EL PAíS
Alberto corrigió a Aníbal y aclaró que el único “vago” era Castells
El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, le bajó el tono a las declaraciones de Aníbal Fernández. Explicó que el ministro se había referido sólo a Castells y no a los piqueteros en general.
El Gobierno salió a bajarle el tono a la pelea con los piqueteros. Después de que el ministro del Interior, Aníbal Fernández, criticara durante tres días seguidos las protestas de los desocupados –habló de que a algunos “les agarra fiebre si le muestran una pala”–, el Ejecutivo aclaró, a través del jefe de Gabinete, Alberto Fernández, que esos comentarios sólo estuvieron dirigidos a Raúl Castells y “no al conjunto” de las organizaciones piqueteras.
El jefe de Gabinete tomó distancia de los conceptos del ministro, que consideró inoportunos. “Creo que no es tiempo de hacer declaraciones de ese tipo en un país donde todavía hay mucha desocupación. Mucha gente se queja porque no encuentra trabajo y es muy irónico mandarlos a trabajar”, señaló.
Aunque dijo tener un “gran cariño” por su compañero de gabinete, Alberto Fernández contó que había hablado con el otro Fernández para plantearle sus reservas. En esa conversación, agregó, el ministro le contestó que “en verdad” su ofensiva estaba dirigida “especialmente” contra Castells y no “al conjunto” de los integrantes de las agrupaciones. El jefe de los ministros se encargó de hacer propia esta diferenciación y concentró sus cuestionamientos en Castells, a quien calificó de “un simple testimonio de la degradación argentina”.
El funcionario pareció hacer valer su posición de jefe de ministros para ponerle un freno a una polémica en la que la Casa Rosada llevaba todas las de perder. De hecho, el lunes le respondieron a Aníbal Fernández desde Castells hasta el piquetero y funcionario de Desarrollo Social, Jorge Ceballos, pasando por el titular de la CTA, Víctor De Gennaro.
Ceballos, que conduce el Movimiento Barrios de Pie, dijo que las afirmaciones de Fernández son “una falta de respeto a lo que viven los más humildes” y opinó que el ministro “hace declaraciones rimbombantes con el único objetivo de instalarse como candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires”. Y De Gennaro apuntó que “los que viven sin trabajar son los que se jugaron todo al sector financiero y explotaron al pueblo”.
Ayer, tras la intervención del jefe de Gabinete, el propio Aníbal Fernández revió su posición para tomar una postura más conciliadora, al asegurar que el Poder Ejecutivo “aspira” a que los desocupados que están cerca del Gobierno sigan estándolo y que los que están lejos comiencen a acercarse, porque “las cosas se resuelven hablando y no peleando”. También dijo que entiende a Alberto Fernández: “En definitiva, es un superior mío y es quien maneja la administración del Estado, que pueda verlo de otra manera”.
Si bien los cruces entre funcionarios y piqueteros son cíclicos, la controversia siempre estuvo centrada en los métodos y no en la legitimidad de los reclamos, como pasó esta vez. La carga contra los desocupados terminó yendo a contramano de la estrategia seguida por el Gobierno frente al conflicto social, que se centra en no reprimir la protesta y apuesta al desgaste de las movilizaciones. Es decir, a que los piquetes se vacíen de contenido por efecto de la repetición sin logros.
Algo de eso retomó el ministro al dar por “terminado” el tema. “Quienes se han dedicado a trabajar para la gente, hoy tienen muchísimos resultados y los que han hecho de esto una confrontación permanente, no han obtenido ninguno.” Para el titular de la cartera política, “Barrios de Pie, la FTV y la CCC” lograron impulsar emprendimientos que generan empleo, pero el grupo encabezado por Castells “lo que se ha llevado es cero”.
También el subsecretario general de la Presidencia, Carlos Kunkel, quien el lunes ya se había referido al tema al decir que en una elección Castells no sacaría ni el 1 por ciento de los votos, ayer sostuvo que la mayoría de los integrantes de organizaciones piqueteras “están insertos en un proceso de readaptación e inclusión en cooperativas de trabajo y microemprendimientos”.
Kunkel minimizó el alcance de las movilizaciones callejeras al señalar que actualmente los reclamos son realizados por “un grupo residual que se concentra en el microcentro porteño y que algunos medios amplifican”. El funcionarioavizoró que el año próximo las protestas cambiarán de eje y “se caracterizarán por paros y huelgas de trabajadores, que ocuparán el centro de la escena”.