[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

Lejos de las consignas épicas, con la premisa “por un país en serio”, cerró ayer el denominado V Encuentro Nacional de la Militancia, un armado que tiene como núcleo central al Grupo Michelángelo y que en palabras del subsecretario general de la Presidencia, Carlos Kunkel, apuesta a “reconstruir el tejido político e ideológico del movimiento peronista”. Cerca de mil personas colmaron el salón de actos de la Facultad de Derecho de Buenos Aires, para escuchar a Kunkel y al jefe de Gabinete, Alberto Fernández, poner el moño a una jornada en la que los participantes de este espacio discutieron sobre “crecimiento y equidad”, “derechos humanos y seguridad”, “participación política y democracia”, “comunicación y medios” y “cultura nacional y globalización”.
A la hora de definir este armado político no quedaron dudas de que su identidad es dentro del peronismo. Algunos panelistas incluso destacaron que “aunque les tocó irse del peronismo, nunca dejaron de ser peronistas”. No faltó quien parangonando la vieja consigna “ni yankis ni marxistas, peronistas”, la aggiornó a la contemporánea “ni progresistas ni de derecha, peronistas”.
“Este no es un proyecto electoral, todavía”, aclaraba Juan Carlos Dante Gullo a los periodistas, que en los pasillos de la facultad le preguntaban por el destino de esta movida, que es el cierre de cuatro anteriores encuentros. En esta ocasión fue bendecido desde la Rosada. La presencia del jefe de Gabinete fue el botón de muestra. Algunos vieron una apuesta a conseguir voluntades para el futuro político de Fernández en la ciudad de Buenos Aires. Por lo menos así lo dio a entender su principal referente en el gobierno porteño, el secretario de Descentralización, Héctor Capacciolli. Cuando tuvo que definir a la reunión dijo que “es un encuentro de la militancia de distintos grupos del peronismo de la Ciudad”. Las elecciones legislativas del 2005 se acercan y los peronistas saben que a los trenes no hay que dejarlos pasar de largo.
En su exposición, el jefe de Gabinete reivindicó la histórica movida del denominado Grupo Calafate, núcleo en el que se encontró con el ahora presidente Kirchner. Acorde con la mística peronista que dominó el encuentro de ayer, Fernández recordó que “el Grupo Calafate no surgió para acompañar a Néstor Kirchner sino para fortalecer al peronismo”. El ministro defendió la gestión presidencial y también puso el acento en que “no se traicionaron las promesas de campaña”.
A diferencia de los restantes expositores, Fernández fue el único que hizo un guiño a los ex transversales. “Muchos que no son peronistas coinciden con el valor de la transparencia. Por eso podemos encontrar puntos comunes con un socialista en Rosario (Hermes Binner), un independiente en Buenos Aires (Aníbal Ibarra) y un peronista en Córdoba (Luis Juez)”, dijo. Con mucha sinceridad puntualizó: “Deambulé por la política argentina sin saber cómo cambiar las cosas. Encontré con Kirchner un lugar”.
Fueron muy pocos los invitados previstos en el programa original que faltaron a la cita. De la mesa de derechos humanos participaron la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, que aclaró que lo hacía como extrapartidaria; el abogado laboralista Héctor Recalde, Rodolfo Ojea Quintana, Marcelo Saín, el diplomático Jorge Taiana y Luis Tibiletti. En la mesa de medios, aunque no concurrió Enrique “Pepe” Albistur ni la consultora Graciela Rommer, estuvieron presentes Martín García y la periodista Olga Wornat, la que al final de la jornada no ocultó su falta de convicción a la hora de cantar la Marcha Peronista. En la mesa de la cultura nacional, o mejor dicho peronista, estuvo el titular del Comfer. Julio Barbaro. El mismo que hace unos meses definió a Raúl Juan Pedro Moneta como “tropa propia”. En el anfiteatro también se vio al diputado porteño Miguel Talento, al ex rector de la UBA Ernesto Villanueva y a la senadora María Laura Leguizamón. El cierre fue con los dedos en v y al ritmo de la marchita.