EL PAíS
La necesidad tiene cara de hereje para el gobernador y el intendente
Por urgencias económicas, el gobernador De la Sota y el intendente Luis Juez acercaron posiciones después de la visita de Kirchner.
Por Camilo Ratti
Desde Córdoba
“Por primera vez me sentí respetado y valorado”, dijo Luis Juez a Página/12, un día después de reunirse por más de dos horas con José Manuel de la Sota en su despacho. Aunque la excusa era la puesta en marcha de proyectos que comprometen a ambos, la conversación entre los dos jefes políticos más importantes de Córdoba tuvo otra intención, que no se preocuparon por esconder: recomponer una relación institucional que estaba cortada y que no les conviene a ninguno de los dos. Al intendente porque necesita de la provincia para encauzar una ciudad destruida, y al gobernador porque tiene que dejar de atacar a uno de los aliados del presidente Néstor Kirchner, de quien depende financieramente para que los números cierren y pueda apagar algunos incendios en su pago.
“No me parece justo hacer venir a Kirchner y después pelearme como un chiquilín con el gobernador”, señaló, con la frontalidad de siempre, el intendente de Córdoba Luis Juez, un día después de que se reuniera por más de dos horas con De la Sota para “hacer las paces”. O acordar una tregua, si se quiere.
Aunque la autocrítica municipal comenzó antes de la visita del Presidente, es cierto que el paso del patagónico por esta ciudad el 18 de mayo pasado tuvo consecuencias en la pelea Juez-De la Sota. Ocho días después de que Kirchner y el gobernador de Córdoba pusieran paños fríos a una relación que había cobrado temperatura, los “paños fríos” se repitieron entre las dos figuras más importantes de la política cordobesa, que se juntaron para reestablecer una relación institucional que no existía más allá de las formalidades de ocasión.
Una paz ¿transitoria? que tiene más que ver con necesidades económicas, que con coincidencias políticas entre dos mandatarios que no dejaron de pelearse y agredirse desde que Juez abandonó las filas peronistas para fundar su propio partido y derrotar a De la Sota en las elecciones del 5 de octubre de 2003. Pero el escenario ha cambiado y los dos parecen haberlo percibido. Tanto la capital como la provincia mediterránea están pasando un momento crítico en lo social y económico, y el humor de los cordobeses no está para chicanas ni disputas partidarias. Cada uno tiene serios problemas por resolver. Juez acarrea la peor parte, al tener que reconstruir una ciudad devastada por el menemista Germán Kammerath, y De la Sota debe resolver, antes de que Córdoba estalle, el peor escollo de su segundo gobierno: la recomposición salarial que exige todo el sector público, desde docentes, empleados judiciales, agentes del Estado hasta trabajadores hospitalarios, que tienen a la administración provincial prácticamente paralizada. En este marco, el gobernador necesita una convivencia pacífica con el socio de Kirchner, y acceder así a la única caja capaz de auxiliarlo en este momento.
“Por los temas que tocamos, la reunión fue importante. Pero más significativo fue que por primera vez me sentí respetado y valorado, cosa que no había sucedido en ninguna de las otras reuniones que mantuve con el gobernador desde que soy intendente.” Así describió Juez la conversación con su ex jefe político. “Me insumió mucha sangre esta pelea, por eso hago mi autocrítica y dejo de lado discusiones estériles que no resuelven los problemas de los cordobeses”, siguió el intendente, quien advirtió: “yo no tengo una amistad con el gobernador, pero es el momento de construir una relación. Demasiado alto fue el costo político que la gente pagó por nuestras diferencias”.
Desde el bando delasotista confirmaron la buena nueva, que se repitió en el avión que trasladó a Juez y a De la Sota el jueves a Buenos Aires “de casualidad”, según fuentes cercanas a ambos. Pero la química siguió en la Capital Federal, donde el “Gallego” tenía una reunión con el ministro de Educación, Daniel Filmus, quien también tenía agendado recibir al intendente de Córdoba. “Ayudalo a Juez en todo lo que puedas”, dicen que le dijo De la Sota al funcionario educativo. Sí, la necesidad tiene cara de hereje.