comentó en Buenos Aires a Página/12 el analista de una de las principales petroleras con negocios locales. “Nuestra perspectiva es que puede haber alguna baja menor por el fin del invierno europeo, pero el precio se mantendrá en torno de los 35 a 36 dólares por lo menos por 12 meses más”, señaló.
Bajo ese panorama, la mayor parte de las empresas petroleras ven con escepticismo la posibilidad de extender un acuerdo de precios internos para el crudo y las naftas. “La mayoría no quiere el acuerdo, incluso algunos no firmaron el del mes pasado”, indicó, en referencia al acuerdo vencido en marzo que se extendió apenas por 30 días, hasta el viernes pasado. Las productoras entregan el crudo a las refinerías a 28,50 dólares el barril, y la diferencia entre ese valor y el precio internacional –puesto en puerto argentino– se va registrando como deuda de las refinadoras a compensar en un futuro indeterminado. A esta altura, la deuda acumulada con las productoras asciende a 160 millones de dólares. Ni las refinadoras quieren mantener el congelamiento, porque esa deuda castiga fuertemente sus balances y preferirían descargar el peso en los precios en surtidor.
Aunque el acuerdo es estrictamente entre privados, el Gobierno interviene indirectamente presionando para mantener fijos los precios al público de los combustibles. “Ahora amenaza con fijarle retenciones a las exportaciones de naftas, que por la caída en el consumo interno ya constituyen la mitad de la producción local”, apuntó un refinador consultado por este diario. Las empresas privadas no desestiman, a la hora de especular, ni siquiera la posibilidad de que el Gobierno pueda decidirse a fijarles precios a los combustibles, si las petroleras no se subordinan. “En el marco de la emergencia energética, no hay que descartar nada”, se quejó un vocero del sector.
En la Secretaría de Energía todavía confían en poder evitar el aumento en surtidor, que las petroleras estiman que sería del 5 por ciento. La carta de las autoridades no es tanto el efecto de las amenazas, sino la posibilidad de contar con el respaldo del principal “player” del negocio: Repsol YPF. La petrolera española cuenta con una cómoda posición, no sólo por su participación dominante en el mercado, sino porque actúa en todo el espectro del negocio: como productor, refinador y comercializador. En tal condición, podría imponerle una conducta pro-acuerdo a la competencia, sugieren en el Gobierno. En la competencia, precisamente, aseguran que es lo que vino ocurriendo en las últimas renovaciones del acuerdo.