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El delicado equilibrio del gobernador Felipe Solá

Dijo que está dispuesto a hablar con los piqueteros y que hay que evitar la represión. Pero se diferenció de D’Elía y criticó los “copamientos”. No quiso opinar sobre la pelea Duhalde-Kirchner.

Ayer, apenas bajó del Tango 01, el gobernador bonaerense, Felipe Solá, subrayó su voluntad de no sumarse a la confrontación entre el Gobierno y el duhaldismo por el manejo de la relación con los piqueteros. Y cuando le preguntaron por las reuniones entre Luis D’Elía y algunos funcionarios, respondió con diplomacia. “Es importante hacerlo si eso contribuye a generar un mejor clima.”
El asesinato del militante de la FTV Martín Cisneros, la decisión de ocupar durante unas horas una comisaría en La Boca y las declaraciones de Luis D’Elía insinuando que el duhaldismo estaría detrás del homicidio generaron una situación de máxima tensión entre el Gobierno y Eduardo Duhalde. La escalada tuvo su costado institucional el miércoles pasado, cuando el Senado aprobó una declaración de desagravio al ex presidente con el voto del bloque peronista, en una clara demostración de fuerza.
Kirchner, junto a buena parte del gabinete, se encontraba en China y leyó el conflicto como parte de una campaña para arruinarle el viaje. Entre los gobernadores que lo acompañaron se encontraba Solá, eternamente tizoneado entre las presiones del duhaldismo y del Gobierno.
Ayer, apenas pisó la Argentina, Solá dejó sentada su posición. “Tendremos todas las conversaciones que haga falta si eso contribuye a la paz social”, dijo cuando le preguntaron si estaba dispuesto a imitar a Alberto Fernández, Gustavo Beliz y Oscar Parrilli y dialogar mano a mano con D’Elía. Y suscribió la decisión del Gobierno de evitar la represión de los piqueteros. “La forma de contener no la protesta sino el uso de la protesta tiene que ser una forma muy profesional, muy pensada para el conflicto, evitando en todo momento la represión. Al mismo tiempo, se debe evitar que se pueda producir un copamiento o algo que dañe institucionalmente al Estado, eso la gente no quiere que ocurra en la Argentina”, aseguró el gobernador. De todos modos, aclaró que no comparte las declaraciones de D’Elía vinculando al duhaldismo con el asesinato. “No estoy de acuerdo”, aseguró.
Solá no fue el único que se refirió al conflicto. “Es necesaria una muy buena reunión política con Duhalde, porque esta situación resiente la conducción y el país. Yo creo que existe racionalidad suficiente en ambos como para comprender que es perfectamente posible llegar a algún tipo de entendimiento o acuerdo que se transforme también en tranquilidad y en gobernabilidad”, aseguró el ministro de Seguridad bonaerense, León Arslanian, que llegó al cargo luego de la crisis generada por el secuestro y el asesinato de Axel Blumberg: su opinión es la de un hombre cercano al ex gobernador bonaerense que asumió con el apoyo del Gobierno.
La intención de bajarle el tono a la polémica no parte sólo del duhaldismo. El subsecretario general de la Presidencia, Carlos Kunkel, fue designado por Kirchner como el responsable de construir una estructura política propia en la provincia: la idea es que, si el conflicto político deriva en un enfrentamiento electoral, el Gobierno cuente con una fuerza importante para disputar con Duhalde en su propio territorio.
A pesar de los planes y las declaraciones de los últimos días, ayer Kunkel se negó a criticar a Duhalde cuando le mencionaron las supuestas declaraciones del gobernador cuestionando el manejo oficial de la cuestión piquetera. “No conozco esas declaraciones del doctor Duhalde, no puedo opinar”, explicó Kunkel.

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El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Felipe Solá, habló apenas se bajó del Tango 01.
 
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