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El presidente accidental
Por José Natanson
“Llegó a la presidencia por el concurso de circunstancias fortuitas y siendo portador más de un voto de rechazo que de una promesa avalada. En este sentido, resultó ser un presidente accidental”, señala Isidoro Cheresky en el primer capítulo de ¿Qué cambió en la política argentina? Elecciones, instituciones y ciudadanía en perspectiva comparada (Ediciones Homo Sapiens), un libro que compila artículos de diferentes académicos con un resultado atractivo: una investigación política sobre el renacimiento de la política en la Argentina.
En su artículo, el primero del libro que compila junto a Jean-Michel Blanquer, Cheresky repasa el complicado proceso electoral del 2003, en un análisis que echa luz sobre la actual coyuntura, marcada la tensión entre el Gobierno y el PJ bonaerense, el realineamiento de algunos gobernadores y la decisión del Presidente de jugar a Cristina Kirchner en Buenos Aires. “Antes de las elecciones, Kirchner construía un liderazgo de popularidad a nivel nacional con recursos tradicionales”, sostiene Cheresky. Y agrega que el pacto de último momento con Eduardo Duhalde cambió la situación. “Cuando Duhalde convino apoyarlo e hizo pública su decisión en enero del 2003 Kirch-ner dio un salto en las encuestas. Inmediatamente después de convertirse en candidato oficialista, su candidatura se potenció a los ojos de todos adquiriendo verosimilitud”, asegura.
Una de las claves que explican el ascenso de Kirchner fue la fragmentación de la escena política, que no sólo quedó manifestada en la división del peronismo: con mirada política, Cheresky sostiene que fenómenos menos evidentes, como la existencia de un fuerte voto “regional”, también dan cuenta del escenario inédito que marcó la llegada de Kirchner a la presidencia.
Estas circunstancias explican, al menos en parte, la fragilidad de la recomposición política liderada por Kirchner, que consiguió índices de popularidad inéditos, pero que gobierna en base a un “electorado pos-electoral”, es decir, con una base de apoyo virtual. “La fragilidad de este vínculo es uno de los problemas cruciales que se presenta para el futuro régimen político”, sostiene el autor.
“El proceso electoral del 2003 debe ser visto en el marco más general de una recomposición luego del derrumbe político y de una transformación aún inacabada, en la que nada puede hacerse por fuera de la legitimidad electoral, pero en la que la construcción de consenso público en la relación líder-ciudadanía ha pasado a ocupar un lugar central”, agrega.
El libro es el resultado de la investigación del equipo Nuevas Formas Políticas del Instituto Gino Germani. A diferencia de los análisis con eje en los aspectos cuantitativos de los procesos electorales, el texto busca explicaciones con diferentes enfoques. Por eso incluye artículos sobre la reforma política (del codirector del equipo, el politólogo rosarino Hugo Quiroga), sobre los partidos políticos (de Edgardo Mocca y otro de Inés Pousadela), sobre el carácter territorial de las elecciones (Nicolás Cherny y Gabriel Vommaro), la manipulación de los calendarios electorales (Virginia Oliveros y Gerardo Scherlis) y la exclusión en la constitución de ciudadanía (Marcel Rodríguez Blanco, Gabriel Entin y Darío Rodríguez).
La variedad de los temas y puntos de vista permite una visión global del proceso electoral y sus resultados, con una ventaja: se problematizan las cuestiones y se buscan los nudos teórico-prácticos, con los ojos puestos en el cambio generado entre la crisis de diciembre y el primer año de gobierno de Kirchner. “Se ha producido un giro enorme, desde una desconfianza total en la capacidad del político para hacerse cargo de los asuntos públicos hacia una confianza en un gobierno que, sin embargo, ha surgido del juego político en sus términos tradicionales”, se sostiene en la introducción, donde se plantea que –si se mira bien– las cosas a veces no son lo que parecen. “La crisis que se vive es de acceso al espacio público. En realidad, nunca antes ha habido en la historia humana una demanda tan fuerte de política como la que se registra en la actualidad.”