EL PAíS › OPINION

Jueces en el limbo

Por James Neilson

A todo gobierno le gusta contar con jueces complacientes y, con tal que parezcan destinados a permanecer en el poder por un tiempo respetable, pocos tienen demasiados motivos para quejarse. Como es natural, los jueces suelen compartir los puntos de vista en boga: en un país católico, serán católicos severos; en uno musulmán, islámicos; en una democracia sin pasado reciente dictatorial, demócratas, etc. Asimismo, desde que el mundo es mundo las diversas corporaciones judiciales han sabido hacer gala de un talento para adaptarse a las circunstancias que cualquier camaleón envidiaría. Por cierto, fueron decepcionados los que esperaban que en la Alemania que estaba en vías de nazificarse los jueces ayudaran a frenar el avance de Hitler, mientras que en la Argentina militarista la Justicia avalaba sin chistar los golpes de Estado hasta que el régimen de turno comenzara a hacer agua. ¿Son distintos los magistrados argentinos actuales? ¿Estarán por asombrarnos mostrándose más firmes en su apego al derecho que sus colegas de antes y de ciertas dictaduras europeas a pesar de tratarse de los jueces más desprestigiados desde los tiempos de Martín Fierro? Sería un auténtico milagro que lo hicieran. Como los políticos y los empresarios, son típicos de la clase gobernante nacional.
Con todo, hay una diferencia entre los jueces locales y sus equivalentes de otros lugares y épocas. No saben a qué atenerse. En su momento, Hitler, Mussolini, Franco, Videla y, en otro contexto, Menem claramente tenían un futuro promisorio, pero hoy en día todo parece nebuloso. Los jueces no están en condiciones de prever en cuál dirección soplarán los vientos la semana que viene, para no hablar de la siguiente, de suerte que los conformistas que es de suponer están en sus filas se sentirán desorientados. ¿Será la Argentina de 2003 un país derechista o izquierdista? ¿Convendría apostar a una facción peronista o a otra? ¿O a ninguna porque el ciclo peronista ya ha terminado? ¿Representan los cacerolistas o los piqueteros el país por venir? En efecto, tan confuso se ha hecho el panorama que no extraña en absoluto que pocos días transcurran sin que haya por lo menos una decisión tan impactante como la que dio pie a la orden de detención librada contra Cavallo, a la liberación de Alí o a la aniquilación teórica del corralito bancario. Puesto que siempre habrá jueces que preferirían que el establishment político–mediático de mañana recordara sus sentencias con admiración y gratitud, la Justicia continuará siendo una caja de sorpresas.

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