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El presidente Néstor Kirch-ner firmó ayer oficialmente el proyecto de resolución que será presentado en las Naciones Unidas en septiembre para condenar toda forma de antisemitismo. El documento es de importancia porque especialmente en Europa hay un resurgimiento de los ataques contra sinagogas, colegios judíos e instituciones religiosas, incluso en países como Francia, Alemania y los conocidos atentados contra las sinagogas en Turquía. Todo ello se produce en el marco del recalentamiento en el conflicto de Medio Oriente, las derivaciones de la invasión a Irak y las secuelas de los ataques contra las Torres Gemelas y los trenes en Madrid. Kirchner se comprometió ante el Congreso Judío Mundial (CJM) a proponer a los demás presidentes del Mercosur y de Latinoamérica que acompañen con su voto el proyecto contra el antisemitismo en la Asamblea General de las Naciones Unidas.
El Presidente y el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, recibieron ayer a algunas de las máximas autoridades del CJM, entre ellas el rabino Israel Singer, quienes estuvieron acompañados por los dirigentes de la DAIA y le presentaron el texto que será elevado a la Asamblea General. Se trata de un proyecto de resolución que reivindica los derechos más elementales de libertad religiosa, tolerancia y convivencia. Que un texto tan sencillo requiera de una aprobación de las Naciones Unidas indica que el conflicto y las agresiones están en un punto álgido.
El punto primero del texto, por ejemplo, sostiene que la ONU “condena toda intolerancia, incitación, agresión o violencia contra personas o comunidades por su origen étnico o creencia religiosa”. En total se trata de seis puntos, de los cuales el último menciona el compromiso de la ONU de preservar los lugares santos aunque se encuentren en escenarios bélicos.
“Nos dio lo que buscamos –dijo el rabino Singer, al final de la charla–. El compromiso de un liderazgo en Latinoamérica para la lucha contra el antisemitismo.”
Menos lisonjas hubo en el terreno de la investigación de los atentados perpetrados en la Argentina, especialmente el de la AMIA, del que se cumplirán diez años dentro de once días. El vicepresidente de la DAIA, a cargo de la presidencia, Jorge Kirszembaum, se encontró con Kirchner por primera vez después de la polémica desatada en Estados Unidos cuando los dirigentes de la DAIA virtualmente se opusieron a un reconocimiento al Presidente. Ayer mantuvieron el tono: “Muchas veces nos preguntan si estamos satisfechos –dijo el rabino Singer–. No podemos estar satisfechos si no hay justicia. Hemos pedido que se siga con las investigaciones y el Presidente se ha comprometido con nosotros en que se diferencia de los anteriores presidentes porque está corrigiendo la falta de eficiencia que se constató en la investigación”. Este perfil es el que parece estará presente de aquí al 18 de julio, aniversario del atentado: Kirchner y su esposa Cristina insistirán en que siempre tuvieron una mirada crítica sobre la investigación del atentado realizada por el menemismo, aunque en la medida en que van pasando los meses también sobre ellos recaerán los pedidos de medidas y respuestas. En los próximos días convergerán sobre Buenos Aires numerosas delegaciones internacionales, mientras que la prensa mundial ya está preparando coberturas especiales de un ataque al que en su momento no le dieron tanta relevancia, pero que, de hecho, se convirtió en una especie de adelanto de lo que ocurriría siete años más tarde en el World Trade Center, el Pentágono, Nueva Jersey y más recientemente Madrid.